Durante la 116 Asamblea General Ordinaria del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), José Luis Carazo Preciado, expresó la preocupación del sector laboral ante la carencia de recursos destinados para el IMSS-Bienestar, especialmente en el contexto de su ampliación para incorporar a personas sin seguridad social. Carazo advirtió frente a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo que “no afecta el presente, pero compromete el futuro”, y subrayó: “El IMSS colabora, pero no puede financiar”.
En 2025, el programa IMSS-Bienestar quedó sin asignación directa en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), lo que obligó al IMSS a echar mano de sus reservas operativas para mantener el servicio durante los primeros meses del año.
Este recorte representa una ruptura con la lógica histórica del programa, que en 2024 había contado con alrededor de 21 mil millones de pesos destinados a atender a más de 11 millones de personas en zonas rurales y marginadas.
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Carazo Preciado advirtió que, con el nuevo esquema de atención a quienes carecen de seguridad social, la institución estaría asumiendo responsabilidades adicionales sin los recursos suficientes. «No podemos sustituir al Estado; el IMSS colabora, pero no puede financiar», enfatizó.
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Consecuencias reales: desabasto, desprotección y tensión laboral
Organismos sindicales y personal de salud han advertido que el déficit presupuestal ha derivado en condiciones críticas: escasez de medicinas, falta de insumos, carencia de personal y mantenimiento deficiente de infraestructura.
En algunos estados, hospitales del sistema IMSS-Bienestar están al borde del colapso, lo que pone en riesgo la atención a miles de pacientes que no cuentan con seguridad social.
Incertidumbre para trabajadores y prestación de servicios
Al operar con reservas temporales, y sin reglas de operación vigentes desde la omisión presupuestal, el programa vive en una situación de precariedad institucional.
El retraso en asignar recursos genera dudas sobre la continuidad del servicio, la contratación de personal, la compra de insumos médicos y el pago de prestaciones, lo que representa una amenaza real para los derechos laborales y la atención sanitaria de millones de personas.
Para la CTM, la prioridad debe ser asegurar que la expansión del beneficio no comprometa la estabilidad financiera del IMSS. Carazo advirtió que “la ampliación de cobertura no debe poner en riesgo la atención de quienes han cotizado toda su vida”.
El reclamo enfatiza que el Estado debe asignar fondos públicos específicos para el programa, en lugar de depender de las aportaciones de los trabajadores o de reservas temporales.
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Contexto: ¿por qué IMSS-Bienestar está en crisis presupuestal?
Desde su integración como organismo responsable de atender a la población sin seguridad social, IMSS-Bienestar enfrentó una transición estructural que implicaba absorber obligaciones previamente a cargo del extinto INSABI, aumento con ello, aumentó la demanda de servicios en hospitales y clínicas rurales.
Sin embargo, el PEF 2025 omitió asignar recursos al programa, lo que generó un vacío presupuestal que no ha sido debidamente resuelto.
Además, analistas del sector salud advierten que, aunque la intención gubernamental ha sido fortalecer el sistema público, los recortes al presupuesto de salud general y la reasignación de partidas no garantizan suficiencia financiera real. (CIEP)
La falta de certeza presupuestal y los recortes reales ponen en riesgo la cobertura universal prometida. Cuando un sistema como IMSS-Bienestar carece de recursos adecuados, las consecuencias se traducen en la suspensión de servicios médicos, desabasto de medicamentos, deterioro de infraestructura y deterioro de la calidad del cuidado.
Para muchos mexicanos que dependen de este esquema, especialmente en zonas rurales o marginadas, esto significa una pérdida real de acceso a atención sanitaria, con impactos negativos en su salud y bienestar.
AJA
