La región de Palestina ha estado marcada a lo largo de su historia por múltiples guerras. Muchas vidas se han perdido en esa tierra desde a hace más de dos mil años; la razón, casi siempre la misma, la pelea por la potestad y el derecho sobre la tierra.
La primera cruzada lanzada desde Europa, fue auspiciada por el papa Urbano II e inició en el año 1095, el objetivo, decían quienes lanzaron la campaña, recuperar “tierra santa” que en ese entonces estaba en manos de los musulmanes. Esa fue la justificación en términos religiosos, pero de acuerdo con los historiadores, la razón geopolítica fue la expansión de los turcos hacia occidente por lo que el imperio bizantino solicitó apoyo militar a Europa para contener a los musulmanes en su carrera expansionista.
Desde aquel año y hasta el 1240 se sucedieron al menos nueve cruzadas desde Europa para “recuperar” la ciudad santa de Jerusalén. Aunque los europeos lograron establecer algunas regiones que llamaron reinos, al final los musulmanes expulsaron a los cristianos católicos dando paso a la consolidación del imperio otomano.
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Decimos que la actual ocupación del pueblo judío de tierras palestinas bien podría ser una cruzada más por las múltiples connotaciones que tiene esta ocupación iniciada en 1917 que, al término de la primera guerra mundial, Inglaterra encontró el contexto oportuno para acabar con el imperio otomano que comprendía todo Oriente Medio y parte del Europa del Este y declarar dicha región como protectorado inglés.
Con ello, el gobierno del Reino Unido abrió la puerta para la primera llegada de judíos europeos a tierras palestinas quienes engendraron la semilla del sionismo que consiste básicamente en la creación de un “Estado Judío”, para ello, sería necesario recuperar tierra santa y expulsar a los árabes. Dicha iniciativa se puso en marcha con la “declaración Balfour” de 1917.
Es curioso como la acción auspiciada por la corona inglesa, ya no fue llamadabda, quizás porque eran otros tiempos o porque tal vez, ya no fueron los cristianos católicos quienes buscaron la colonización de Palestina quienes lo habían intentaron siglos atrás sin la participación de los judíos.
Hoy es diferente, pues el llamado “pueblo elegido” de Dios es quien enarbola la nueva cruzada para desterrar a los musulmanes de tierra santa; este hecho, le da una connotación distinta y mucho más compleja que la que tuvo a finales del siglo XI lo que hace más difícil de resolver el conflicto.
Lo que vino después de la segunda guerra mundial junto con el boom petrolero, transformó por completo la región y dio paso a la conformación del Oriente Medio que vive confrontado directamente con occidente, especialmente con Estados Unidos y Reino Unido.
A partir de ese momento, las masacres se sucedieron de ambos lados, aunque Israel como hoy, siempre apoyado económica y militarmente por Estado Unidos. De esta forma se dio paso a la guerra “palestino-sionista” en 1947 y a la masacre llamada “guerra de los seis días” en 1967. Ambos episodios, marcaron el inicio de la ocupación y desplazamiento del pueblo palestino hasta reducirlo a lo que es hoy se conoce como la franja de Gaza, una población no mayor a dos millones de habitantes en una superficie similar a la alcaldía de Iztapalapa en la Ciudad de México.
Como en el año 1095 actualmente la lucha por la región de Palestina tiene como trasfondo evitar el ascenso de los pueblos árabes que cada vez se preparan más táctica y tecnológicamente para hacer frente a las potencias occidentales en una confrontación militar que pondría en peligro la estabilidad mundial.
Ya hay voces que reconocen que el recrudecimiento de las confrontaciones entre Palestina e Israel cambiará el mapa geopolítico de la región y que podría dar forma a un nuevo orden mundial. Y aunque nos gustaría que dicho proceso sucediera en condiciones de paz, difícilmente ocurrirá así, pues como lo dice el propio gobierno de Israel, Gaza no es un Estado, es decir, no existe un gobierno con el cual negociar y la manera tan despectiva con la que lo señala Netanyahu, hace pensar en el menosprecio que siente por el pueblo palestino al que le ha dado la disyuntiva de abandonar su territorio o morir.
Ante esto, buena parte de la comunidad internacional demanda el cese de los ataques contra civiles palestinos, mientras la contra parte, incita a mantener la ofensiva y provee al Estado de Israel de armas para la guerra, con lo que se justifica el genocidio que el pueblo judío está perpetrando contra el pueblo palestino.