Hasta hace algunos meses en todos los ámbitos se señalaba que el Frente Amplio por México, hoy rebautizado como Fuerza y Corazón por México, no despuntaba ningún personaje, mujer u hombre, que eclipsara o al menos significara algo para la muy cantada postulación de Claudia Sheinbaum Pardo por parte de Morena y sus aliados. Hasta que apareció Xóchitl Gálvez.
El presidente Andrés Manuel López Obrador es un político avezado. Inteligente. Astuto. Es pésimo administrador, pero popular hasta lo mesiánico, lo cual han documentado experimentados periodistas como José Gil Olmos. Y fue López Obrador quien con sus arranques colocó en la palestra a Xóchitl Gálvez al negarle su derecho de réplica en la conferencia mañanera en Palacio Nacional. Ella lo decía en corto y luego en público que le apetecía competir por la candidatura a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, aunque sabía que el grupo político que impulsa a Santiago Taboada ya estaba más que perfilado para esa posición, como finalmente sucedió.
En la puerta de Palacio Nacional se descubrió Xóchitl Gálvez como posible candidata presidencial. El Frente Amplio, hoy Fuerza y Corazón por México, integrado por PAN, PRI y PRD, se mostró eufórico. De pronto Xóchitl estaba en todos lados, en las redes sociales, en la mañanera en boca de López Obrador, y pese a ello se abocaron a armar el tinglado para una eventual competencia interna hasta con urnas, en donde había personajes como Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid, Santiago Creel y hasta Silvano Aureoles, Miguel Ángel Mancera, Francisco García Cabeza de Vaca, Jorge Luis Preciado. Una pachanga. Pero estaban claros que Xóchitl los estaba rebasando. Les emocionaba verla en los trending topic de X, en TikTok, Facebook o Meta. Estaban maravillados.
Te podría interesar
Al cuarto para las 12 se dieron cuenta que Morena y el gobierno de la 4T de López Obrador se les podía meter en el ejercicio de votaciones y decidieron cancelarlo. Y decantarse, no son algunos pataleos sin importancia de personajes como Aureoles y Preciado.
Xóchitl Gálvez empezó a recorrer el país. Se mantenía como senadora de la república… y entonces los comentócratas empezaron a notarse desesperados. Ahora es franca histeria: ven errores por todos lados en Xóchitl Gálvez y el equipo que le acompaña.
Les asusta quien está y quien no está. Les preocupa que los partidos aliados, PAN, PRI y PRD estén pensando gastar una decena de millones más para las campañas al Congreso (Cámara de Diputados y Senado) que para la propia Xóchitl. Es sinónimo de que les importa menos ella que el Congreso. Le suben y le bajan colaboradores.
¿Quién tiene posibilidad real de ganar la elección presidencial de 2024? ¿Quién tiene todo el apoyo del gobierno federal para sus fines de la elección presidencial en 2024? ¿A quién se espera que apoyen 23 gobernadores y gobernadoras en el 2024? ¿Lograr mayorías en el Congreso es estratégico? ¿AMLO estará en la boleta electoral? ¿Cuántos legisladores y hasta gobernadores y gobernadoras ganaron bajo la popularidad de López Obrador en 2018? ¿Qué piensa la ciudadana, el ciudadano, el ciudadane de a pie? ¿Quién tiene más recursos para echar a volar programas de gobierno? ¿Quién tiene los recursos ilimitados para auspiciar guerra sucia o campañas llanas en TikTok, X (antes Twitter), Meta o Facebook, WhatsApp, Instagram y demás?
Xóchitl Gálvez tiene nerviosos a todos. Tirios y Troyanos. Amloístas y amlofóbicos. Unos que piensan que Morena debe ser derrotada en la Presidencia de la República en 2024 y los que piensan que Morena debe ganar en la Presidencia de la República en 2024. Y ambos frentes piensan que eso debe ser al más puro estilo del “haiga sido como haiga sido”.
Pero… ¿qué estará pensando el ciudadano en Tijuana, en Huautla de Jiménez, en Coyuca, en Coyoacán o en Monterrey?
Xóchitl Gálvez los pone nerviosos a todos. Y quizá todos estén equivocados.
Punto y aparte. Sergio Aguayo alertó que un foro sobre la Guerra Sucia fue boicoteado por la Secretaría de Gobernación al negarle recursos para llevarlo a cabo, bajo el argumento de que participaban “enemigos del gobierno”. Luego, Adela C. Cedillo abundó en su cuenta de X antes Twitter sobre el tema. Relató que en el gobierno de Vicente Fox ella conoció en las entrañas del gobierno aún a personajes de la antigua Dirección Federal de Seguridad y del CISEN, el órgano de inteligencia del gobierno hoy encabezado por un general amigo de López Obrador: Audomaro Martínez Zapata. Cedillo escribió: “este sexenio me indignó ver cómo otros se montaron en este, colgándose títulos de expertos que la comunidad académica no les dio. Por decoro no los nombro, pero algún día alguien comenzará a jalar la madeja y todo saldrá a la luz”. El 30 de agosto de 2021 a las 14:34 horas el presidente López Obrador tuiteó: “Hoy que se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas nos reunimos con familiares y sobrevivientes de la guerra sucia. Llegamos al acuerdo de crear una comisión presidencial de verdad, justicia, reparación, memoria y no repetición”. Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación, en su página de internet publicó: “Durante la presidencia de Vicente Fox se creó en el 2002 la Fiscalía para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) con el objetivo de investigar las graves violaciones de Derechos Humanos cometidas entre las décadas de 1960 a 1980. Fueron años de diligencias y trabajo, sin embargo, el final de la FEMOSPP fue abrupto. Su investigación no fue reconocida por el Gobierno Federal, que intentó que sus hallazgos fueran los menos difundidos posibles” (Informe Histórico de la FEMOSPP – Alejandro Encinas). El 19 de septiembre ee 2021 publiqué en estos #Recovecos que (https://lasillarota.com/opinion/columnas/2021/9/19/guerra-sucia-la-otra-batalla-perdida-de-amlo-359060.html ) la Guerra sucia era otra batalla perdida de López Obrador. Y en parte lo afirmaba por la evidente incapacidad para hacerlo, pero sobre todo porque era un engaño más del presidente. Y así seguimos. No hay sorpresa, hay sorprendidos.
Punto final. Hay encuestas que tiene Morena en donde confirma que las alcaldías en la Ciudad de México las tiene perdidas casi todas para el 2024. Lo saben. Pero prefieren vender otra historia.