Leonardo Valdés, académico y ex consejero electoral, afirmó que la sobrerrepresentación de una sola fuerza política en el Congreso de la Unión es un riesgo para la democracia, pues es el motor que mueve a la auto gratificación de los gobernantes que obtienen cada vez más poder a partir de la disolución de instituciones.
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“Hay que decirlo, en el mundo hay un proceso de auto gratificación, o sea, gobernantes que han sido electos democráticamente, que toman decisiones para desmontar las instituciones de la democracia y quedarse en el poder”, explicó Valdés en entrevista con La Silla Rota.
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“Perdón que lo diga, pero así empezó Venezuela, con un proceso de disolución de las instituciones democráticas que se habían creado para suplantarlo por autoridades, instituciones que son manipuladas por quien está en la presidencia de ese país”.
Valdés consideró, en Charlas con La Silla Rota, que ese es el mayor riesgo de la sobrerrepresentación de la fuerza mayoritaria en el Congreso. También lamentó que “no es privativo de México, es algo que está sucediendo a nivel mundial”.
¿Sí le tocan tantos pluris a Morena?
Sobre el asunto de la sobrerrepresentación, Leonardo Valdés advirtió que el Tribunal Electoral federal tiene en sus manos una tarea preponderante, ya que debe hacer una interpretación de la ley que siente el precedente para futuras elecciones.
De acuerdo con lo que explicó el académico y ex consejero electoral, la representación de cada fuerza política ante el Congreso se debe valorar según lo dicta el artículo 5 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE).
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La ley, en su fracción segunda, considera 3 criterios para determinar la representación de fuerzas políticas a partir de su lista de representación proporcional en ambas cámaras del Congreso:
- El criterio gramatical
- El criterio sistemático
- El criterio funcional
“Si se hubiera interpretado gramaticalmente, solamente Movimiento Ciudadano hubiera tenido la posibilidad de registrar candidaturas de representación proporcional, porque fue el único que participó independiente, no en coalición”.
Valdés alertó que la fracción quinta de la misma ley dice que ningún partido puede tener más de 300 diputados, sumados los dos principios de mayoría relativa y de representación proporcional, pero tampoco a partir de sus coaliciones electorales, con las que participaron en el proceso de votación.
“La coalición que ganó no debería tener más de 300 diputados. Ese es el tope que la Constitución le pone. Y eso que viene de la reforma de 1996, tiene una razón de ser que está en la exposición de motivos de la reforma constitucional que dice que lo que se pretende es que ningún partido tenga la mayoría calificada, el 66% de las diputaciones para poder modificar la Constitución sin tomar en cuenta a los otros partidos”.
Si el Tribunal Electoral aprueba la sobrerrepresentación para Morena, PT y PVEM, estos partidos tendrán más del 75% de la representación en conjunto, como la coalición “Juntos Seguimos Haciendo Historia”, detalló el académico.
“Lo cual pone en riesgo lo que está planteado en esas reformas, una modificación muy radical al Poder Judicial para que la Suprema Corte de Justicia pierda autonomía y deje de ser un contrapeso frente a los otros poderes”.
Sí a las reformas, pero con pluralidad
Leonardo Valdés consideró que sí deben reformarse algunas cuestiones esenciales para avanzar en la democracia y el bienestar de los ciudadanos, dentro de las propuestas que envió el 5 de febrero el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Por supuesto que hay que reformar cuestiones que tienen que ver en el Poder Judicial para que no haya corrupción, para que la justicia sea más rápida. Hay muchas cosas que hacer para modernizar y mejorar el sistema electoral”.
Pero esas reformas, aseguró Valdés, deben darse con un Congreso en el que la pluralidad política esté bien representada. Eso garantizaría que la fuerza mayoritaria tuviera que escuchar las propuestas de la oposición y encontrar puntos de consenso.
“Lo que se llama la democracia consensual, en donde se construyen las mayorías a partir del convencimiento de que son decisiones que le ayudan a una nación y le ayudan a resolver problemas que le ayuden a ir para adelante. Sería una etapa de mucha política, pero política democrática”.
Valdés consideró que es importante realizar dichas reformas –pero bajo ese escenario de discusión plural– porque “hemos avanzado en la democracia, pero no hemos avanzado en la distribución de la riqueza”.