La magistrada Lilia Mónica López Benítez renunció a una carrera de 35 años en el Poder Judicial de la Federación y en su mensaje de despedida lamentó que las impartidoras de justicia que lograron llegar a cargos a las que las mujeres no tenían acceso fueran cesadas por la reforma judicial que impulsó el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
“He visto a colegas forzados a dejar sus cargos, no por ineptitud, sino por haber honrado su deber. Nosotras, juezas y magistradas, que derribamos techos de cristal, fuimos cesadas sin ninguna consideración”, dijo en su mensaje ante los integrantes del séptimo tribunal colegiado en materia penal del primer circuito.
López Benítez, quien fue una de las integrantes del CJF que participó en la transición de esa instancia al Órgano de Administración Judicial, relató que hace unos días solicitó una licencia sin goce de sueldo (para asistir a un acto académico), pero se la negaron porque los otros dos integrantes de su tribunal acaban de llegar al cargo (recién electos).
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“Absurdamente, hace apenas un par de semanas solicité una licencia de tres días sin goce de sueldo y se me negó. Las razones, textual, porque el órgano jurisdiccional al que me encuentro adscrita está integrado por dos personas magistradas recién electas, por lo que en aras del principio de funcionalidad y efectividad, así como de acceso a la justicia, y dada la trayectoria de la peticionaria, resultaba de suma importancia que este tribunal funcionara con la totalidad de sus integrantes”.
La magistrada relató hace unos días a La Silla Rota que el 6 de agosto la Comisión de Adscripción del CJF propuso asignar juzgados a 87 candidatos que participaron en la elección judicial pero que no ganaron. Según la reforma judicial, los que competían y perdían, por ley se quedaban sin cargo.
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La comisión del CJF que presidía Bernardo Bátiz, militante de Morena y uno de los impulsores de la reforma, pretendía que esas 87 personas se mantuvieran en el cargo sin argumentos y sin precisar por qué se eligió exactamente a ellas. La magistrada votó en contra de esa iniciativa.
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Reforma judicial quebró proyectos de vida
López Benítez, quien ascendió de oficial, a actuaria, secretaria de juzgado, jueza, consejera de la Judicatura y magistrada, dijo que fue parte de una generación que se preparó profesionalmente, y que abrazó la independencia judicial.
“También he sido testigo del desmantelamiento de ese esfuerzo, de cómo se desdibuja el sentido del servicio público cuando el poder político confunde la voluntad popular con la verdadera democracia. La reforma judicial de 2024 no solo transformó instituciones, cambió el alma de la justicia mexicana, nos arrebató la certeza de un porvenir fundado en el compromiso constitucional y la sustituyó por la incertidumbre del cálculo político”.
La magistrada criticó la reforma judicial porque al aplicarse no sólo se eliminó la carrera judicial que permitía a quienes ingresaban al PJF ascender en la jerarquía, sino que también cortó los proyectos de vida de quienes deseaban ser jueces por su preparación.
Se despide, agregó, sin renunciar a los principios y con la certeza de que el tiempo pondrá en su lugar a quienes confundieron servicio con sumisión y poder con justicia.
“Lo que permanece es la huella que dejaron generaciones de personas preparadas y comprometidas con la justicia. Porque aceptar un cargo para el que no se está preparado tiene un nombre y se llama corrupción”.
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Contexto
Contexto: el 1 de septiembre llegaron 881 nuevos juzgadores, electos el 1 de junio, como parte de la reforma judicial promulgada en septiembre de 2024.
Apenas comenzaron a ejercer funciones, se ha visto a jueces no saber qué hacer en procedimientos judiciales, sin importar si afectan a las víctimas. También se ha visto a algunos de los nuevos juzgadores presumir su ropa, bailar o hacer transmisiones de actos políticos como el primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum.
VGB