El empleo formal en México, medido por los puestos de trabajo afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), experimentó una contracción en el último trimestre de 2024, marcando la primera caída desde la crisis provocada por la pandemia en 2020. Este retroceso es un indicador claro de que la desaceleración económica sigue impactando de manera generalizada en el país, según el "Reporte sobre las economías regionales" del Banco de México.
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De acuerdo con los datos, el empleo formal descendió en todas las regiones: Norte, Centro Norte, Centro y Sur. Esto representa un cambio significativo, ya que desde 2020, las cifras habían mostrado una recuperación sostenida. En el desglose regional, el Centro y el Norte, que aportan el mayor porcentaje de empleos formales (37.9% y 27.8% respectivamente), lideraron las pérdidas, mientras que el Sur y el Centro Norte también registraron contribuciones negativas.
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La gráfica (panel b) ilustra cómo cada región contribuyó a la variación negativa trimestral del empleo nacional. Todas las regiones presentaron cifras por debajo de cero en el último trimestre de 2024, confirmando la naturaleza generalizada de la contracción. Además, el descenso contrasta con el crecimiento observado en los trimestres previos, particularmente en 2022 y 2023, cuando las contribuciones fueron consistentemente positivas.
El informe destaca que este debilitamiento en el empleo formal está relacionado con la desaceleración económica general, que afecta tanto a las actividades industriales como a los servicios. La situación plantea un desafío significativo para las políticas económicas, particularmente en el contexto de las disparidades regionales que caracterizan al país.
Se agrava desempleo en México
Las recientes reformas judiciales, los cambios administrativos y el bajo crecimiento económico han dejado a miles de trabajadores y egresados universitarios en la incertidumbre. En el sector público, abogados y especialistas que han invertido años en su formación y carrera dentro del Poder Judicial enfrentan despidos masivos, mientras que la desaparición de organismos autónomos, como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), pone en peligro el sustento de cientos de especialistas en transparencia y protección de datos personales, advirtió Octavio Díaz García de León en columna de opinión publicada por La Silla Rota.
La eliminación de plazas dentro del sector público está afectando de manera directa a trabajadores altamente calificados que, durante años, siguieron estrictos procedimientos de selección y formación, como exámenes de oposición y estudios avanzados. Estos profesionales, muchos de los cuales enfrentaron riesgos personales en el ejercicio de sus funciones, ahora se ven obligados a replantear su futuro en un entorno donde las opciones laborales son limitadas.
Adicionalmente, el gobierno federal ha dejado de ser un empleador atractivo para perfiles altamente capacitados. Los recortes salariales, la eliminación de prestaciones y la falta de oportunidades de desarrollo profesional han reducido el interés en el sector público, que ahora contrata principalmente a recién egresados con poca experiencia, aceptando condiciones laborales mínimas.
El desempleo no se limita al sector público. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2023, más de 1.1 millones de jóvenes se graduaron de universidades en México, pero alrededor de 400 mil no han conseguido empleo formal. Este problema se agrava con los egresados de años anteriores que aún buscan una oportunidad laboral.
La situación también refleja una desconexión entre la oferta educativa y la demanda del mercado laboral. Carreras como comunicación, ecología y diseño no tienen suficiente demanda, mientras que profesiones saturadas como derecho y administración generan un excedente de egresados. Esto, combinado con la falta de experiencia y deficiencias educativas, coloca a los jóvenes en desventaja frente a las exigencias del sector privado.
El mercado laboral presenta obstáculos adicionales, como la discriminación por edad. A partir de los 45 años, las oportunidades de empleo disminuyen considerablemente, y muchas empresas prefieren contratar a jóvenes con menores expectativas salariales. Para quienes tienen experiencia profesional especializada, como los expertos en transparencia gubernamental, la transición hacia el sector privado resulta complicada debido a la naturaleza específica de sus habilidades.
La falta de oportunidades formales ha llevado a muchos mexicanos a integrarse en la economía informal, que actualmente emplea al 54.1% de la población económicamente activa, equivalente a más de 32 millones de personas. Estos trabajadores no cuentan con seguridad social ni beneficios laborales, lo que agrava la precariedad y la desigualdad económica.
El bajo crecimiento económico del país, con un promedio anual del PIB de apenas 0.6% en los últimos seis años, ha sido insuficiente para absorber a la población que se suma anualmente a la fuerza laboral, estimada en un 1.3% de la población total. Sin inversión ni políticas que estimulen el desarrollo económico, el empleo formal sigue siendo insuficiente para satisfacer la demanda.
La continuidad de las políticas económicas del sexenio anterior ha generado incertidumbre, frenando la inversión privada y limitando la creación de empleos. Esto coloca a los mexicanos, tanto jóvenes que buscan su primer empleo como profesionales despedidos, en una situación crítica.