Un polémico estudio de académicos que gozan del respeto de pares con gran prestigio acaba de ser publicado en la UNAM. Justo en los prolegómenos para que la Junta de Gobierno decante la lista de 17 aspirantes a la Rectoría de la Universidad. La explotación de la academia y la existencia de una “burocracia dorada” detonarán, sin duda, un debate que calentará los ánimos. ¿Llegará ese calor hasta la Junta de Gobierno como para ver quién de los y las aspirantes detectó el problema?
“El dinero que la UNAM destinó en 2021 para pagarle a los poco más de 20 mil profesores de asignatura sin otro nombramiento fue de 4, 056 millones de pesos anuales (es decir, 88 por ciento del presupuesto total de la UNAM). Y dedicó 8 mil millones de pesos para los salarios de los 13 mil investigadores, profesores de carrera y técnicos académicos (17.1 por ciento del presupuesto). A manera de comparación, los diez profesores peor pagados, incluyendo todas sus compensaciones extras y el subsidio para el trabajo, reciben en promedio 1, 784.99 pesos al mes, mientras que las diez profesoras y profesores mejor pagados reciben en promedio 232, 613.11 pesos al mes”.
El golpe es brutal. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha fustigado a la UNAM, de la cual es egresado, lo cual no quita que deba criticarla, pero lo que ha hecho rebasa los límites de un hijo de la UNAM. Sin embargo, los datos aportados por Israel G. Solares y Héctor Vera del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación (ISUE) de la propia UNAM detonará una polémica, pues hay otros expertos que han arqueado las cejas en torno al estudio publicado en Perfiles educativos.
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El análisis de los académicos de la propia UNAM es demoledor:
“Si agregamos los ingresos mensuales de 10 por ciento de los profesores mejor pagados se obtiene un total de más de 422 millones de pesos, mientras que la suma del ingreso total de 75 por ciento de los profesores con menores salarios es de tan sólo 398 millones de pesos. Si observamos el 1 por ciento mejor pagado de la UNAM, un grupo de 415 académicos, tenemos que concentran más presupuesto de la universidad que los 13 mil 232 profesores peor pagados. Quien menos gana dentro del 1 por ciento superior tiene un ingreso neto mensual derivado de la UNAM de 116, 456.8 pesos. Dentro de este 1 por ciento de los profesores mejor pagados, 72 por ciento son funcionarios, 25 por ciento son profesores eméritos y sólo el 3 por ciento restante son simplemente investigadores y profesores de tiempo completo. La Tabla 1 resume la distribución salarial en rangos entre diferentes grupos”, sostienen.
Es un escándalo.
“La desigualdad es uno de los rasgos más predominantes y duraderos en el mundo del trabajo académico”, sentencian (Vista de Precariedad laboral y desigualdad salarial entre profesores universitarios (unam.mx).
En La Silla Rota nos hemos dado a la tarea de entrevistar a casi todos los 17 mujeres y hombres que aspiran a ser rectores de la UNAM. En todos los casos han externado sus preocupaciones en torno a la máxima casa de estudios, pero el diagnóstico de Israel G. Solares y Héctor Vera no deja lugar a dudas: sí hay una casta dorada en la Universidad, que por supuesto será pasto seco para las llamas flamígeras del oficialismo que encontrarán en ello la manera de golpear a la Universidad.
Sin dejar de lado la tortuosa realidad que aqueja al profesorado de la UNAM, habrá que leer y escuchar a los expertos. Que desgranen poco a poco el estudio, encontrar los escollos, los recovecos que nos permitan construir una mejor universidad siempre, pero no derruirla como pretende el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Punto y aparte. Hugo López Gatell es un enigma. ¿Por qué se postuló? ¿Quién le calentó la cabeza para intentar ser jefe de gobierno de la Ciudad de México, donde más se criticó su irresponsable política para enfrentar la pandemia por covid? Si fueron manos en Palacio Nacional las que lo empujaron quizá lo tengan al borde del precipicio.
Punto final. Luisa María Alcalde hace bien su papel como secretaria de Gobernación del presidente Andrés Manuel López Obrador: negar la realidad de violencia e inseguridad en el país. Pero la realidad es más terca. Así que cada quien se queda en su lugar.