La simulación atmosférica del Sistema Meteorológico Nacional falló para hacer pronósticos del clima y por eso no se pudo pronosticar que Otis pasaría de tormenta tropical a huracán categoría 5. La falla se debió a que no se tenían todos los datos de los vientos, la humedad, la presión en la superficie para predecirlo y por el calor atípico para esta época, producto de los cambios generados en los océanos por el cambio climático.
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Así lo dice el investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, Benjamín Martínez López.
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En entrevista con La Silla Rota, explica que el calor en el océano Pacífico frente a Acapulco, Guerrero, se juntó con el aire húmedo de la atmósfera, y eso intensificó a Otis y lo convirtió en menos de 24 horas en huracán categoría 5, algo casi nunca visto.
“El aire que está en la atmósfera pegado al océano se satura con la humedad, se hace un poquito más caliente y asciende, eso que se observa se llama convección, entonces esa convección se empieza a organizar, a rotar y sí, sigue sacando energía del océano que había en demasía. En la superficie se empieza a mezclar, pero en este caso como teníamos bastante agua caliente, siguió dando energía y esta cosa comenzó cada vez a girar más rápido y se empezó a intensificar”, describe.
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No sólo eso, a veces aunque haya calor y humedad, si hay vientos encontrados, eso no termina en huracán o una intensa tormenta tropical, pero no fue el caso, el 24 de octubre eso no ocurrió y la Otis creció y causó los daños que ahora tienen devastado al puerto turístico.
“El resultado fue que esta cosa creció increíblemente en 12 horas, 20 horas, realmente fue increíble”, apunta Martínez López.
Cuestionado sobre por qué no se contaba con esos datos de simulación meteorológica que son básicamente los que sirven para los pronósticos del tiempo, enlista varios factores.
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Uno es que algunos datos provienen de Estados Unidos, pero el vecino del norte tiene aviones de monitoreo en el Atlántico y comparte los datos con México porque ese océano le interesa más que el Pacífico, que sí investiga pero no tiene la misma relevancia y entonces ahí no manda datos.
“Yo pensaba que sí tenían ahí todas estas bases de datos, pero me acaban de informar que no, entonces realmente hay una carencia de información ahí y eso podría explicar porque con condiciones extremas como las que estamos viendo no se pudo simular la evolución correcta que tuvo esa tormenta que se convirtió en huracán”.
No obstante, el centro nacional de huracanes de EU sí alertó de Otis desde el domingo; en México, se ignoró.
“Aviso de tormenta tropical Otis: Otis se fortalece y se espera que se convierta en huracán antes de llegar a la costa del sur de México. Advertencia de huracán para emitida para partes del sur de México”, se lee en la publicación del National Huricane Center avisando de Otis desde el domingo.
ATÍPICAS ONDAS DE CALOR OCEÁNICAS
El investigador precisa que además este año se han registrado una gran cantidad de las llamadas ondas de calor oceánicas, que explican que una parte de los océanos estén más calientes de lo normal, sobre todo en los hemisferios del sur donde se ha mantenido una temperatura muy fuerte y al alza.
Recuerda que junio y julio de este año son los más altos de temperatura desde que se hace un conteo científico, a partir de 1850, lo que ilustra que el océano se está calentando de una manera que nunca se había visto, y eso ayuda a la formación de los huracanes.
También está el hecho de que haya temperaturas más altas y eso crea condiciones para que se intensifiquen los huracanes más grandes y se forman más rápido, con grandes incrementos de su velocidad en 24 horas.
“En este caso pasó de una tormenta que son vientos por debajo de 100 kilómetros a vientos por arriba de 250 kilómetros por hora, hablamos de más de 150 kilómetros que significó el incremento del huracán”, añade.
HAY COSAS QUE SE PUEDEN MEJORAR EN EL PRONÓSTICO
El experto considera que con los datos que se tienen se podrán hacer simulaciones meteorológicas para saber qué pasó y por qué se formó tan rápido el devastador huracán, pero también dice que hay cosas que se pueden mejorar, desde tener mejor equipo como una red más amplia de boyas que se van al fondo del mar y ayudan a medir el calor, como el generado por el fenómeno del Niño. A eso se le llama hacer radiosondeos.
Otra herramienta es el instrumental que se puede poner en ciertas plataformas, similares a las petroleras, donde se mide de una manera continua el perfil de temperatura y de la humedad. También hay radares que sirven para monitorear a los vientos y las lluvias, esa información se asimila a los modelos meteorológicos para que reúnan información con ecuaciones básicas y tratar de combinar eso para acercarse a una corrida consistente con esas observaciones
“Considero que podemos hacerlo mejor, definitivamente, pero también hacen falta esos datos que recomendaba y eso implica tanto un esfuerzo humano en infraestructura, como también recursos para poder llevar a cabo esa tarea”.
Pide que haya una mejor coordinación entre autoridades, porque a veces los datos no se comparten, pese a que deben ser públicos.
“Invertir en una red de observación más densa porque muchas veces se consiguen recursos para comprar aparatos, luego hay que gastar en ponerlos, pero luego la parte más cara es como los mantiene uno. Porque muchas veces implica viajes, o que algo se descompuso y los que estén sobre mar implica tiempo de barco, entonces y aquí realmente ya depende de un esfuerzo coordinado entre la Secretaría de Marina, la de la Defensa, etcétera”.
Recuerda que alguna vez participó en una reunión con quien fuera coordinador de Servicio Meteorológico, Juan Manuel Caballero, quien tenía la idea de que toda esa información que tenía la Marina, los militares y la fuerza aérea se tenía que juntar claro y hacer pública para estar tranquilamente en tiempo real.
“La idea que tenía esta persona sin embargo no se llevó a cabo, no llegaron a nada. Es decir, si usted quiere tener alguna información hay celos increíbles entre los que generaron información, se les olvida totalmente que toda esa información viene de dinero público. Entonces realmente no tendrían por qué guardarla, sino más bien, mientras más personas la usen esto ayudaría a avanzar en la ciencia. Hoy es algo que desgraciadamente no se lleva a la práctica, es algo muy importante que habrá que corregir”.
Otro aspecto que aborda es que estos fenómenos meteorológicos resultan tan devastadores porque golpean zonas que no debieron ser urbanizadas o debieron serlo de otra manera. Detrás de esto ve a gente ligada a algún gobierno u organización sindical que empujan que se construya sobre ciertos predios.
“Le voy a comentar el caso de Villahermosa, Tabasco donde se hacen unidades habitacionales en vasos o en lagunas que se secaron. Lo que uno no sabe es que cuando llueve o cuando hay crecidas de los ríos, esas lagunas sirven para amortiguar, son humedales, pero de repente alguien llega y porque no llovió en cinco o seis años, está seco ahí, pues aplanan, rellenan y de repente ya hay una unidad".
“Al rato viene una temporada fuerte de tormentas, de huracanes y toda esa región se va a inundar y se gastó en hacer algo que estaba mal y luego se tiene que gastar dinero para remediar esa situación y nunca se castiga a los culpables”, concluye.
Por su parte, Fausto Lugo, Consultor en Seguridad y Protección Civil, señaló en entrevista con Salvador García Soto, que debieron haberse activado mecanismos de alertamiento ante la llegada de Otis a Acapulco, pues “la trayectoria se sabía, lo que fue variando fue la intensidad”.
“La trayectoria se sabía, lo que fue variando fue la intensidad, y es lo que están investigando los científicos… Creo yo que no se emitieron las alertas preventivas, se debió ir activando algún sistema de alertamiento, que ya lo hay”, mencionó.
VGB