En 2025, cada recién nacido en México llegó con una pesada carga financiera: una deuda de 149 mil pesos, lo cual es 22 mil pesos más a lo que se tenía en 2018.
El gran problema es que la tendencia va a continuar al alza, afectando a las siguientes generaciones, advirtió Ricardo Cantú, director de fortalecimiento institucional del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Para este año, la deuda pública de México, por persona equivale a 149 mil pesos, mientras en 2018 eran 127 mil pesos, en 2012 fueron 100 mil pesos y 82 mil pesos en 2006.
Te podría interesar
“Las nuevas generaciones están heredando compromisos derivados de decisiones tomadas hace 10, 20 o incluso 30 años: no aprovechar el bono demográfico, postergar reformas al sistema de pensiones, mantener apoyos a PEMEX y cargar con pasivos acumulados del pasado, el panorama se complica porque esta carga incluye financiar su propia educación, salud y pensiones, además de absorber una deuda pública que ya está creciendo antes de que comiencen a trabajar”, alertó Cantú.
Deuda tiene impacto directo en personas
La deuda pública en México no solo se mide como porcentaje del PIB, sino que tiene un impacto directo en las personas. Y hoy, ese impacto ya alcanza incluso a quienes acaban de nacer.
Las estimaciones del CIEP muestran que el endeudamiento histórico por habitante llegará a 154 mil pesos por persona hacia 2031, esto es 5,000 pesos más de lo que ya se debe, y esto incluye bebés y niños pequeños.
Cantú explicó que, aunque la economía crece, la población lo hace a un ritmo menor. Esto significa que el volumen de deuda se reparte entre menos personas capaces de generar ingresos, pagar impuestos y sostener el gasto público.
Por su parte, Jorge Cano, coordinador del Programa de Gasto Público en México Evalúa, indicó que, al cierre de 2024, los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), es decir el costo de la deuda, se ubicaron en un nivel de 5.7% del Producto Interno Bruto (PIB), el nivel más alto del que se tenga registro.
“No hay duda que se incrementó la deuda pública a niveles históricos. Además, el aumento de la deuda es mucho mayor al crecimiento poblacional y al de los ingresos que genera la economía mexicana”, destacó Cano.
Contexto: el 2024 es el año en el que se registró el mayor endeudamiento, los especialistas coinciden en que este endeudamiento está injustificado, porque no hubo una crisis, sólo fue un año electoral en el que se recurrió al mayor endeudamiento del que se tiene registro.
Una deuda que trata diferente a cada generación
Cantú advirtió que el sistema fiscal mexicano no es equitativo entre generaciones. Por ejemplo, quienes recibieron pensiones de reparto en décadas anteriores cuentan con beneficios que las nuevas generaciones no tendrán, aun cuando vivirán más años y pagarán más impuestos a lo largo de su vida laboral.
El incremento de deuda per cápita muestra que, según Cantú, las personas están siendo tratadas de forma distinta “dependiendo del año en que nacieron”, generando un desequilibrio profundo.
El rostro al endeudamiento
El directivo del CIEP insistió en que medir la deuda per cápita permite dimensionar de manera mucho más clara su impacto, pues no sólo se trata del tamaño de la deuda, sino cuántas personas hay disponibles para generar los recursos para pagarla y qué tan sostenibles son las finanzas públicas a futuro.
“La deuda es un número, pero tiene un impacto en las personas. Y lo que no te dice la deuda como porcentaje del PIB es cuánta gente hay para financiarla", destacó Cantú.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), para 2026 se va a destinar 4.1% del PIB, solo para pagar los intereses de la deuda, más de lo que se invierte en salud o educación.
Para el especialista, este diferencial muestra un problema estructural, pues el país no ha encontrado una agenda de sostenibilidad fiscal, ni un modelo de equidad intergeneracional que evite trasladar costos crecientes a quienes ni siquiera votan todavía.
¿A mí cómo me afecta la deuda pública?
“Te va a impactar porque te va a costar. Y si te cuesta, desplaza gasto público y afecta el bienestar”, aseveró Cantú.
El investigador del CIEP indicó que cada peso destinado a pagar intereses no se invierte en infraestructura, escuelas, hospitales o programas de desarrollo. Esa es, dijo, la conexión más clara entre la vida cotidiana y las decisiones fiscales del país.
Por su parte, Cano indicó que además de que el costo de la deuda está impactando los recursos públicos que de por sí son pocos, éstos se siguen destinando en buena medida a Pemex, lo que empeora aún más la forma en la que se gasta y afecta el bienestar de las personas.
