Joaquín es apicultor desde hace 10 años, cuando trabajó con otro apicultor y le empezó a gustar la producción de miel y convivir con las abejas, como él mismo dice.
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“Empecé con mis cajas, mis traslarves, mis núcleos y me hice productor”, recuerda en el terreno donde siembra, perteneciente a la comunidad de Santiago Tepalcatlalpan, en la alcaldía Xochimilco.
Joaquín es uno de los apicultores que forma parte del programa puesto en marcha por la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural para rescatar abejas en entornos urbanos donde corren el riesgo de ser atacadas por estar en enjambre, como postes, construcciones y hasta tinacos. Luego de rescatarlas, son llevadas a apiarios para que se unan a otras abejas y producir miel, sin correr riesgos.
Como dice Joaquín, él les da la bienvenida y las adopta en sus apiarios.
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“Llegan a lugares equivocados, les echan agua con jabón y si hay manera de que personas las traigan al campo lo veo bien, se van a la ciudad, a las casas y ahí las matan, me da gusto que las traigan y darles un hogar”, dice a La Silla Rota mientras revisa unos apiarios, enfundado en su traje para evitar que le piquen.
El programa, llamado Rehabilitación y aprovechamiento de enjambres y colonias silvestres de abejas, cuenta incluso con la participación del Cuerpo de Bomberos, que ha sido capacitado para rescatar a las abejas sin que sus integrantes sean picados, las entrega a la Corena, que antes de llevarlas a un apiario las pone en cuarentena para analizar si están enfermas y tratar de curarlas, explica por su parte Samantha Cárcova, coordinadora del área Pecuaria y Apícola de la comisión.
Con este programa se busca evitar que las abejas sean atacadas con jabón o incluso hasta con fuego y que continúen con su importante labor polinizadora.
“Sin ellas pues no habría como tal vegetación en el planeta, entonces sin ella también hay pérdida de vida silvestre y por tanto pérdida del ser humano, entonces el 70 por ciento de las plantas silvestres dependen de la polinización de varios individuos pero en especial de la abeja”, explica, vía telefónica.
“El 80 por ciento de los alimentos, o sea de la producción vegetal de la cual nos alimentamos, proviene de las abejas”, añade la funcionaria.
Desde que comenzó el programa, en 2019 se han recibido 84 reportes de enjambres en entornos urbanos y con posible riesgo de ser atacados, se han brindado 79 atenciones y a la fecha se han rehabilitado 22 colonias, de las cuales 17 han sido entregadas a apicultores.
LOS FERTILIZANTES TAMBIÉN LAS MATAN
Joaquín comenta que además de los riesgos de que las abejas vivan en sitios urbanizados y sean atacadas, hay otro también que las acecha: el uso de fertilizantes en los sembradíos, situación que le disgusta al productor de miel porque ha visto cómo se mueren.
La razón es que cuando las abejas polinizan productos elaborados con fertilizantes dañinos para ellas, al regresar a sus cajas mezclan la miel que llevan con químicos, y con dos o tres que lo hagan, contaminan la caja y matan a kilos de abejas. Describe la mortal situación.
Eso lo ha visto en sus propios apiarios. Desafortunadamente no hay forma de detectar a las abejas contaminadas.
“Son las que llegan a juntar el néctar que está contaminado, lo ponen en el bastidor, las otras lo prueban, se intoxican y van cayendo y se mueren. Hay muchos fertilizantes que se pueden manejar que no matan a tanto animalito”, sugiere para los sembradíos.
RESCATE AYUDA AL MEDIO AMBIENTE
El programa busca no sólo apoyar al productor, sino también evitar que las abejas queden vulnerables en entornos hostiles, menciona Cárcova.
“El rescatarlas tan solo de lugares donde no son adecuados para ellas o donde pueden tener algún tipo de daño es importante, no nada más para la parte productiva, sino para la parte medioambiental y para la misma especie que pues ahorita es una especie que se encuentra vulnerable al ser un insecto y ahorita sabemos que todos los insectos se encuentran vulnerables por tanto uso de agroquímico, por la desmedida destrucción de los hábitats. Entonces, ahorita este programa viene como que a impactar esa parte”, explica la coordinadora del área Pecuaria y Apícola de la Corena.
Como parte del programa, Corena da apoyo para limpiar el apiario, comprar resinas, el mantenimiento y cajas. Lo que le dan a Joaquín, lo invierte en el apiario para que esté limpio, poner la cera, la madera y los bastidores nuevos para que se vea bonito y la miel producida sea saludable.
Así se ve en su apiario, con sus cajas ordenadas, separadas, una sólo dedicada a abejas reinas, que encierra en una especie de jaulita para que las otras se acostumbren a ella y no la maten. Ahí las deja unos tres o cuatro días para que se acostumbren a ella y luego las pasa a otra caja.
Luego están otras cajas donde ya están las abejas listas para producir miel, en las que también producen propóleo, una especie de cerita que ponen en las cajas para protegerse del frío y que es una materia muy valiosa para los humanos, pues les ayuda con las dolencias de la garganta.
LAS VENTAJAS DE LAS AFRICANIZADAS
Samantha Cárcova fue consultada sobre cuáles son las ventajas del programa para los apicultores.
“Para ellos es una buena alternativa de crecimiento porque sigue siendo una colmena más. Aproximadamente una colmena produce 19 litros de miel en un ciclo que es casi cada año, una colmena entonces para ellos pues sigue ayudándoles en su parte productiva, y además pues muchos de los apiarios se encuentran en el bosque o en la parte cerril de Milpa Alta o de Los Dinamos y eso sirve para mejorar la diversidad que hay ahí porque siguen siendo polinizadores.
“Ellos están súper contentos con este proyecto que se ha impulsado porque aparte de que se les ayuda en la parte productiva, ayuda directamente a su entorno”, enfatiza.
Sobre el tema de que a los apiarios se llevan abejas rescatadas de las llamadas africanizadas, que son más agresivas, aunque también de acuerdo con Joaquín, más productivas, la funcionaria comenta que algunos productores incluso ven que es una ventaja tener a dichos insectos.
“Me dicen ‘es que a mí me gusta más que lleguen más africanizadas también, porque luego hay muchos robos de colmenas porque están alrededor de la parte urbana’. Entonces cuando son africanizadas, pues mínimo se llevan su picotiza”.
De vuelta con Joaquín, comparte lo que siente al ver a nuevas abejas llegar, procedentes de lugares donde eran indeseadas.
“Me gusta porque esas abejas no llevan rumbo fijo, andan buscando un hogar y la gente lo primero que hace es matarlas, les echa agua con jabón, las quema y si hay personas que se dedican a salvarlas aquí tenemos apiarios, bienvenidas. Los bomberos que están haciendo su labor de rescatarlas y si nos las obsequian a nosotros acá las acomodamos y que hagan un hogar”.
El apicultor dice que además las abejas se cruzan y que como ocurre en la ganadería, también hay pie de cría, para mejorarlas. El llevó unas de Aguascalientes, cuya primera generación no funcionó debido al frío, pero sus hijas ya salieron buenas.
“Se van cruzando con zánganos y agarran su forma de esta zona que es fría”, concluye.
VGB