La 80ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas inició marcada por los llamados de líderes mundiales a defender los avances alcanzados en materia de igualdad de género, en un contexto de retrocesos legislativos, violencia y desigualdad que persisten a nivel global.
En la víspera de los discursos de apertura, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que “una ola de misoginia recorre el mundo” y que los logros conseguidos con esfuerzo en las últimas décadas se encuentran bajo ataque. Recordó que la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing de 1995 —considerada el compromiso político más ambicioso en favor de los derechos de la mujer— no ha tenido el avance esperado: “los progresos han sido lentos y desiguales”, señaló.
El encuentro de Beijing, hace 30 años, es recordado por la frase de la entonces primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton: “los derechos de la mujer son derechos humanos”. En aquel momento, 189 países se comprometieron a impulsar la participación plena de las mujeres en la vida política, civil, económica y cultural. Hoy, varios mandatarios reiteraron ese compromiso, aunque reconocieron que los desafíos persisten.
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Durante la jornada, la viceprimera ministra de Liechtenstein, Sabine Monauni, alertó sobre una “reacción contra la igualdad de género” que se refleja en retrocesos legislativos y en discursos misóginos incluso dentro de parlamentos y cargos públicos. En el mismo sentido, Annalena Baerbock, presidenta de la Asamblea General, subrayó que una de cada tres mujeres en el mundo sufrirá violencia sexual a lo largo de su vida, y que en ningún país se ha alcanzado todavía una igualdad plena.
El debate también visibilizó la ausencia de mujeres en posiciones clave dentro de la propia ONU, ya que en 80 años de existencia ninguna ha ocupado el cargo de secretaria general. Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, advirtió que la presión sobre los derechos de la mujer se agudiza en contextos de guerra y crisis climática: actualmente, 676 millones de mujeres y niñas viven en zonas de conflicto, la cifra más alta desde la década de 1990.
Otro de los puntos señalados por los participantes fue el impacto de la tecnología. Guterres advirtió que la inteligencia artificial y las redes sociales, dominadas por estructuras sesgadas y en su mayoría diseñadas por hombres, han reforzado estereotipos y discriminación.
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“La tecnología está propagando el odio como un virus”, afirmó. Jennifer Geerlings-Simons, primera mujer presidenta de Surinam, añadió que también deben atenderse los efectos negativos de las plataformas digitales sobre la autoestima de las mujeres jóvenes.
Con estas intervenciones, la Asamblea abrió un debate que busca reimpulsar el compromiso internacional con la igualdad de género en un momento que los propios líderes calificaron como “crucial para el empoderamiento de mujeres y niñas” en todo el mundo.
Con información de Reuters
djh
