El clamor por detener la incursión de las fuerzas de Israel en la franja de Gaza parece no tener la fuerza o el consenso de los países para contener lo que, muchas voces ya consideran como una masacre contra el pueblo palestino.
Así lo expresó el secretario de las Naciones Unidas Antonio Guterres quien el pasado 24 de octubre, condenó los ataques israelíes contra asentamientos civiles en los primeros ataques a hospitales que han dejado miles de muertos y heridos, principalmente niños y civiles.
La respuesta al llamado, fue una severa condena de Netanyahu quien demandó la “dimisión inmediata” del titular de la ONU por considerar que su postura avala el antisemitismo en palestina, mientras el largo silencio de los llamados líderes mundiales, se hizo patente al no atreverse a secundar la condena hecha desde la tribuna de las Naciones Unidades.
Te podría interesar
Al silencio de los gobiernos miembro de las Naciones Unidas, ha seguido el de los medios de comunicación que conforme avanzan los días y aumentan los decesos, los acontecimientos en Gaza dejan de ser noticia de primera plana salvo cuando sucede una respuesta fuerte por parte de Hamás o Hézbola, que ya se ha implicado directamente en el conflicto.
El gobierno de Netanyahu, ha criticado y condenado a todos aquellos gobiernos y líderes mundiales que le han demandado detener la masacre y que le piden un alto al fuego al cual se ha negado desde el primer día de la incursión en la franja de gaza en donde el drama humanitario, ya alcanzó niveles de genocidio al que los gobiernos de Europa y medios de comunicación pro-occidentales se han negado en llamar de esa manera.
La crisis en Gaza y Oriente Medio, es grave, y el peligro de que el conflicto se extienda a otras naciones está latente todos los días, Israel sabe que con la expulsión de todos los habitantes de Gaza no significa el fin del conflicto, antes que eso, puede ser el principio de una guerra que se puede prolongar por mucho tiempo y terminar por arrastrar a todo el mundo árabe, incluida Turquía.
El objetivo es detener la cruzada de Israel contra el pueblo palestino pero la pregunta es ¿cómo? ¿quién se atreve hacerlo? ¿cuáles serían las condiciones para detener una masacre y un éxodo que nos remite al gueto de Varsovia? ¿quién tiene la voluntad para hacerlo? ¿existe la voluntad?
Todos estos cuestionamientos podrían tener las respuestas que muchos no quisiéramos escuchar y que las vemos en la práctica. Por ejemplo, pese a que Irán es un jugador de peso en la región, está claro que su intervención por ahora, no será directa, principalmente por lo que una acción de esa magnitud, pudiera desencadenar a nivel mundial. Rusia ha condenado los ataques a los civiles en Gaza, pero ante su propia guerra con Ucrania, los medios occidentales y la tribuna de la ONU, han desestimado lo que se pueda decir desde Moscú. China por su parte, ha sido cautelosa en sus pronunciamientos y quizás tal vez el gobierno de Xi Jinping esté más preocupado por permanecer alerta en caso de que los Estados Unidos quieran abrir un nuevo frente bélico en Taiwán.
Destacadas podrían ser las voces de los mandatarios de América Latina que constantemente han condenado los ataques de Israel, especialmente Gustavo Petro y Lula da Silva, siendo el primero uno de los pocos gobiernos que, hasta el momento, han roto relaciones con el Estado de Israel, mientras que López Obrador, ha sido más timorato en ese sentido por obvias razones.
Y es que el secretario de Estados Antony Blinken, aunque aparente lo contrario, ha iniciado una gira por las regiones en conflicto con el objetivo de respaldar y avalar la cruzada israelí en Gaza, pues mientras prevalezca el discurso del “derecho a la defensa” cualquier acción o incursión israelí contra cualquier país de la zona será plena y ampliamente justificada como ya sucedió en Cisjordania y en el Líbano que están al borde de la confrontación directa con Israel. Por supuesto, las declaraciones del ministro Amichai Eliyajhu sobre la posibilidad de lanzar un ataque nuclear contra la franja de Gaza como opción para “terminar con la guerra”, no fue cuestionada y ni condenada por el emisario de la Casa Blanca, ni mucho menos por los medios de comunicación occidentales.
Es un hecho que quienes abogamos por la resolución del conflicto en Gaza con un alto al fuego, esperamos una mayor y determinada actuación de naciones como Japón, Alemania, Francia y Reino Unido como sí sucedió cuando elevaron su voz con el inicio de la guerra en Ucrania y las posteriores condenas y sanciones contra el país que agredía a la nación débil.
Lo anterior, podría interpretarse como el resurgimiento de los Estados Unidos como potencia global única y hegemónica, o como una exagerada cautela de las potencias que han venido pugnando por un mundo multipolar, en cualquiera de los casos, la paz mundial hoy más que nunca pende de un hilo y la política de Washington está dirigida a ofrecer todo el apoyo a Israel mientras mantiene ocupada a Rusia en Ucrania y a China con Taiwán, pues como recientemente declaró Netanyahu dirigiéndose los Estados Unidos: “nuestra batalla, es su batalla”.