Los cambios propuestos por la presidenta Claudia Sheinbaum a la Ley de Aguas Nacionales tienen aspectos positivos como corregir asimetrías entre usuarios industriales y comunidades, sin embargo, la reforma mantiene la desprotección de los núcleos agrarios y la forma en la que se permite tirar contaminantes a los ríos.
El diagnóstico es del abogado Oscar Arredondo Pico, especialista en políticas públicas, quien agrega que la iniciativa que se encuentra en la Cámara de Diputados busca corregir vicios de su presentación original, que data del sexenio de Carlos Salinas.
“Hay un espíritu de corregir muchas asimetrías y muchas desigualdades provocadas por este enfoque neoliberal. Sin embargo, estas reformas no son suficientes, pero es un avance”, remarcó en entrevista con La Silla Rota.
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La legislación aprobada en 1992 nació bajo un enfoque neoliberal con el objetivo de desarrollar la industria y hacer frente a la competencia de Estados Unidos.
Pero la actual propuesta corre el riesgo de fragmentar la normativa, en especial en materia de sanciones y en materia de inspecciones.
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Contexto: El gobierno federal destaca que su propuesta de reforma está enfocada en que sólo el Estado podrá regular y garantizar el uso del agua; no se permitirá que particulares con título de concesión puedan transmitirlo; las prórrogas a los títulos serán analizados por la Comisión Nacional del Agua; se eliminarán los cambios de uso y la creación de un nuevo Registro Nacional del Agua.
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Conagua se ha quedado obsoleta
Dentro de la propuesta de reforma, la Conagua se encargará de autorizar la transmisión de concesiones entre particulares y el cambio de uso. Sin embargo, la institución no tiene la capacidad de personal para realizar estas acciones.
“La Conagua carece de inspectores. Tiene 110 inspectores o 120 por mucho. Son cientos de miles de concesiones y el territorio es sumamente extenso. 110 personas no sirven ni para cuidar a una universidad”, explicó Arredondo Pico.
Agregó que las concesiones del agua tienen diversos esquemas que no consideran las necesidades de los habitantes aledaños y en diversas ocasiones han afectado a pueblos originarios de la zona.
Señaló que las concesiones activas no dan aviso de cuánta agua están utilizando y en eso Conagua tampoco tiene la capacidad de medir si los concesionarios están gastando el volumen otorgado.
“El agua se ha concesionado de una forma completamente caprichosa. La Conagua es una institución que podríamos decir que es obsoleta”, remarcó.
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Preocupación que debe llegar a todos
Arredondo Pico señaló que, en un contexto de cambio climático, la legislación del agua debe ser una preocupación para la ciudadanía.
“El agua va a empezar a escasear. En el Valle de México debe tener un ordenamiento hídrico distinto”, señaló.
Puntualizó que este año de lluvias intensas se percibe que el agua no hace falta en el Sistema Cutzamala, pero hay colonias que pasan días sin recibir este líquido.
“Toda el agua de las inundaciones no se capta. Tiene que haber políticas para fortalecer la calidad del agua y poder potabilizar muchos de los cuerpos de agua, interconectarlos con otros cuerpos de agua que hay en la ciudad o que hay en las zonas aledañas”, aseveró.
VGB