CNDH

La administración de Rosario Piedra despidió a una empleada que tenía cáncer

Extrabajadores calificaron al organismo como un instituto que solo levanta quejas que no afectan al gobierno federal

Créditos: Especial
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La política de austeridad que impuso Rosario Piedra a su llegada a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para replicar lo que ordenó Andrés Manuel López Obrador en su gobierno causó estragos en Sandra Martha Salinas, una mujer que había trabajado 24 años en el organismo y fue cesada pese a que padecía cáncer.

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Sus problemas comenzaron cuando le diagnosticaron cáncer de tiroides, en noviembre del 2019. Por este padecimiento le extrajeron la glándula y recibió dos radiaciones de medicina nuclear.

Ante la necesidad de atención especializada utilizó el seguro de gastos médicos que tenían los trabajadores, pero en febrero del 2020 se le notificó la extinción del fondo de separación individualizado, que permitía a los empleados hacer un ahorro con aportaciones propias y del patrón, por lo que ella solicitó un amparo para que se no se le retiraran las prestaciones.

Tras ganar el juicio para que se le respetaran sus derechos, la CNDH la despidió.

El 14 de septiembre del 2022 recibió una llamaba de su jefe para que asistiera a la oficina de Recursos Humanos; se le dijo que habría una “reingeniería” de puestos y sería cesada de sus labores en capacitación y defensa de los derechos humanos.

“Nos fueron citando por separado. Fuimos los que nos habíamos amparado. Les expresábamos si era por el amparo. Argumenté que era nuestro derecho, porque si nosotros defendemos a otras personas, ¿por qué no defendernos nosotros mismos?”, recordó Sandra Martha.

Al perder su empleo, intentó inscribirse a un programa social para desempleados de la Ciudad de México, pero le negaron el apoyo cuando identificaron que había sido liquidada por la CNDH. A dos años de haber firmado el convenio de terminación voluntaria continúa sin trabajo y gracias a la Fundación Cáncer de Mama (FUCAM) ha podido continuar con su tratamiento de salud.

“Me dolió porque tenía 24 años y medio trabajando en diferentes áreas de la CNDH (…) No hubo un diálogo, fue una amenaza porque si no firmabas te ibas sin nada”, explicó Sandra Martha Salinas.

Además, lamenta que la CNDH se convirtiera en un organismo que simula proteger los derechos humanos porque solo levanta quejas que no afectan al gobierno federal.

“Estuve en cuatro administraciones, nunca había visto simulación, la CNDH no interviene en asuntos delicados, lo único que están haciendo es levantar quejas. Por ejemplo, van a una estación migratoria y preguntas a quién le negaron llamada telefónica, y si alguien dice ‘a mí’, eso ya es un motivo de queja cuando hay violaciones más graves”, indicó.

“Terrorismo laboral en la CNDH

Otros extrabajadores denunciaron a La Silla Rota los abusos cometidos por la administración de Piedra Ibarra.

Durante sus últimos años trabajando en la CNDH, Claudia Ivonne Araujo padeció abusos y comenzó a notar favoritismos hacia el personal que llegó con Piedra y su equipo.

Recuerda que sus jefes los amenazaban con pedir su renuncia si no se cumplían las metas, porque para simular que trabajaban exigían que concluyeran recomendaciones.

“Sufrimos abusos, trabajos exceso, favoritismo a directivos que no sabían hacer el trabajo de los visitadores generales (…) Teníamos que trabajar para justificar que los directores trabajaban también”, explicó Claudia Ivonne.

A dos años de ingresar a laborar en la CNDH se le diagnosticó con panuveitis en el ojo derecho y, por este motivo, dejó de realizar actividades de integración de expedientes de queja, visitas a las estaciones migratorias, y a lugares en donde se encuentran personas en contexto de migración.

Luego de 11 años de trayectoria en el organismo, recibió una llamada para que se presentara en el área de Recursos Humanos porque su plaza iba a desaparecer por una restructuración y querían llegar a un convenio de terminación laboral. 

“Me presentan el convenio, referí que no tenían que ser unilaterales debían de ser por ambas partes, pero dijeron que si no aceptaba el convenio iban a cesarme de mi cargo. Al rescindirnos el cargo, perdí el servicio médico, la seguridad social del ISSSTE como el seguro de gastos médicos mayores, que conservamos por un amparo que por la austeridad republicana eliminaron”, indicó Claudia Ivonne Araujo.

Ante la decisión unilateral, pidió al director general de recursos humanos, Samuel Parra, que revisara su expediente porque tiene un padecimiento incurable que le dejó un ojo infuncional.

 A 52 años, no logra conseguir empleo y le es imposible pagar un tratamiento para su ojo, cuyo costo es de 30 mil pesos.

“Prometieron una renovación del contrato a los tres meses”

Efraín Nieves, quien laboraba como subdirector de organizaciones no gubernamentales internacionales en la CNDH, recuerda que cuando Rosario Piedra Ibarra sumió la presidencia de la CNDH, fueron despedidos trabajadores que estaban a punto de jubilarse.

En el 2021 le informaron que por una restructuración a la Secretaría Ejecutiva iba a desaparecer su puesto y para evitar que se quedara sin trabajo, le ofrecieron cambiarlo a otra área, pero el requisito era renunciar a su contrato indefinido.

“Les dije: ‘No, oiga, me van a dejar volando’, pero me respondieron que no me preocupara que así era la disposición para todo personal que entrara y que a los tres meses iba a tener mi nuevo contrato”, explicó Efraín Nieves.

Debido a que iba a contar con el mismo sueldo y porque no tenía problema para atender las quejas que recibe la Sexta Visitaduría General, aceptó firmar un contrato de tres meses con la promesa de renovación.

Sin embargo, después de firmar la renovación del contrato de tres, se le informó que no podían otorgarle un acuerdo laboral indefinido.

Al concluir su relación de trabajo de 15 años en la CNDH, interpuso una demanda laboral y por hostigamiento al organismo.

En la actualidad, tiene 53 años y para pagar el crédito hipotecario del departamento en donde vive, imparte una clase de derechos humanos en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, cuyo sueldo le es insuficiente.