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La violencia que hay en el país se asemeja a una guerra civil.- Diego Castañeda

En entrevista exclusiva con La Silla Rota el economista Diego Castañeda habla sobre su nuevo libro "Desiguales" y argumenta que es indispensable un nuevo pacto social y fiscal para reducir la desigualdad que hay en el país desde hace 200 años.

Escrito en NACIÓN el

La situación de violencia que se vive en México se asemeja a una guerra civil donde las diferencias sociales se traducen en conflictos latentes y persistentes, por ello, el economista Diego Castañeda plantea como necesario un nuevo pacto social y fiscal que tenga como fin disminuir las grandes brechas de desigualdad que existen en la sociedad.

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En entrevista exclusiva con La Silla Rota a propósito de la publicación de su más reciente libro “Desiguales”, Diego Castañeda señala, desde una óptica económica, a la desigualdad como una de las principales causas subyacentes de la violencia en el país.

Experto en historia económica y candidato a doctor por la Universidad de Uppsala, Suecia, el analista explica que la violencia en México, aunque no se ajuste al patrón tradicional de una guerra civil, comparte muchas de sus características.

En su libro, publicado bajo el sello de editorial Debate, hace un recorrido por 200 años de historia en el país y pese a lo que se pudieran pensar, asegura que hay lapsos breves de la historia de México en donde la sociedad ha sido más igualitaria.

Son 200 años de desigualdad en México, explica Diego Castañeda

Durante la entrevista con La Silla Rota, Diego Castañeda explica que a lo largo de su historia México ha experimentado periodos de intensa violencia, marcados por conflictos armados, revueltas y cambios políticos abruptos. Sin embargo, destacó que la desigualdad persistente en el país ha exacerbado la situación, alimentando un ciclo de violencia que afecta a todas las capas de la sociedad.

Tanto en la entrevista como en su libro, Castañeda pormenoriza los momentos trágicos de la vida nacional a lo largo de estos 200 años para explicar cómo las guerras, rebeliones, revueltas internas, y también guerras con Estados Unidos y Francia, tuvieron un alto impacto en la construcción del Estado y en la desigualdad prevaleciente en la sociedad.

-Diego, ya no estamos en guerra, ya pasó la revolución, ya pasó la independencia y seguimos viviendo en un país extremadamente desigual, se le comenta.

“Sí, y eso es algo que me gusta tratar en el libro, que hay ciertos problemas que son crónicos. Dices ‘no estamos en guerra’, pero sí tenemos un nivel de violencia extraordinario que bien podría ser clasificado en otro contexto como una guerra civil, no hay la parte de demandas políticas que lo haría una guerra civil, pero es lo que le falta, todo lo demás, la intensidad de la violencia, bien podría enmarcarse en ese tipo”, explica.

“La debilidad fiscal del Estado es crónica y eso hace muy difícil resolver los problemas. Yo digo en broma que esa reforma fiscal de la que hablamos, tenemos 200 años esperándola. Ese problema de que el Estado mexicano nunca ha tenidos recursos suficientes para hacerse cargo de la modernización del país, infraestructura, economía, no es algo que estamos viviendo los mexicanos de ahorita, es lo que han vivido los mexicanos de todas las épocas”, dice.

El autor hace hincapié en que la desigualdad económica y social crea condiciones propicias para el surgimiento de grupos criminales y organizaciones violentas, que encuentran en la exclusión y la marginación un terreno fértil para reclutar seguidores y perpetuar sus actividades ilícitas. Esta dinámica, según Castañeda, genera un clima de inseguridad generalizado que afecta a millones de personas en todo el país.

En ese contexto Castañeda propone analizarla en el contexto más amplio de la desigualdad estructural, lo que podría llevar a enfoques más integrales y efectivos para combatirla, de ahí que argumenta que los problemas de desigualdad en México no pueden ser resueltos únicamente mediante medidas económicas tradicionales. En su opinión, se requiere un enfoque más amplio que incluya reformas fiscales significativas, así como un compromiso renovado con la justicia social.

En su análisis, Castañeda identificó una falta de visión a largo plazo por parte de las élites políticas y económicas, así como una ausencia de representación de las demandas sociales en el ámbito político.

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De ahí en que insiste en la necesidad de un nuevo contrato social que aborde de manera integral las diversas dimensiones de la desigualdad, desde aspectos económicos hasta sociales y culturales.