El 2 de julio de 1915, falleció en Francia José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, quien nació en Oaxaca en 1830 y ejerció el cargo de Presidente de México en siete ocasiones, acumulando un total de 30 años en el poder. Díaz murió a los 84 años en el exilio, después de una vida marcada por su influencia en la historia política y militar de México.
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Díaz ocupó por primera vez la presidencia de México en forma interina tras el triunfo de la Revolución de Tuxtepec en noviembre de 1876. Posteriormente, asumió el cargo constitucionalmente de 1877 a 1880 y, de manera ininterrumpida, de 1884 a 1911. Antes de su presidencia, Díaz fue un reconocido militar, destacando en la Segunda Intervención Francesa en México y en diversas batallas importantes como la Batalla de Puebla y la Batalla de Miahuatlán.
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Durante su mandato, la filosofía del Porfiriato se basó en el positivismo, promoviendo el orden y la paz como pilares de su gobierno. Este periodo permitió el florecimiento de la cultura y la ciencia en México, impulsando la literatura, la pintura, la música y la escultura.
Sin embargo, tras 30 años en el poder y con el estallido de la Revolución Mexicana, Díaz se vio obligado a renunciar y exiliarse en Europa. Pasó sus últimos años en Francia, donde su salud se deterioró gravemente. Según relatos de su esposa, Carmen Romero, Díaz sufrió alucinaciones en sus últimos días, buscando constantemente a su hermana Nicolasa.
El 2 de julio de 1915, a las 6:32 de la tarde hora de Francia, Porfirio Díaz falleció. Fue enterrado en una iglesia en París, y en 1921 sus restos fueron trasladados al cementerio de Montparnasse. A pesar de su controvertido legado, el Porfiriato dejó una huella indeleble en la historia de México, con logros significativos en el desarrollo cultural y científico del país.
Los últimos días de Porfirio en México
Tras renunciar al cargo el 25 de mayo de 1911, presionado por la Revolución iniciada en el noviembre anterior, Díaz dejó la Ciudad de México el 26 de mayo, viajando en tren escoltado por el general Victoriano Huerta, y enfrentó un último ataque de revolucionarios antes de llegar a Veracruz.
A su llegada a Veracruz, Porfirio Díaz fue recibido con múltiples muestras de respeto. Se alojó en la casa de la compañía Pearson & Son, donde recibió visitas de diversas personalidades y muestras de afecto de la sociedad veracruzana. El Ayuntamiento de Veracruz, liderado por los regidores Guillermo Cabrera, Fernando Silíceo, Natalio Bibarri, Ricardo Velasco y José Luis Prado, así como el comandante militar de la plaza, general Joaquín Mass, le rindieron honores, de acuerdo con una investigación del portal Veracruz Antiguo.
El 31 de mayo de 1911, Díaz se embarcó en el vapor alemán “Ipiranga”, despidiéndose de su país con una emotiva ceremonia. Veintiún cañonazos fueron disparados desde el castillo de San Juan de Ulúa, y la música del Himno Nacional acompañó su partida. Díaz, conmovido, no derramó lágrimas hasta que el barco se alejó del muelle, contemplando las costas mexicanas por última vez hasta que se perdieron en el horizonte.