El gobierno federal prohibió la importación, desarrollo, comercialización y uso del glifosato en las actividades agrícolas en México, debido a que es dañino para el ser humano y ordenó al Conacyt desarrolle una alternativa de herbicida para desterrar el uso del glifosato; sin embargo, productores de fertilizantes y herbicidas niegan que sea dañino su uso y acusan que más bien hay una campaña para desacreditarlo sin bases científicas.
El programa “Pies Ligeros”, que implementó en 2021 el Conacyt y su directora, María Elena Álvarez-Buylla, asumió el discurso político incendiario de ir contra todo lo neoliberal, así que comenzó a apuntar con dedo flamígero a la “ciencia neoliberal”.
Para dicho plan se destinaron 23 millones de pesos. De acuerdo con un comunicado de prensa del 8 de septiembre del 2021, el Conacyt y las secretarías de Agricultura, Medio Ambiente, Educación Pública y Bienestar, abrieron micrositios con la firme intención de establecer una plataforma de capacitación para avanzar hacia la transición agroecológica.
La agenda, critican especialistas, fue que se impuso una agenda basada en ideología y no en la ciencia, en la que cuestionan el uso de plaguicidas, al tiempo que promueven productos “orgánicos” que no cumplen con las normas sanitarias para su distribución.
Con ello, muchos pequeños productores locales en México han dejado de lado su uso y han optado por sembrar maíz orgánico, a sabiendas que su producción es más reducida y dependen del temporal de lluvia; por lo que el encarecimiento de su cosecha afecta a la inflación y a los bolsillos de consumidores. Así lo ha reportado La Silla Rota.
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Isabel González, quien se dedica a sembrar maíz en su parcela con su familia, explica que, cuando tuvieron que dejar de usar fertilizantes químicos por orden federal, su producción bajó. Aunque hoy vende su maíz bajo la etiqueta de “orgánico”, depende del temporal y de la cosecha de otros productos para sobrevivir todo el año.
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Sequía en todo el país
La sequía que se registra en México provoca afectaciones en casi tres cuartas partes del territorio nacional (74.58%) donde se registra alguna condición seca, entre las cuales se encuentran 16 entidades que ya tienen afectaciones en el 100 por ciento de su territorio, lo que amenaza a la producción agrícola y pecuaria nacional.
Así lo aseguró el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), Luis Eduardo González Cepeda, luego de señalar que, según especialistas, en nuestro país la agricultura (de riego y temporal) es fuente de empleo e ingreso económico por lo que las sequías representan una amenaza que puede generar desajustes en la economía regional y nacional.
Resaltó que actualmente la temporada de estiaje ya comenzó en nuestro país; sin embargo, desde hace tres años se han registrado condiciones meteorológicas que agravan la situación. Recordó que en julio de 2022, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo por inicio de emergencia de sequía severa, extrema o excepcional en cuencas debido a que más del 23 por ciento de municipios del país tuvieron falta de lluvias.
De esta forma, mencionó que los primeros meses de 2023 no son alentadores y a esto se suma que apenas inicia la temporada de calor, según investigaciones del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) México se ha vuelto más cálido desde la década de los años 60 del siglo pasado. Aseveró que, las temperaturas promedio a nivel nacional aumentaron en 0.85 grados Celsius y las temperaturas invernales en 1.3ºC; se ha reducido la cantidad de días más frescos desde los años sesenta y hay más noches cálidas, además de que la precipitación pluvial ha disminuido en la región sureste desde hace medio siglo.
Por ello, dijo, se tiene que impulsar la agricultura de conservación, la cual se basa en la mínima movilización del suelo, generar una cobertura permanente con material vegetal vivo o muerto y diversificar cultivos mediante rotación o cultivos intercalados, según el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Asimismo, explicó, hay que combatir la quimofobia en el sector agrícola, entendida como el miedo irracional al uso de agroquímicos como el herbicida denominado glifosato, el cual se ha demostrado que es inofensivo para la salud humana y es un producto que contribuye a que los suelos conserven niveles de agua y humedad, con lo que se evitan escorrentías y reduce la necesidad de riegos.
Lo anterior, no sólo beneficia a los agricultores, ya que el vital líquido que no sea usado por la agricultura podría ser destinada a otros rubros, ya que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refiere que en México, 76% del agua se utiliza en la agricultura; 14%, en el abastecimiento público; 5%, en las termoeléctricas y 5%, en la industria.
Por ello, finalizó, es importante dejar de lado las visiones que se basan en miedos irracionales o en ideologías caducas que sólo están deteniendo el desarrollo del campo y que nos pueden encaminar a una crisis alimentaria como no se ha visto en nuestro país.
¿Qué es el glifosato y cómo funciona?
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el glifosato se usa como principio activo en herbicidas que son productos químicos para controlar o eliminar plantas no deseadas y algunos actúan al interferir con el crecimiento de las malas hierbas, en este sentido, el uso del glifosato incrementó en las últimas décadas especialmente por su eficacia para eliminar clínicamente maleza como pastos y plantas que se consideran “mala hierba”.
“Es, probablemente, el herbicida más utilizado a nivel mundial, en México en particular”, señala la doctora Patricia Ramos Morales, académica de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
AJ/DJC