En cinco por ciento (4 mil 381) de las casillas instaladas en el país para la elección de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la participación duplicó al promedio nacional, 31% contra 13%, mientras en uno por ciento acudieron a votar 59% de quienes estaban en la lista nominal.
Los datos proceden del análisis que presentó Javier Aparicio, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), presentada ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para aportar elementos que permitan normar un criterio sobre el desarrollo de la elección.
El estudio de Aparicio encontró que en mil 224 casillas se registró una participación igual o superior al 50%, cifra sumamente atípica porque está muy por encima del promedio de asistentes a las casillas.
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Hubo otras participaciones muy por encima del promedio, por ejemplo, en 839 casillas (1% del total de 87 mil 639) participó hasta 59.2% de quienes estaban en posibilidad de votar y en otros 811 centros de votación la cantidad de electores estuvo arriba del 60%.
Contexto: el 15 de julio, el INE dio por válida la elección en la Corte, pese a las irregularidades cometidas en el proceso.
Seis consejeros aprobaron la validación, mientras cinco se pronunciaron a favor de que se declarara la invalidez. El consejero Arturo Castillo propuso no declarar la validez debido a la gran cantidad de vicios detectados en la jornada electoral.
Castillo expuso que, en el cómputo de la elección de ministros de la Suprema Corte, en 818 casillas se acreditó plenamente una o más de las siguientes irregularidades:
• La inexplicable participación del 100% o más de los electores
• Boletas no extraídas de la urna
• Casos de candidaturas que obtuvieron el 100% de los votos en casillas y lista nominal
Casillas zapato y con más votos que electores
En la sesión en que se declaró la validez de la elección judicial, la consejera Dania Ravel llamó la atención sobre la reaparición de un fenómeno que se pensaba ya erradicado: la participación de 100% de los potenciales electores, y el hallazgo de algunas casillas en las que hubo más votos que electores anotados en la lista nominal, algo en apariencia imposible porque en la urna sólo deberían aparecer las boletas de quienes aparecen en la lista nominal, se identificaron ante los funcionarios de casilla con su credencial de elector y depositaron su voto.
“En esta elección vimos renacer muchas conductas que yo pensé que estaban enterradas en el pasado, conductas que a mí no me tocó vivir en mi juventud, pero que personas mayores que yo sí las vivieron. De hecho, en mi juventud no estaba familiarizada con expresiones como ‘ratón loco’, ‘casillas zapato’, ‘urnas embarazadas’, ‘boletas planchadas’, ninguna de este tipo de expresiones que ahora de nueva cuenta volvemos a ver en esta elección”, dijo la consejera en la sesión del 15 de junio.
El estudio de Aparicio halló que 106 casillas tuvieron una participación de 100% (“zapato”), mientras en se reportó una participación superior al 100% de la lista nominal. Las entidades con la mayor concentración de estas casillas atípicas fueron Chiapas y Guerrero, seguidas por Durango, Oaxaca y San Luis Potosí.
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Ese comportamiento poco común, junto con la concentración de votos hacia los candidatos ganadores a los puestos en la SCJN y al Tribunal de Disciplina Judicial en las casillas con participación extraordinaria, sugiere que hubo un voto coordinado o inducido.
“En diversas entidades hubo casillas con más de 50% de participación y donde las nueve candidaturas ganadoras obtuvieron, en conjunto, más de 75% de los votos totales (cuadros en color verde-amarillo). Este patrón es particularmente notorio en entidades como Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Tabasco y Tamaulipas. En contraste, en Durango y Veracruz la relación entre participación y tendencias de voto es mucho más débil”, señala el académico.
lrc
