Un día como hoy pero de hace de 209 años, María Josefa Crescencia Ortiz Téllez Girón, mejor conocida como “La Corregidora de Querétaro”, fue hecha prisionera y recluida por las fuerzas realistas un 4 de julio de de 1815 por su participación en el movimiento de Independencia encabezo el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
Tras su captura, “La Corregidora de Querétaro” fue encerrada en el Convento de Santa Teresa, en la Ciudad de México, en donde falleció el 2 de marzo de 1829. Para 1894, sus restos reposan en el Panteón de los Queretanos Ilustres.
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Doña Josefa Ortiz fue una de las figuras emblemáticas de la época de la Independencia de México. Nació el 19 de abril de 1773 dentro del sector criollo, sus padres el capitán José Ortiz Vázquez y de Manuela Téllez Girón, a temprana edad Josefa queda huérfana.
En 1789 ingresó al Colegio de San Ignacio de Loyola conocido como las Vizcaínas, una de las instituciones enfocadas en la instrucción de mujeres. El Colegio fue engalanado para recibir la visita de algunos funcionarios, entre ellos se encontraba el abogado Miguel Domínguez, que sería su esposo y el 23 de enero de 1793 se casó con el litigante.
En 1802, Miguel Domínguez fue promovido por el virrey de Nueva España, Félix Berenguer de Marquina, al cargo de Corregidor de la ciudad de Santiago de Querétaro y se trasladó a esa ciudad junto con su esposa. Allí Josefa supo ganarse la simpatía de la comunidad criolla, de los indios y de los mestizos mediante obras de caridad y protección a favor de los pobres y los desvalidos, de las viudas y los huérfanos.
En 1808 pese a que el intento de establecer una Junta de Gobierno novohispana fue sofocado, el deseo de alcanzar la autonomía de la Nueva España permaneció y comenzaron a organizarse juntas en las que se trazaron planes para conseguirla. Una de ellas se desarrolló en Querétaro.
En su casa de La Corregidora de Querétaro organizó tertulias, en las que se ideó un plan de insurrección; a ellas asistían Miguel Hidalgo, los capitanes de milicias Ignacio Allende y Juan Aldama, los hermanos Epigmenio y Emeterio González. Doña Josefa no sólo ofreció el espacio para realizar las reuniones; también participó activamente informando cualquier noticia y haciendo llegar de manera segura comunicados y correos entre los conjurados.
Descubierta la conjura, doña Josefa informó a Allende, quien se encontraba en San Miguel el Grande. La Corregidora fue aprehendida el 15 de septiembre, mientras que la lucha, encabezada por Miguel Hidalgo, estaba por iniciar en el pueblo de Dolores, Guanajuato.
Doña Josefa fue liberada y continuó en contacto con los insurrectos, brindando apoyo a la causa; sin embargo, las autoridades sabían de su simpatía con la insurgencia, por lo que fue aprehendida y trasladada al convento de Santa Teresa, a la Ciudad de México y después al Convento de Santa Catalina, en donde estuvo recluida hasta el 17 de junio de 1817, cuando por intervención de su esposo y aprovechando la política de indultos del virrey Juan Ruiz de Apodaca, fue puesta en libertad.
Tras la consumación de la Independencia y el ascenso de Agustín de Iturbide como emperador de México, doña Josefa rechazó el nombramiento de dama de honor ofrecido por Ana María Huarte, esposa de Iturbide y emperatriz, por considerar que contradecía sus principios.
Sin duda, doña Josefa Ortiz fue una pieza clave en la historia de México y una heroína de la Independencia.