La conferencia de prensa ofrecida por Marcelo Ebrard el día lunes 13 de noviembre de este año fue la confirmación de lo que ya había escrito hace poco más de un mes. Marcelo no quiere irse pero no sabe como quedarse. Para nadie fue una sorpresa el anuncio del ex canciller, lo que llamó la atención fue lo tardío del anuncio, porque hace ver a Marcelo como un renegado al que se le acabaron las opciones, cuando pudo ser el primero de los no favorecidos que se sumaba a continuar el proyecto de transformación llevando mano en el Congreso.
La realidad alcanzó al ex canciller, al quedarse sin opciones claras y con un grupo de partidarios minimizado y apartado de las tomas de decisiones. Parecería que su decisión fue más obligada que por un sentimiento legítimo de continuidad, después de los amagues y descalificaciones contra quien fue designada como la coordinadora a la presidencia de la República por MORENA. Los chantajes del grupo de legisladores afines al ex canciller respecto a las votaciones a llevarse en el Congreso, quedaron solamente en eso, en pequeñas anécdotas burdas que no sólo no fueron llevadas a cabo, tampoco fueron creíbles, lo que dejó muy mal parado a este pequeño grupo disidente. Fueron segregados poco a poco y vistos como contrarios al movimiento.
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La realidad es que en estos momentos fundamentales no deben existir rompimientos, ni con aquellos que amagaron con romper con el partido y la transformación. Es tiempo de sumar y superar las rencillas personales, pero queda claro que una cosa es un entendimiento político y otra el formar parte del grupo político. Los partidos políticos opositores están esperando una sola oportunidad para crear divisiones al interior del movimiento, pero no han podido ser certeros. Me queda claro que buscaron a Marcelo Ebrard, me queda claro que buscaron a muchos de sus colaboradores, me queda claro que Marcelo está dolido y sentido con el partido, pero me parece que ante todas las fallas que tuvo en la estrategia política y la soberbia de su grupo de trabajo, entendió que fuera de MORENA no tiene valor político significativo. Dentro puede recuperar un poco de lo perdido, aun cuando tendrá que tragar sapos y someterse a esa señora.
Dicen que los ganadores escriben la historia, pero me parece interesante cómo quedaran las pretensiones de Marcelo Ebrard, no es lo mismo haberlas hecho hace más de un mes que sentarse a negociar al día de hoy. Me parece que es como el tipo de cambio, su valor se ha devaluado sobremanera. Más cuando pudimos observar a un Omar García Harfuch, Ricardo Sheffield y Carlos Lomelí, que sin miramientos, sin consultar con las bases, sin amagos políticos y sin exigencias externas, aceptaron los resultados y la formula ordenada por el INE respecto a la paridad de género a favor de las candidatas mujeres que quedaron en segundo lugar, siendo ellos los ganadores. Todos sabemos que el ex canciller quedo en segundo lugar, con una diferencia muy considerable, y no conforme con eso impugno y exigió la nulidad y reposición del proceso, lo que deja clara muestra que el gesto de los candidatos que aceptaron la decisión del partido si sirvió para que por lo menos Marcelo entendiera que en política las formas son fondo.
Por último, me parece que en política uno debe pagar por los errores que se cometen. Marcelo está pagando las malas decisiones tomadas, la soberbia con la que se comportó su equipo de trabajo cercano, los reclamos que habrá por parte de la militancia del partido e incluso por su indecisión con sus partidarios. Pero sí es una decisión política importante el retenerlo en las filas del partido por una simple y sencilla razón: si la 4T quiere consolidar el plan “C”, necesita de todos y cada uno de los votos, ya que la oposición intentará por todos los medios legales o ilegales impedir que MORENA tenga la presidencia y el control de las cámaras, ya que sabe será su desaparición como partidos políticos, lo que hace mucho más peligrosa a la oposición. Todos los activos suman, por poco valiosos que sean, aun cuando se les recuerde todos los días la falta de compromiso al proyecto, los berrinches que hicieron, las amenazas que realizaron por anteponer sus intereses personales al proyecto de nación, que es lo más importante.