María Asunción Aramburuzabala Larregui nació el 2 de mayo de 1963 en la Ciudad de México. Nieta del cofundador de Grupo Modelo, Félix Aramburuzabala, heredó una participación importante en la cervecera tras el fallecimiento de su padre alrededor de 1995. Utilizó su herencia para catapultarse en el mundo de la inversión.
En ese sentido, después de incorporarse como vicepresidenta en Grupo Modelo en 1995, lideró la compañía durante su expansión internacional. En 2012, la venta de la cervecera a Anheuser-Busch InBev por cerca de 17000 millones de euros le permitió retener una participación del 49% en el nuevo consorcio y un asiento en su Consejo de Administración
De acuerdo con Forbes, su patrimonio creció de aproximadamente 6,300 millones de dólares en 2024 a unos 8,000 millones en 2025, consolidándose como la mujer más rica de México y la tercera más acaudalada del país, detrás de Carlos Slim y Germán Larrea.
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Sin embargo, en los últimos días Aramburuzabala ha ocupado un sitio importante en la prensa nacional debido a su anuncio sobre la preparación de su sucesión en los negocios que tiene bajo su mando.
La importancia de las sucesiones entre los millonarios
Contexto: La sucesión patrimonial entre los millonarios no es solo una transferencia de riqueza, sino un proceso estratégico que puede redefinir el rumbo de empresas familiares, sectores económicos y hasta países enteros. En América Latina, donde las grandes fortunas suelen concentrarse en núcleos familiares, preparar una sucesión ordenada y planificada se ha vuelto una necesidad más que una opción.
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Empresarios como Carlos Slim, Germán Larrea o María Asunción Aramburuzabala enfrentan un desafío común: asegurar que sus imperios continúen prosperando una vez que dejen de estar al frente. De hecho, estudios del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) revelan que solo el 30% de las empresas familiares sobreviven a la segunda generación, y menos del 10% a la tercera.
Lo anterior se debe principalmente a que en algunas ocasiones la sucesión no siempre es lineal. Aunque muchos millonarios optan por dejar sus negocios en manos de sus hijos, cada vez es más común que nombren profesionales externos o tecnócratas como CEO, mientras la familia conserva un rol estratégico desde los consejos directivos.
Además, las nuevas generaciones suelen tener intereses distintos. Mientras los fundadores apostaban por sectores tradicionales como construcción, minería o energía, los herederos muestran mayor inclinación por tecnología, sostenibilidad o capital de riesgo.
Ellos serán los sucesores de la mujer más rica de México
Con 62 años cumplidos y una fortuna estimada en 8,200 millones de dólares, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, María Asunción Aramburuzabala inicia formalmente el proceso de sucesión del poder en su imperio financiero y empresarial.
Dueña de Tresalia Capital, uno de los grupos de inversión más influyentes de México y América Latina, Aramburuzabala ha iniciado un traspaso estratégico y gradual del liderazgo a sus dos hijos: Pablo y Santiago Zapata Aramburuzabala, ambos con más de treinta años y ya involucrados de manera activa en las operaciones clave del holding.
Desde hace tres años, la empresaria dio un primer paso al designar a Rodolfo Pérez, ex ejecutivo de Goldman Sachs, como CEO de Tresalia. Aramburuzabala conservó la presidencia del consejo y la toma de decisiones estratégicas, pero el movimiento ya apuntaba a una transición de largo plazo.
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Ahora, el proceso avanza hacia una nueva etapa: el liderazgo directo de sus hijos en las distintas divisiones del grupo. Pablo Zapata Aramburuzabala ya funge como director general de Tresalia, con especial énfasis en la división de capital privado, una de las más rentables y dinámicas de la firma. Su hermano Santiago también está siendo formado en diferentes frentes estratégicos.
El movimiento de Aramburuzabala no es aislado. Cada vez más líderes empresariales en el mundo están acelerando sus procesos de sucesión ante contextos de volatilidad económica y el avance generacional. En el caso de Aramburuzabala, el enfoque es claro: un traspaso ordenado, profesional y familiar, sin perder el control de las decisiones clave.
AJA