Los estados del país donde los jueces sufren más ataques son Tamaulipas, Chihuahua, Sonora, Baja California, Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Michoacán y Quintana Roo, encontró un estudio de México Evalúa y el Instituto para el Fortalecimiento del Estado de Derecho (IFED).
Quienes sufren los ataques son los impartidores de justicia asignados a la materia penal, seguidos de los encargados a asuntos relacionados con el medio ambiente y asuntos familiares.
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“Cuando los jueces actúan con miedo, cuando no pueden desempeñar el papel que deben, leales al Estado de Derecho, a las leyes, el contrato social se nos desmorona y todos estamos en peligro en ese momento y los jueces son quienes resguardan nuestros derechos”, opinó Mariana Campos, coordinadora de México Evalúa. Advirtió que jueces y juezas son quienes resguardan los derechos de la ciudadanía que mucho antes de la Reforma Judicial ya se encontraban en peligro.
Los estudios "Violencia en contra de las personas litigantes de México" y "Los ataques a la integridad del Poder Judicial" encontraron que las juezas también sufren violencia de género. Las mujeres agredidas por su labor judicial no son atendidas por el mismo sistema para el que trabajan, mientras que los hombres gozan de atención y credibilidad.
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Raúl Mejía, director general de IFED, aseguró que de las investigaciones realizadas concluyen que "los mismos abogados y jueces no tienen confianza real en la autoridad" y sostuvo que México "está viviendo una crisis constitucional".
A los peligros que hoy entraña ser jueces se suma la amenaza de reforma judicial planteada por el gobierno federal y su partido; a juicio de Campos, esa propuesta va a hacer más ya endeble la situación de los jueces que ya son sujetos de amenazas y los pondrá a merced de estar sujetos a presiones externas, llámese crimen organizado, partidos políticos o intereses del ámbito económico o empresarial.
El investigador José Roldán preguntó quién va a proteger a la ciudadanía si nadie protege a los jueces.
Roldán Xopa también se refirió a los problemas que entraña la reforma al Poder Judicial, a la que calificó como un proyecto elaborado “con una mirada de muy corto plazo, para eliminar los obstáculos de decisiones... es una mala semilla, respaldada por ocurrencias".
Advirtió que la única forma de detener la Reforma es "generar una reacción social suficientemente significativa que les haga ver qué van a cometer un gran error".
Respecto a la figura de “jueces sin rostro”, que permitiría juzgadores anónimos conocer de determinados casos, el investigador explicó que la medida pondría en riesgo los derechos de aquellos sometidos a juicio.
"El núcleo está en que tenemos que elegir a nuestro juez. Tenemos que saber quién es. Verle los ojos. Los rasgos. La experiencia y más. Esto parece una ocurrencia, sin estudios detrás, párrafos copiados de Wikipedia".