JUECES LABORALES

Ser juez laboral y no morir en el intento

Por más esfuerzo físico e intelectual que realizan los jueces laborales, si carecen del apoyo gubernamental, difícilmente podrán cumplir su papel asignado en la reforma laboral. | Manuel Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

En los últimos meses se ha empezado a notar un mayor retraso en la atención que llevan los novísimos jueces laborales. Pareciera que cuando uno llega a estos sitios de la justicia, casi divina, sale humo por tanto expediente que tienen que sacar con rapidez y que la vida no les da.

Es como escribía Julio Cortázar en su novela Rayuela: “…un puente no se sostiene de un solo lado.”; así los jueces laborales mexicanos por más esfuerzo físico e intelectual que realicen, si carecen del apoyo gubernamental difícilmente podrán cumplir su papel asignado en la reforma laboral. Ellos sostienen, o intentan hacerlo, pero del otro lado el Estado presupuestalmente está ausente.

Ya se empieza a resentir el rezago en los juzgados que todavía huelen a nuevo. A pesar de que la Ley Federal del Trabajo ordena que un juez debe emitir una sentencia al término de la audiencia de juicio o a más tardar en cinco días, hay casos que ya se prolongan por tres y hasta cuatro semanas o más sin que haya resolución.

Otros jueces laborales llegan al extremo de permitir a sus colaboradores el uso de los llamados “machotes”, que son escritos preelaborados con espacios en blanco para rellenar según sea el acuerdo, dicen “…para agilizar los casos”. 

He conocido de acuerdos judiciales, en que se previene se aclaré determinada prestación o derecho cuando en la demanda ni siquiera se reclamó.  Por ejemplo, pide el juez se señale el monto del reparto de utilidades que demandan, sin embargo, éstas no se solicitaron.

Asimismo, determinados jueces llegan a prevenir al trabajador reclamante si han presentado otra demanda, cuando cuando en el escrito inicial éste ya manifestó, bajo protesta de decir verdad que no existía ninguna otra. Lo cual infiere el uso indiscriminado de “machotes” que se usan sin el menor recato ni cuidado.

En estudios propios que he realizado podemos apreciar que para el dos de octubre de 2023 de cada 23,485 demandas presentadas por los trabajadores en las entidades federativas de la primera etapa, a nivel de juzgados federales se emitieron 7,630 sentencias que representan un promedio de 36.9%.

Mientras que los tribunales locales de esas entidades que se sostienen con menos recursos y personal tienen una carga tres veces mayor que los federales, ascendiendo a 48 mil 988 casos de los cuales se emitieron 7,596 sentencias que representan tres veces menos la producción de sentencias que se da a nivel federal con un porcentaje de apenas 12.86%

En los estados de la tercera etapa de la reforma laboral se aprecia que para el dos de octubre de 2023 de cada 15,029 demandas presentadas por los trabajadores, a nivel de juzgados federales se emitieron 2,798 sentencias que representan un promedio de 21.15%.

Se destaca que los tribunales locales de las entidades federativas de la tercera etapa que operan con menos recursos y personal tienen una carga tres veces mayor que los federales, ascendiendo a 36 mil 461 casos de los cuales se emitieron 1,521 sentencias que representan cuatro veces menos la producción de sentencias que se da a nivel federal con un porcentaje de apenas 5.22%

Sin considerar la segunda etapa de la reforma laboral, llama la atención en estos datos que los juzgados locales de la Ciudad de México tienen uno de los porcentajes más bajos en el país de sentencias, 2.12% a pesar de tener el mayor número de demandas de esa etapa.

Preocupa que la prometida justicia laboral tenga tan escasos resultados y únicamente quede en el intento.

Manuel Fuentes

@Manuel_FuentesM