México y Estados Unidos mantienen una relación de cooperación económica cada vez más grande, sobretodo en beneficio del crecimiento económico del primero y del rompimiento de la dependencia de China del segundo, pero la creciente llegada de inversión extranjera, principalmente China, a México amenaza con el aumento de las tensiones entre ambos países norteamericanos.
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Al respecto, el medio estadounidense The Economist publicó un artículo en el que plantea la posibilidad de que México y Estados Unidos se inmiscuyan en una guerra comercial por la creciente inversión de China en México, ello porque, pese a que las importaciones chinas de EU han disminuido drásticamente, las de México siguen en aumento, aunque estas podrían ser de origen chino.
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Según datos utilizados por el medio estadounidense, en 2023, México se convirtió en el principal exportador de productos a Estados Unidos, representando un comercio de 476,000 millones de dólares al año, mientras que las exportaciones de China cayeron a unos 427,000 millones de dólares, muy por debajo de los 536,000 millones de dólares del año anterior.
Estas cifras son significativas porque de acuerdo con analistas, la tendencia persiste y se mantendrá a lo largo de 2024 y posiblemente en años posteriores, lo que crea un desbalance comercial desventajoso para Estados Unidos, aunque beneficioso para México. Por ello, recalcan la necesidad de renegociar el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, el cual está vigente desde 2020.
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Dicho acuerdo da beneficios a las exportaciones mexicanas de piezas de automóviles, suministros médicos y productos agrícolas a Estados Unidos. Sin embargo, según el lado estadounidense, sin prueba alguna, las exportaciones mexicanas están creciendo debido a China, ello porque según acusan, China usa a México como vía de acceso a Estados Unidos para librar los aranceles perniciosos en contra de sus productos.
Según ellos, China envía sus productos inacabados a México, donde posteriormente son sometidos a un proceso o tratamiento final para ser reenviados a Estados Unidos bajo el engaño de que supuestamente son productos de origen mexicano. Esto se debe, señalan, a que la USMCA contiene “lagunas” que permiten que los productos chinos sigan llegando a su mercado a través de México.
Hay que señalar que dichas afirmaciones no tiene base documentada para efectuarse, se basan en puras suposiciones, pues los datos oficiales de las aduanas en México no muestran un incremento sostenido de las mercancías procedentes de China que llegan o salen del país, es decir, que la importación de productos chinos a México no se ha incrementado.
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Pese a ello, las autoridades estadounidenses se mantienen firmes en acusar que China está usando a México como punto de entrada para que sus productos terminen en Estados Unidos, para lo cual, sostienen que México hace la vista gorda de forma deliberada ante el incremento de importaciones chinas.
En febrero, Katherine Tai, representante Comercial de Estados Unidos, señaló una “falta de transparencia respecto a las importaciones de acero y aluminio de México procedentes de terceros países”.
Dichas acusaciones, sin fundamento, se topan con el hecho de que México impuso aranceles de hasta el 80% a algunas importaciones de acero procedentes de China. Sin embargo, dado el déficit comercial entre ambos países, Estados Unidos acusa que dichos aranceles no se están cumpliendo.
“Lo que hemos visto es que la USMCA se ha convertido realmente en un acuerdo entre EE.UU., China y México, en el que China transporta muchos productos a través de México”, afirma Jeff Ferry, de Coalition for a Prosperous America, un grupo que representa a los fabricantes.
Lo que Estados Unidos busca es acabar con la entrada de productos chinos a su país, por lo que sin importar las regulaciones o aranceles que México ponga a los productos de dicho país seguirán acusando déficits comerciales. Sobre todo, debido a que el USMCA les impide colocar subvenciones y prácticas de mercado desleales contra productos “chinos” fabricados en México.
El mayor problema viene con el auge de los vehículos eléctricos, pues China es el principal fabricante de este tipo de vehículos en el mundo, por lo que buscan detener el ingreso de sus productos a su mercado, lo que resulta imposible dado que, muchos fabricantes están llegando con inversión a México para colocar fábricas y ensambladoras desde donde podrán importar sus productos a EU, sin tener que pagar los altos aranceles que impusieron a los productos chinos.
Un ejemplo de esto es la empresa BYD, la cual anunció la construcción de una fábrica con capacidad para construir 150,000 vehículos al año en el norte de México, y aunque en principio han señalado que la producción será para el mercado local, los estadounidenses no descartan, por especulación, que estén pensando en exportar autos a su país.
La inversión china en México se ha incrementado, acusan los estadounidenses, lo que los pone tensos ante la imposibilidad de librarse de la dependencia económica hacia los productos “chinos” que llegan a su país. Aquí, quizás convenga recalcar que China es uno de los países tenedores de mayor deuda externa de Estados Unidos, lo que los pone en desventaja frente al país asiático y por tanto, buscan revertir su dependencia económica con el país.
Mientras señalan que la renegociación del USMCA podría ser empleado por Estados Unidos para presionar a México y conseguir que este imponga restricciones a la inversión de China, no hay que olvidar que ya hay tensión entre ambos países por puntos del acuerdo considerados por México como desventajosos en su contra como en el sector energético y en la importación de granos transgénicos.
Por eso, la inversión china en México, es solo un apartado más en la difícil relación de codependencia económica entre ambos países, pues así como Estados Unidos es el mayor socio comercial de México, México ahora también es el mayor socio comercial de Estados Unidos, por lo que ya no está necesariamente en el lado perdedor de la balanza.
VGB