En su último informe sobre el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), José Antonio Romero Tallaeche reveló que, al asumir como director interino en 2021, encontró la institución en una “situación financiera y administrativa alarmante”.
Romero Tellaeche también mencionó que la suspensión de estímulos del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) dejó al CIDE sin recursos para cubrir servicios básicos como el comedor, el gas y el arrendamiento de equipos de cómputo.
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Además, la institución enfrenta una deuda superior a 250 millones de pesos con el SAT, 22 millones de pesos por conceptos de predial y otros 21.11 millones de pesos pendientes a profesores por proyectos y estímulos.
"El CIDE siempre fue funcional al gobierno, pero hubo antipatía con AMLO"
El director apuntó que esta situación tuvo su origen en que, desde su fundación, la institución “había sido funcional al gobierno en turno y a condiciones particulares, sin embargo, en el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador y su movimiento de transformación, la antipatía de la mayoría de los profesores, articulistas y personas relacionadas con el CIDE era evidente”.
“Esta comunidad académica, con inclinaciones neoliberales, se enfrentaba a un gobierno que privilegiaba la rectoría del Estado sobre la economía. El presidente López Obrador promovía una visión de fortalecer la intervención estatal para corregir desigualdades y promover el desarrollo social, enfoque que contrastaba con las perspectivas neoliberales dominantes en el CIDE“, señaló.
De acuerdo con Tellaeche, la deuda con las que recibió al CIDE no solo reflejaba una mala gestión financiera, sino que también provocó un profundo descontento en la comunidad académica. "Los profesores, esenciales para el funcionamiento y prestigio del centro, se encontraban desmotivados y frustrados por la falta de pagos. Ello, junto a diferencias ideológicas con el gobierno federal, o por pérdida de privilegios generó la denuncia de algunos investigadores”.
Señala falta de recursos para cubrir necesidades básicas
Y es que, además del descontento general y la falta de recursos para cubrir necesidades básicas como el comedor, el gas y el equipo de cómputo, el director del CIDE destacó que las condiciones de la cocina, los baños y los centros de cómputo eran "inaceptables". Esto "no solo afectaban la calidad de vida del campus, sino también el rendimiento académico y la moral del personal y los estudiantes”.
En el documento que presentó a la comunidad académica y laboral a mediados de agosto, el director del CIDE informó que la institución tenía una deuda acumulada por impuesto de predial de 22 millones de pesos a la Tesorería de la Ciudad de México, debido a litigios que databan de 2008 y que se perdieron en 2017.
“Tan solo de 2016 el adeudo con multas, actualizaciones y recargos ascendía a más de 22 millones y medio de pesos, cantidad que mi administración durante 2023 gestionó su pago”.
También reconoció que los problemas presupuestarios del CIDE comenzaron en 2012, cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación la pérdida del estatus de donataria autorizada, y que en 2020, una reforma fiscal obligó a la institución a pagar impuestos. Sin embargo, la estabilidad financiera no se logró hasta su administración en 2021, cuando se implementaron acciones para la recuperación.
“Originó que el CIDE fuera sujeto de pago de impuestos, especialmente a los recursos radicados en tesorería y que devienen del extinto Fideicomiso de Ciencia y Tecnología del CIDE. Por lo cual, si se aplica de forma retroactiva dicha lógica de pago tributario (a solicitud del SAT) a los recursos que pertenecían a los fideicomisos, el adeudo podría crecer a más de 250 millones de pesos”.
“El CIDE es un testimonio de la resiliencia": Romero Tellaeche
El director del CIDE afirmó que la búsqueda de apoyo para el pago de profesores internos y la recuperación de la sede de Aguascalientes “generaron tensiones entre la dirección del CONAHCYT y yo”. No obstante, resaltó que tras aclarar los puntos de desacuerdo consiguió la autorización de recursos.
“Este cambio de rumbo permitió al CIDE iniciar un proceso de recuperación y fortalecimiento. Se implementaron medidas para mejorar la gestión financiera“, ya que presumió que se consiguieron saldar las deudas con académicos y el predial, se aprobaron lineamientos para estímulos y desarrollo de proyectos con recursos de terceros y se implementó una estrategia de adecuaciones presupuestarias y se reestructuró la estrategia para que el centro recupere su condición de Persona Moral con fines No Lucrativos ante el SAT.
Asimismo, aseguró que en 2022 se llegó a un acuerdo con todas las divisiones del CIDE, en el cual se estableció “que la Dirección General no intervendría en la orientación de sus programas ni en los métodos de selección de profesores. Este acuerdo también implicaba que el Consejo Académico apoyaría la creación de nuevas divisiones”. “Estas transformaciones y expansiones representan un esfuerzo concertado por parte del CIDE para adaptarse a las necesidades cambiantes del contexto académico y socioeconómico, promoviendo así un entorno de investigación robusto y diversificado”.
“La historia del CIDE en estos años recientes es un testimonio de la resiliencia y determinación de su comunidad que, frente a enormes desafíos, logró dar un giro crucial hacia la recuperación y el éxito”, dijo.