Hace unas semanas escribía sobre las consecuencias de no medir lo que decimos en público, entendiéndose por eso, principalmente lo que publicamos en nuestras redes sociales, o dejamos que alguien más lo haga.
Desde entonces hemos visto más ejemplos claros de ello, y de manera especial, las consecuencias de no tener claro el contexto de una situación y aventarnos a comentar.
No siempre es tan difícil darnos cuenta de que no dominamos un tema. Pero, una de las señales de alerta puede ser, por ejemplo, involucrarnos en situaciones que están ocurriendo en un país ajeno al nuestro.
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Recientemente en las redes se popularizó la historia de una familia mexicana que, declarándose fanáticos del Boca Juniors de Argentina, viajaron a Brasil con motivo de la final de la copa libertadores de América entre el Boca y el Fluminense de Brasil.
Después de dar entrevistas hablando como argentinos y pasearse en las calles de Brasil con camisetas argentinas entre los visitantes y los seguidores del equipo local brasileño, fueron objeto de violencia. Por supuesto, los agresores son los responsables legalmente. No hay debate. Ojalá hayan detenido a los responsables.
En otro episodio, hace unos días nos enteramos del caso de la actriz mexicana Melissa Barrera. Esta joven actriz ya conocida en México por su participación en series como Club de Cuervos, Siempre tuya Acapulco y Tanto amor, empezó a abrirse camino en Hollywood, destacándose su papel en la famosísima saga de películas Scream. Recientemente se supo que fue despedida del nuevo proyecto de esta serie, porque decidió entrarle al debate en redes relacionado con el conflicto entre Israel y Hamas. Sin tener claro los detalles de la sociedad e industria del espectáculo en Estados Unidos, decidió acusar a Israel de actos de genocidio y limpieza étnica. Su contrato no duró mucho después de eso.
Más de esos comentarios que no vienen ni cercanos al caso los estamos leyendo en relación con las elecciones en Argentina. La división de opiniones es profunda en ese país y en América Latina. Es por ello que llama la atención cómo personajes de la política mexicana con algún proyecto electoral se pronuncian por un candidato o el otro en sus redes sociales, sobre todo, cuando su preferencia no es compartida con una parte importante de la sociedad mexicana. No queda claro cuál es la finalidad de generar rechazo potencial abrazando un tema ajeno.
Obviamente este impulso de meternos donde nadie nos llama es muy común y la experiencia no siempre salva. Un ex integrante del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ya retirado, fue arrestado esta semana en Nueva York por crímenes de odio, después de dejarse grabar en varias ocasiones atacando verbalmente a un vendedor de comida ambulante, de origen egipcio, en las calles de Nueva York. El veterano especialista en seguridad nacional se permitió decir en video que a la familia del vendedor los iban a torturar en Egipto y que no se le hacían suficientes miles de niños palestinos muertos. Probablemente durante sus años de trabajo no le tocó ver el impacto de las imágenes en redes.
Espero, como todo, que la experiencia nos vaya enseñando cuándo opinar en un tema, y cuando no. Pero dicen que soy ateo.