Luego de 12 horas de cabildeo, discusión y enfrentamientos, la mayoría de Morena y aliados en el Senado logró la reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) hasta noviembre de 2029.
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Pese a ser la peor evaluada de las aspirantes y recibir fuertes críticas por diversas organizaciones civiles ante la falta de resultados, Piedra Ibarra fue reelecta para estar por un segundo periodo al frente de la CNDH, luego de que a la 1:30 de la mañana, la secretaria de la Mesa Directiva informó que se emitieron 127 votos (sólo faltó el exgobernador de Guanajuato Miguel Márquez): 87 fueron para Piedra, 38 para la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX, Nashieli Ramírez, y uno para la activista jalisciense Paulina Hernández.
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Pese a que la sesión del pleno en la que se votaría la elección de la presidenta estaba programada para iniciar a las 11 de la mañana y estaba listo el dictamen, los desacuerdos entre la bancada de Morena retrasaron el arranque de la plenaria porque no había consenso en la persona que apoyarían.
El morenista Saúl Monreal dijo antes de la plenaria que muchos integrantes de su partido apoyaban la reelección de Rosario Piedra porque a su juicio, ha alcanzado resultados, sin embargo, no todos tenían la misma posición.
Ante la negativa de algunos senadores oficialistas a apoyar a Rosario Piedra Ibarra, la sesión comenzó pero se desahogaron otros temas como la conmemoración del Día mundial de la adopción, votación de ascensos a 234 integrantes de las fuerzas armadas y la aprobación de las licencias de las legisladoras Mayuli Martínez y Yeidckol Polevnsky y luego se declaró un receso.
Resistencias contra Piedra
Desde la semana pasada, cuando se integró la terna de candidatas para presidir la CNDH, integrantes del partido oficial mostraron su inconformidad por la inclusión de Rosario Piedra, ya que las tres personas con mejor calificación fueron Nashieli Ramírez, Tania Ramírez y Paulina Hernández, mientras que la peor calificada fue la propia Piedra.
En la reunión de morenistas previa a la sesión, el coordinador de la bancada, Adán Augusto López insistió en que se apoyara a Piedra y ya en el salón en varias ocasiones presumió que contaban con 87 votos para que su opción fuera la ganadora.
Legisladores de oposición acusaron que López Hernández propuso entregar a sus compañeros y aliados las boletas ya marcadas a favor de Piedra y minutos más tarde él aceptó que inicialmente se planteó entregar un sobre con el nombre de cada senador pero la propuesta fue rechazada.
Cuando se reinició la discusión, el panista Ricardo Anaya pidió que se garantizara la emisión del voto sin interferencias ante las versiones de que el coordinador de Morena exigía a sus compañeros y aliados que mostraran su voto a favor de Piedra.
Llamó a usar un hojas en blanco, que no estuvieran marcadas ni foliadas, que los integrantes de la Mesa Directiva firmaran las boletas y se votara en una mampara y que los senadores fueran llamados uno por uno a los para permitir que quienes estaban reacios a seguir la línea ordenada por López Hernández.
El exsecretario de Gobernación respondió airado llamando "Calderoncito" al panista y dijo que el bloque mayoritario votaría unido y que contaban con 87 votos para ungir a su candidata.
Tras cerca de una hora de debate, se desechó la propuesta de usar la mampara y se leyó el dictamen y entraron de lleno a la discusión para elegir a a presidenta de la Comisión.
Apoyo, contra viento y marea
El 6 de noviembre, cuando las comisiones de Justicia y Derechos Humanos aprobaron la terna, el presidente de la primera, Javier Corral, aceptó que tres mujeres quedaron en los primeros sitios de la evaluación, entre las que no estaba Piedra, sin embargo, por petición de otros morenistas se aceptó incluir a la titular del organismo.
"Nashieli Ramírez, Tania Ramírez, Paulina Hernández, Karla Obregón y Carlos Pérez Vázquez fueron los aspirantes con el mejor desempeño", dijo Corral. Pero los integrantes de las comisiones decidieron eliminar a Tania Ramírez, presidenta de la Red Mexicana por los Derechos de la Infancia (Redim), para hacerle sitio a Piedra.
El examen a las comparecencias de las aspirantes mostró que la presidenta de la CNDH había obtenido la peor calificación pero eso no fue impedimento para que se le incluyera en la terna de finalistas.
Pocas horas después de que se conociera que no estaba entre los mejores prospectos, el obispo emérito de Saltillo, Raúl Vera, un veterano defensor de derechos humanos, denunció que Piedra presentó una carta falsificada en la que presuntamente la apoyaba. Ella aceptó que había entregado el documento pero dijo que desconocía que la misiva fuera apócrifa pero no lo había hecho de mala voluntad.
Al presentar el dictamen con la terna, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos justificó que la carta se recibió fuera de tiempo y no fue considerada en el análisis de los documentos.
Llamó la atención otro distanciamiento, el del Comité Eureka, que expresó su desacuerdo con la reelección de la presidenta porque a lo largo de cinco años demostró su incapacidad para dirigir el organismo; lo paradójico es que Rosario Ibarra de Piedra, madre de la funcionaria, fue la fundadora del comité, integrado por personas que buscaban a sus familiares desaparecidos durante la Guerra Sucia.