A pesar de que en diciembre de 2022 los gobiernos de México y de Estados Unidos acordaron aplazar la discusión sobre las importaciones del herbicida glifosato y del maíz transgénico hasta enero del 2025, el gobierno del presidente López Obrador ratificó que en marzo de 2024 es el plazo límite para que las autoridades mexicanas se abstengan de adquirir y utilizar el glifosato.
El lunes se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto que se establecen diversas acciones en materia de glifosato y maíz genéticamente modificado, bajo el argumento de que el herbicida tiene efectos nocivos en la salud de la población, el medio ambiente y la diversidad biológica. También se le identificó como un potencial cancerígeno.
Así, se instruyó a las dependencias y entidades de la administración pública federal para que, en el ámbito de sus competencias se abstengan de adquirir, utilizar, distribuir, promover e importar maíz genéticamente modificado, así como glifosato o agroquímicos que lo contengan como ingrediente activo, para cualquier uso, en el marco de programas públicos o de cualquier otra actividad del gobierno.
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A su vez, al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en el ámbito de su competencia, le ordenó coordinar, articular, promover y apoyar las investigaciones científicas, desarrollos tecnológicos e innovaciones que le permitan sustentar y proponer, a las secretarías que se mencionan en el párrafo anterior, alternativas y prácticas agroecológicas y saludables que permitan prescindir del glifosato.
CONACYT Y GLIFOSATO: PIES LIGEROS
Eso hace revivir el programa “Pies Ligeros”, que implementó en 2021 el Conacyt su directora, María Elena Álvarez-Buylla, quien asumió el discurso político incendiario de ir contra todo lo neoliberal, así que comenzó a apuntar con dedo flamígero a la “ciencia neoliberal”.
Para dicho plan se destinaron 23 millones de pesos. De acuerdo con un comunicado de prensa del 8 de septiembre del 2021, el Conacyt y las secretarías de Agricultura, Medio Ambiente, Educación Pública y Bienestar, abrieron micrositios con la firme intención de establecer una plataforma de capacitación para avanzar hacia la transición agroecológica.
La agenda, critican especialistas, fue que se impuso una agenda basada en ideología y no en la ciencia, en la que cuestionan el uso de plaguicidas, al tiempo que promueven productos “orgánicos” que no cumplen con las normas sanitarias para su distribución.
En el caso de “Pies ágiles” participan el mismo conglomerado de instituciones: el Conacyt y las secretarías de Agricultura, Medio Ambiente, en particular.
El modelo tuvo una estructura piramidal en donde participan también estudiantes becados y se organizaron en algo que denominan “casas”, y en cada una de esas “casas” participan 28 de esos estudiantes o “pies ágiles” que van a comunidades de Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán, Guerrero, Ciudad de México, Morelos, Estado de México, Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo.
El proyecto “Pies ágiles” duró unos meses. ¿A quién fueron a dar capacitación? ¿Qué capacitación dieron? ¿Solo fueron a enseñar a las comunidades a no usar glifosato? ¿Dónde está el informe de resultados del proyecto al cual destinaron 23 millones de pesos?
CRÍTICAS A “PIES ÁGILES”
La Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos, lamentó que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), miente en la defensa que hace del decreto que prohíbe el glifosato, para enero de 2024, pues nunca aportó las pruebas, evidencias, estudios e investigaciones científicas que comprobaran que el herbicida glifosato es dañino a la salud y al medio ambiente.
En julio de 2022, Luis González Cepeda, presidente de la UMFFAAC, explicó que la postura del Conacyt que defiende el decreto que prohíbe el glifosato sin ningún respaldo científico, haciendo solo mención a que las supuestas investigaciones existen; sin embargo, advirtió que la Unión Europea dio a conocer en 2021 un informe de 11 mil páginas, que incluye una amplia revisión de estudios científicos, concluyendo que el uso de glifosato es seguro, cuando se utiliza según las instrucciones y, sobre todo, refutó que existan pruebas de que sea causante de cáncer.
Sin embargo, el Conacyt refutó las declaraciones del líder de los fabricantes de agroquímicos, al afirmar que instituciones internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), reconocen que la ciencia agroecológica existe desde hace décadas, misma que ha desarrollado alternativas viables para la producción sin glifosato y otros agrotóxicos. Además, las alternativas tradicionales, comprobadas por miles de productores, existen desde hace milenios.
“La vasta evidencia científica también ha sido revisada por el Departamento de Salud de los Estados Unidos que concluyó, en 2019, en su perfil toxicológico del glifosato, que la exposición a esta sustancia se relaciona con distintos tipos de cáncer, retrasos en el desarrollo, enfermedades intestinales y daños en el hígado y riñones. De igual manera, la Agencia de Protección Ambiental de ese mismo país, en 2020, ha concluido que el uso de este herbicida pone en riesgo a especies de animales y plantas, así como sus hábitats”, publicó el Conacyt.