Al finalizar el año 2018, la suerte de José Antonio Yépez Ortiz, “El Marro”, estaba echada. A través de diferentes seguimientos efectuados por el Ejército y del naciente Centro Nacional de Inteligencia (CNI), antes Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el gobierno federal obtuvo coordenadas de su ubicación precisa en la Quinta “Las Moras”, municipio de Villagrán dos días antes de finalizar 2018, sin embargo, el operativo no se efectuó. En los dos años siguientes “El Marro” fue el blanco principal del gobierno federal. Su cacería estaba en marcha y culminaría en agosto de 2020 a 10.6 kilómetros de dónde pudo ser capturado en diciembre de 2018.
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La aprehensión de “El Marro”, narrada a partir de documentos clasificados como “secretos” o “confidenciales” de la Secretaría de la Defensa Nacional, se basó en intervenciones telefónicas a los integrantes del cártel, así como seguimiento aéreo a través de drones no tripulados por personal de la Defensa Nacional en Celaya, Comonfort Cortazar y Juventino Rosas, municipios utilizados por “El Marro” para ocultarse.
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Aunque “El Marro” ya fue detenido, la organización criminal sigue teniendo presencia en la entidad, gracias a los cimientos de impunidad construidos en los últimos años, así como por la protección de las autoridades.
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Un desafío para el gobierno
Los informes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), mencionan el año 2014, como la fecha de surgimiento del Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL). Las actividades criminales, definidas por las áreas de inteligencia de la Sedena, incluían el robo de hidrocarburos, secuestro, asalto, la comercialización de drogas, así como al robo a transportistas.
El poder que acuñó la organización, les permitió tener presencia en 25 de los 46 municipios que integran a Guanajuato a través de una estructura basada en cerca de 3 mil criminales, entre ellos, funcionarios de gobierno de los tres niveles, principalmente elementos de seguridad y procuración de justicia. La red de impunidad del cártel estaba garantizada a través de pagos de mil o hasta 15 mil pesos a cada integrante.
“Se constituye por: un liderazgo único, grupos político y social, así como cuerpos de seguridad cooptados de los tres niveles de gobierno, estimando su integración por aproximadamente 3,000 individuos…Dentro de su estructura cuenta con un área de administración financiera responsable del manejo y distribución de los recursos, efectúa el pago de manera directa o indirecta a los individuos que lo conforman, asignando cantidades (de $1000 a $15,000) en relación con las actividades y funciones que desempeñan”.
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De acuerdo con informes incluidos en la base de correos de la Sedena obtenida por los hacktivistas de Guacamaya, los cimientos del CSRL estaban compuestos por presidentes y síndicos de 25 municipios donde tenía presencia. El esquema monetario de la organización incluía la presencia de sus integrantes en puestos de gobierno, así como asignación de obras y recursos económicos.
“El grupo se conforma por: familiares del líder de la organización, amigos, sicarios, narcomenudistas, huachicoleros, halcones y personas de estrato social bajo. Se caracteriza por actuar en forma permanente, bajo una organización compartimentada, mediante acciones violentas en puntos específicos y de corta duración. Para llevar a cabo lo anterior, se vale de la clandestinidad que le proporciona el entorno geográfico y social, medios de comunicación y red de halcones, bajo la protección de individuos que participan activamente sin emplear armas obstaculizando la acción de las autoridades”.
La cacería de “El Marro”
Los seguimientos efectuados por el gobierno federal contra “El Marro”, incluidos en la base de datos obtenida por los hacktivistas de Guacamaya, incluyen un parte en el que se tuvo ubicación de José Antonio Yépez Ortiz, el 30 de diciembre de 2018.
De acuerdo con un documento de la Subjefatura de Inteligencia de la Sedena, “El Marro”, estuvo en la Quinta “Las Moras” ubicada en San Salvador Torrecillas, municipio de Villagrán. El motivo, el capo efectuaría una reunión para la agrupación criminal con motivo del año nuevo.
“A través de monitoreo técnico, se obtuvo información que a partir de las 12:00, 30 de dic. 2018, José Antonio Yépez Ortiz, 'El Marro', líder del Cártel Santa Rosa de Lima. Realizará un festejo de fin de año para los integrantes de su organización y al parecer a sus familias. Se prevé su asistencia, así como entre 800 y 1,000 personas”.
La Sedena planificó un operativo, a partir de las 11:00, para dar seguimiento a la reunión a través de drones. El plan del Ejército contemplaba instar a “El Marro” a salir del lugar a través de la identificación de las aeronaves no tripuladas para poder capturarlo fuera del lugar. Sin embargo, la planificación no se efectuó porque existía el riesgo de bajas civiles y soldados al darse un enfrentamiento.
“El número de personas entre familias e integrantes de dicha organización en el lugar de la reunión, constituye un riesgo para una operación de captura sobre el blanco principal, por lo que aprovechando la presencia de aviones no tripulados en el área, se coordinó con la Comandancia de la XOO para que mediante una operación de engaño al punto de reunión se obligue al blanco a abandonarlo para que se le dé seguimiento con las aeronaves no tripuladas, se ubique un punto donde pueda efectuarse alguna operación con menos riesgos para la población y las tropas”.
El primer operativo fallido durante este sexenio para detener a José Antonio Yépez Ortiz, no detuvo a las autoridades. En los siguientes meses el gobierno federal continuó con la intervención de celulares y vigilancia aérea a través de drones en municipios identificados como lugares de escondite del capo. La inteligencia comenzó a tener frutos con la captura de distintos integrantes de primer nivel del CSRL, los cuales poco a poco dieron informes sobre la estructura criminal, así como las actividades realizadas por “El Marro”.
Los seguimientos, incluidos en los documentos clasificados como “secretos” o “confidenciales”, incluyen un espionaje aéreo en las comunidades de Neutla, Delgado de Abajo y arriba, en las inmediaciones de la presa de Neutla y Pocitos de Corrales, pertenecientes al municipio de Comonfort.
Uno de los lugares vigilados es un inmueble ubicado en la comunidad Delgado de Arriba, donde se identificaron condiciones semejantes en otras propiedades utilizadas por el capo para ocultarse. También, en información de campo en la cual se detalla que “El Marro”, pagó los festejos patronales del pueblo, los cuales incluyeron la contratación del intérprete Nicko Rodríguez.
“A tres minutos del inmueble, se ubica la iglesia en la que el líder del Cártel pagó recientemente los festejos patronales del pueblo celebrados el pasado 27-30/sep/2019; al parecer el blanco asistió al baile popular, donde contrató a Nicko Rodríguez, intérprete de “narcocorridos”. Los caminos hacia esta comunidad, son transitables y rodeada por vegetación; se apreció poca afluencia vehicular; lo que permitiría identificar vehículos extraños al lugar. No se descarta la presencia de “halcones” que reporten el ingreso de personas o unidades ajenos al lugar”.
Aunque por meses, el gobierno federal perdió la pista de “El Marro”, según los documentos obtenidos por los hacktivistas de Guacamaya, las autoridades continuaron cerrando el círculo de protección del capo y recibiendo denuncias de ciudadanos sobre su paradero.
Uno de ellos lo delata en un condominio ubicado en la calle Bugambilias 101, colonia Fina Campestre, Fraccionamiento El Laurel, municipio de Cortazar, lugar que utilizaba el capo meses antes de ser detenido.
“En el privado en la calle Bugambilias vive un señor que se llama Ariel Enrique Corona Rodríguez, le renta la casa a una señora que se llama Rocío Fernández, ya tiene dos días escondido en esa casa ‘El Marro’, los vecinos nos dimos cuenta porque lo vimos entrar, un vecino ha estado entrando y saliendo camionetas polarizadas, se bajan hombres armados a dejar despensa, cosas por el estilo, estamos muy nerviosos en el fraccionamiento, tenemos miedo por nuestros hijos que ‘El Marro’ haga algo aquí o pase algo, la verdad me da miedo mandar este mensaje porque tengo miedo a que hagan a la gente que vivimos aquí en el fraccionamiento privado con seguridad en la entrada por eso solo los vecinos nos dimos cuenta y el señor Ariel ya tiene amedrentados a varios vecinos y no nos deja pasar por ahí, ni a pasear a los perros, por favor ayúdenos estamos aterrorizados por nuestra integridad física, manden a la policía”.
Las autoridades no desistieron de la persecución de “El Marro”. La detención de sus familiares, así como la ejecución de algunos de sus líderes a manos del Cártel Jalisco Nueva Generación, le fueron cerrando el paso hasta ser capturado el 2 de agosto de 2020 en la comunidad de Franco Tavera municipio de Juventino Rosas a 10.6 kilómetros de donde pudo ser capturado el 30 de diciembre de 2018.
VGB