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Otis: la tragedia de siempre

Frente a la tragedia del huracán “Otis” en Acapulco, de nuevo triunfan las redes sociales y los testigos con celular en mano. | Ulises Castellanos

Créditos: Huracán Paulina, Acapulco 1997. Foto de Ulises Castellanos
Escrito en OPINIÓN el

Frente a la tragedia del huracánOtis” en Acapulco, de nuevo triunfan las redes sociales y los testigos con celular en mano. Después de horas de silencio y cortes de energía, telefonía e internet, por la mañana del miércoles 25, comenzaron a circular los videos de la devastación en Acapulco, cortesía de usuarios en redes y testigos involuntarios de la tragedia.

Así fue, después de horas de silencio, mientras el puerto de Acapulco se quedaba a oscuras y la gente se resguardaba donde podía, el silencio se prolongó incluso por algunas horas de la mañana hasta que comenzaron a circular las imágenes del Princess y algunos de los vacacionistas que lograron conectarse y subir sus testimonios. 

Los periodistas quedaron de nuevo rebasados, vamos, incluso se cayó la antena de Radio Fórmula, un desastre para los medios pues. Ni el Presidente en la Mañanera ni los programas de radio matutinos tenían información precisa.

Este huracán rompió modelos previos, creció de categoría en menos de 24hrs y pegó en el corazón del puerto. El desastre es de enorme magnitud material.

Para cuando algunos colegas lograron llegar, sobre el medio día, el protagonista de la televisión fue el drone, las tomas sobre la costera y punta Diamante son espectaculares, solo con el drone se dimensiona la tragedia. Imágenes de hoteles destruidos, tiendas inundadas, calles bajo el agua y tráilers volteados. Todo el drama a vuelo de pájaro.

Pero la verdad, los periodistas rebasados y sin recursos, poca cobertura propia, sin redes gratuitas no sabríamos casi nada. Increíble pero cierto. El Presidente atorado en la autopista de Sol y los periodistas actualizando sus redes para ver qué video salía nuevo. Cómo han cambiado las cosas.

Hace 25 años cuando cubrimos el huracánPaulina” tampoco había luz, ni internet en Acapulco y lo resolvimos como pudimos, en un mundo sin fotografía digital ni smartphone, a capela pues. Era 1997 y también pegó de noche, pero a diferencia de “Otis”, el “Paulina” si cobró la vida de al menos 200 personas, los cuerpos o parte de ellos los regresó el nar en la mañana de aquella tragedia, el túnel del Papagayo sepultó autos y autobuses, y desde entonces lo cerraron.

Los periodistas íbamos y veníamos en carretera para entregar el material, eran otros tiempos. Todavía recuerdo cuándo Carlos Marín me pidió regresar a México a los dos días, manejando y sin dormir para llevar el material a Fresas 13. Todo el viaje me venía durmiendo, bajo la lluvia en cada caseta me bajaba a comprar una botella de agua y me la tiraba en la cabeza para mantenerme despierto. Medio dormido, veía por el espejo retrovisor. La media noche y veía a los niños de la foto que hoy les muestro, cargando esa pierna de una mujer que amarró a un poste para no ser arrastrada por el agua y lo único que encontraron de ella fue una pierna con el mecate atado a su tobillo. Ese era el tamaño de la tragedia. Lo de hoy, es meramente material.

A finales de los noventa, la gente aún pagaba por sus medios, compraba diarios y revistas, hoy consideran que la información “debe” ser gratuita y ahí está el resultado. Horas de vacío informativo esperando al tuitero más rápido del oeste.

El jueves, según la gobernadora de Guerrero el saldo era de 27 personas fallecidas a 36 horas del impacto del huracán

En fin, los tiempos cambian, pero las tragedias son las mismas.

Ulises Castellanos

@MxUlysses