SUCESIÓN EN LA RECTORÍA DE LA UNAM

En la UNAM seguimos teniendo una deuda con las mujeres violentadas: Patricia Dávila

Patricia Dávila, directora de Desarrollo Institucional de la UNAM, afirma que será una rectora de a pie en caso de que la Junta de Gobierno la elija

Créditos: Jhonatan Vega
Escrito en NACIÓN el

Una de las principales motivaciones que empujan a la directora de Desarrollo Institucional de la UNAM, Patricia Dávila, para buscar ser designada por la Junta de Gobierno como rectora de la Universidad Nacional Autónoma de México, es el amor que siente por la institución, a la que le debe mucho, como le deben millones de mexicanos, asegura.

Patricia Dávila, bióloga de profesión, que estudió la licenciatura en la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, afirma que es una de las personas que más conoce a la UNAM, pues ha sido investigadora, directora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala y ahora es funcionaria.

Desde su punto de vista, la mayor fortaleza de la UNAM es su gente y su autonomía, que permite a la universidad autorregularse. Entre los retos que tiene la institución, están el combate a la violencia de género y a la inseguridad, sobre todo la que viven estudiantes en las FES, y que ella vio personalmente cuando estuvo en Iztacala.

Dávila considera que precisamente, haber sido directora de la FES le da un plus para ser tomada en cuenta por la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Tengo experiencia de caminar, de trabajar, de resolver problemas con una multidisciplinaria”, enfatiza la funcionaria, quien promete que en caso de ser designada, será una rectora de a pie.

Respecto a las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador o algunos cuestionamientos de actores políticos a la UNAM, recuerda que en la universidad están acostumbrados a ser criticados e incluso entre ellos mismos lo hacen.

Sobre la posibilidad de que en caso de ser designada por la Junta de Gobierno, pueda ser la primera mujer en encabezar los destinos de la UNAM, la bióloga reconoce su motivación.

“Me siento muy comprometida, con muchas ganas de demostrar que las mujeres en equipo, con mujeres y hombres podemos hacer muchas cosas. Yo creo que sí llegó el momento de que tengamos una mujer rectora, cumplo con no solo los requisitos de papel, sino los de experiencia, de carácter, de conocimiento de la universidad y de la camiseta bien puesta. Lo puedo hacer. Me da de repente, se me apachurra un poco el corazón porque soy ser humano, pero voy por eso en serio”.

Quiere mucho a la universidad 

Patricia Dávila es entrevistada en su oficina de Desarrollo Institucional, en el octavo piso de Rectoría, donde con una sonrisa recibe a La Silla Rota.

- ¿Qué es lo que le motiva a ser tomada en cuenta para la designación de rectora?

-Hay muchas cosas que me motivan. El que yo quiero mucho a la universidad, que le debo mucho y muchos de nosotros le debemos. No me refiero solamente a los que hemos estudiado aquí, sino a todos los servicios que la universidad le brinda a la población en general. Eso me motiva mucho.

Es una universidad que mucha gente lo ha dicho, quizá es el proyecto educativo-social más importante que ha tenido este país y eso es un gran compromiso, pero también es un orgullo estar aquí. Me motiva también que soy una persona que ha caminado por la UNAM y soy de las que mejor la conoce.

Estuve en el Instituto de Biología como investigadora, después me fui de prestado a Iztacala a echar a andar un proyecto, de investigación con profesoras, profesores, una cosa muy bonita de conservación y sustentabilidad de recursos en zonas áridas, por dos años. Me quedé porque me encantó la Facultad de Estudios Superiores. Las facultades me parecen lugares muy abiertos donde se pueden hacer cosas. Tuve varios puestos, llegué a ser directora de la FES, eso me da un plus.

- ¿Es una UNAM diferente a la que se ve en una FES?

-Casi hace cuatro años que salí. En ese momento había casi 17 mil alumnos, 400 profesores de carrera, 2 mil y pico de profesores y mil trabajadores, con siete carreras diferentes en el área de la salud y ambiente, pero diferentes. Yo soy bióloga y me había movido en el ámbito de la Biología con biólogos, ahí llegué y a empezar a trabajar, arreglar problemas, sentarme con estructuras a veces diferentes, mentales, con los psicólogos o con los enfermeros, las enfermeras, con los médicos. Iztacala me hizo crecer mucho, me dio mucha cancha, seguridad y le agradezco mucho. Nunca me he arrepentido de haberme quedado ahí. Es una de las mejores decisiones de mi vida.

- ¿Es un bagaje distinto?

-Es un bagaje [distinto] pero es muy rico. Los chicos llegan de la zona del norte de la ciudad, de lugares bravos y requieren apoyo, atención, ser escuchados. Ellos nos enseñan mucho y así es como crecí. Me refiero académicamente pero también en entender las entrañas de la universidad.  Después, acabando mi periodo como directora, el rector [Enrique Graue] me trajo acá a la Coordinación General de Estudios de Posgrado y empecé con la pandemia.

- ¿Qué tal le fue?

-Entonces mi aprendizaje fue en línea y complicado. Pero me encanta el posgrado, es un área de la universidad muy bella y uno sueña muchas cosas ahí, es otro ambiente. Estuve poco tiempo, año y medio porque después el rector me pidió que viniera aquí a la Secretaría de Desarrollo Institucional a apoyar y hacer varias cosas en el ámbito.

Como digo, ya le di la vuelta a la manzana a la universidad, conozco el instituto, la facultad multidisciplinaria, el posgrado, estar cerca aquí del rector en la secretaría me da un plus en el conocimiento de la UNAM, aunque nunca se le acaba de conocer. Creo en la educación gratuita pública de todo corazón. Aunque no estudié mi licenciatura aquí, sino en la UAM, soy ferviente creyente de que la educación pública es importantísima y tenemos que defenderla con todo”.

Se ha hecho mucho contra la violencia de género

- ¿Cómo ve que se ha atendido el problema de la violencia de género? ¿Piensa que hay una deuda aún con estas personas que han denunciado estos casos? ¿Tiene alguna propuesta al respecto, porque es un tema que ha afectado a estudiantes principalmente?

-Estoy totalmente de acuerdo. Es un problema grave, no de la UNAM, sino de este país y me atrevo a decir que del mundo. En la UNAM sí se ha hecho mucho. Ha habido intentos, se formó la Coordinación de Igualdad de Género, la Defensoría está muy encaminada a apoyar estas cosas. Se han hecho muchísimas actividades educativas, de difusión, se ha avanzado mucho, pero la deuda es grande. Nos falta mucho por aprender.

Como mujeres pero también como hombres hay cosas, los que somos más viejos como yo, hay cosas o actitudes que se podían hacer o decir hace unos años, que ahora son totalmente inconcebibles, no pueden pasar y de repente se nos olvida y hay que estar recordándolo.

La deuda la seguimos teniendo con las mujeres que han sido violentadas de alguna manera y sí tengo una propuesta concreta. No tenemos que a veces descubrir el hilo negro, sino conocer el problema y habiendo estado en la FES Iztacala, habiendo visto ese problema en carne viva y enfrentarlo, una de las cosas que tenemos que hacer es utilizar todo ese bagaje de información que tienen expertos en el tema, de lo que pasa, la parte normativa que también se ha aprendido mucho y ponerlo al alcance de las entidades”, añade.

No es posible que alguien que está en la FES Cuautitlán o en otra parte y haya un problema de violencia, no solamente de género, no tenga o no pueda tener en su propia entidad la contención o el apoyo inicial. En algunos lo hay y muy bien hecho. En Iztacala lo tenemos, pero no en todos lados y tenemos que aprender.

Nos tienen que capacitar pero no en una cosa muy sofisticada y con teoría. Eso que lo haga quien hace investigación y qué bueno, no tengo nada en contra de eso pero necesitamos algo práctico, que nos digan este es el paso uno, el dos y como entramos a la contención inicial y después como salimos y seguimos el proceso de acuerdo con la normatividad. 

- ¿Cuáles fortalezas y debilidades ve en la UNAM que se puedan atender?

-Fortalezas, la primera es nuestra gente. O sea, si no tuviéramos la gente que tenemos y me refiero a los trabajadores, a los académicos de primer nivel que tenemos, porque tenemos muchos problemas como todos, pero por algo somos la universidad más importante de este país, la universidad 93 en el mundo. No lo decimos nosotros, lo dicen los rankings internacionales, entonces algo debemos estar haciendo bien, pero sí, su fortaleza es la gente.

Nuestro capital de recursos humanos es importantísimo, nuestros alumnos son el corazón de la universidad y juegan un papel importante y nos hacen recordar todo el tiempo que son el corazón y que tenemos que atenderlos. Por supuesto una parte importantísima de la universidad es nuestra autonomía, que es lo que nos permite movernos de una manera articulada, decidir nuestros planes de estudio, regirnos, organizarnos, discutir.

Los órganos colegiados arropan a la UNAM en su toma de decisiones, no todo pasa por el rector, afirma.

Todo el mundo cree que el rector de a dedazo decide todo. No es cierto. En un grupo acabamos de proponer al Consejo Universitario un reglamento nuevo para la elaboración de planes y programas de estudio y yo pasé por 8 órganos colegiados, mi grupo que los propusimos y todos ellos lo cuestionan, dicen esto está mal y uno tiene que defender, entonces esa autonomía, esa manera de que nos podemos autorregular y que somos lo suficiente maduros para hacerlo, es la fortaleza mayor, junto con nuestra gente”, remarca la secretaria de Desarrollo Institucional.

Covid dejó secuelas

- ¿Qué debilidades ve en la UNAM? He escuchado que ha habido quien dice que la covid19 dejó secuelas que aún se sienten entre los estudiantes, está la inseguridad, la falta de recursos.

-Mire la covid19 es una tragedia, un evento terrible que le pegó otra vez a todo el mundo y no estamos excluidos. Esto implicó problemas, secuelas físicas, mentales no solamente de alumnos, sino de trabajadores y académicos, pero también problemas educativos que estamos paleando poco a poco. Esto es un proceso que va a ir saliendo paulatinamente y lo tenemos que hacer con cuidados muy particulares.

Se empezaron a hacer, pero yo insisto en mi proyecto de trabajo que tenemos que hacer un plan integral. Lo llamo de regularización de alumnos, ¿por qué? Porque se perdieron muchas cosas en el camino. No fue normal y esa regularización se puede hacer. Nosotros hicimos una cosa así en más pequeño en Iztacala y pudimos subir los niveles de la eficiencia terminal, la eficiencia de egreso y lo más importante, reducimos el abandono y el rezago escolar.

Hay otro tema que es importante y que tiene que ver con la seguridad, es otro lastre que tenemos. Y otra vez no lo tenemos nada más en la UNAM, sino que lo tenemos en el país. Se ha caminado otra vez mucho, pero es como lo de género, es un camino que no sé si alguna vez vamos a alcanzar a concluir, pero que tenemos que estar empujando con el trabajo que se hace aquí de vigilancia, con todo lo que tiene que ver con iluminación, botones de pánico.

"Todo el trabajo interno de vigilar, de no tener lugares donde se puedan hacer grupos donde puede haber grupos de narcomenudeo. Este es un trabajo muy complicado, que tenemos que abundar y revisar con mucho cuidado”, reconoce Patricia Dávila.

Al tema de violencia de género y de inseguridad agrega el del presupuesto.

“Cada año nos estamos mordiendo los dedos tratando de ver cuánto presupuesto nos van a dar. No nos ha ido mal. No nos podemos quejar, no nos han aumentado el presupuesto federal, se ha incrementado no significativamente, pero ha aumentado. Lo que pasa es que la inflación también ha sido fuerte, entonces nos baja el poder adquisitivo. Aquí entramos a una cosa que es muy importante, que son las prioridades que tiene que tomar quién decide de qué es lo importante.

“Es como en una casa, tenemos varios problemas, pero debemos decir ‘bueno, pues a mí me alcanza para estos tres, que son los más importantes y después haré los siguientes’. Esas son los puntos que hay que atacar, de debilidades, pero que no son de la UNAM, son de este país”, dice.

Vengo de abajo, de Iztapalapa para el mundo 

-Ve riesgo en críticas del presidente López Obrador, o de que se haya presentado una iniciativa para abrir el proceso de designación. ¿Ve algún posible riesgo de que esta politización afecte el proceso o incluso de cara a la elección presidencial, cause turbulencias en la UNAM?

-No tengo bolita mágica, pero quiero decir que en la UNAM estamos acostumbrados a que se nos critique, nosotros lo hacemos entre nosotros, nos criticamos y debatimos, esa parte no nos afecta. El presidente fue muy claro en decir que él no se iba a meter en el proceso y le creo.

Vamos a caminar como buenos académicos que somos, como gente seria y bien intencionada en un proceso que está delineado por nuestra Ley Orgánica y nuestros lineamientos. Claro, va a haber cosas y discusiones y puntos de vista diferentes porque pensamos diferente y eso a mí me da mucho gusto. Tenemos ópticas diferentes porque nuestra experiencia de quienes vamos a participar es bien variada.

De entre las personas que quieren participar, yo vengo desde abajo porque vengo de Iztapalapa para el mundo, y crecí en un ambiente muy pobre. Mi madre tenía primaria y mi padre secundaria y fueron gente de mucho trabajo que nos ayudaron a todos a tener una carrera. Trabajo desde los 15 años, entonces los puntos de vista de los diferentes actores tienen que ser distintos y es bienvenida la diversidad de formas de pensar.

"Espero que no haya un problema grave que atore el proceso. Este tipo de cosas pasan cada vez que hay un proceso de cambio de rectoría, tampoco nos sorprende mucho”, comenta.

No creo en las cargadas 

- ¿Ve a la UNAM preparada para una rectora?

-Claro que sí la veo, hay personas que se han acercado a mí que no conozco y no solamente mujeres, sino hombres diciéndome ‘Patricia te conocemos por tu trayectoria y nos gustaría apoyarte y yo a todo mundo le digo -porque no creo en las cargadas de a ver quién jala más gente para que hable con la Junta de Gobierno, eso no sirve- lo que les digo es el que tenga ganas de apoyarme porque cree en mi proyecto y en mí, adelante. Yo sí creo que puedo hacerlo.

- ¿Usted que fue directora de Iztacala, cree que ha faltado una mejor atención para las escuelas periféricas?

-Sí, hay problemas graves de seguridad. Yo los viví durante mi gestión. Me tocó acompañar a chicos y a chicas al hospital, porque los asaltaban, les picaron con un picahielo, hubo un balazo a una chica, no en Iztacala, en el trayecto y la asesinaron. Me tocó un poco de todo, todos estudiantes, hubo alguna maestra que también la asaltaron, pero más estudiantes porque van en el transporte público e Iztacala está en casi en el límite entre la Ciudad de México y el estado de México y esa frontera a veces se vuelve muy difusa, en quién la atiende.

Se tiene que trabajar muy duro con un programa de alertamiento a los jóvenes de que hagan que se cuiden. Me preocupa que siempre los chicos se ponen los audífonos, andan con el celular, caminan y no están alertas y a veces traen la computadora como si fuera canasta y son fáciles de robar, de agredir, no salen en grupos, no se cuidan.

Son blancos fáciles. Hay un trabajo muy importante que tenemos que hacer, por ejemplo, en el caso de las FES con las autoridades municipales, estatales y por supuesto federales. Hay que hablar con ellos, necesitamos apoyo, que nos quiten los bares de ahí.

- ¿Se reunirá con personas en este proceso?

-Me voy a reunir con quien quiera reunirse conmigo, si me invitan, iré con mucho gusto. Estoy abierta a platicar con todos mientras sea en el ámbito del respeto y tengo todas las herramientas para ser rectora.

MRv