Dos ONG israelíes rompen el tabú al denunciar la "aniquilación" palestina y el uso del hambre como arma en Gaza
Dos prestigiosas organizaciones no gubernamentales (ONG) israelíes, B’Tselem y Médicos por los Derechos Humanos (PHR por sus siglas en inglés), publicaron informes en los que acusan a su propio Estado de genocidio en Gaza.
Los documentos, presentados este lunes, describen una "aniquilación" de los palestinos y la destrucción deliberada del sistema sanitario en la Franja, en medio de una ofensiva que ha dejado cerca de 60,000 muertos, casi 18,000 de ellos niños, y ha sumido a la población en una hambruna extrema.
B’Tselem: "nuestro genocidio"
El informe de B’Tselem, titulado "Nuestro genocidio", de 88 páginas, detalla la "aterradora evolución" del trato a los palestinos hasta llegar a la "aniquilación". Recoge testimonios desgarradores, como el de una madre que vio a su marido y dos hijos ser aplastados por un tanque, o personas que presenciaron cómo sus parientes ardían vivos en bombardeos israelíes. B’Tselem no solo acusa a la sociedad israelí y a la comunidad internacional de ser cómplices al permitir que este "asalto genocida" persista, sino que les exige actuar para detener a Israel.
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La ONG advierte además del riesgo de que el "genocidio" se extienda a Cisjordania y otros territorios, señalando que la ofensiva actual no puede separarse de la escalada de violencia en esas áreas.
Según B’Tselem, un examen de la política israelí en Gaza y sus consecuencias, junto con declaraciones de altos cargos, lleva a la "conclusión inequívoca de que Israel está llevando a cabo una acción coordinada para destruir intencionadamente la sociedad palestina en la Franja de Gaza", lo que califica como genocidio.
La organización subraya que esta ofensiva no es meramente una respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, sino que se inscribe en un contexto de más de 70 años de un "régimen violento y discriminatorio" impuesto a los palestinos, el cual ha alcanzado su forma más extrema en Gaza.
Los fundamentos de este "ataque genocida" incluyen: la vida bajo un "régimen de apartheid", el uso "sistemático e institucionalizado de la violencia con impunidad", y la "deshumanización" de los palestinos presentándolos como una "amenaza existencial" para Israel. B'Tselem incluso destaca una encuesta de mayo que mostró que el 82% de los judíos israelíes apoya la expulsión de todos los palestinos de Gaza. La ONG denuncia la inacción internacional y el envío de armas, calificándolos de complicidad.
PHR: “Un análisis sanitario del genocidio en Gaza”
Por su parte, el documento de PHR, de 45 páginas, lleva por título "La destrucción de las condiciones de vida. Un análisis sanitario del genocidio en Gaza". Este informe se enfoca en la destrucción del sistema sanitario, concluyendo que estos actos "no son consustanciales a la guerra", sino que "forman parte de una política deliberada dirigida contra los palestinos como grupo".
PHR justifica su acusación de genocidio al afirmar que la ofensiva israelí cumple con al menos tres actos definidos en el artículo II de la Convención sobre el Genocidio: "matar a miembros del grupo, causar daños físicos o mentales graves a sus miembros y someter deliberadamente al grupo a condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción total o parcial".
La organización médica detalla que al menos 33 de los 36 hospitales y clínicas de Gaza han sido destruidos o inutilizados, y más de 1,800 trabajadores sanitarios han sido asesinados o arrestados, lo que ha provocado un "colapso del sistema sanitario". Esto ha dejado a enfermos crónicos y heridos de guerra sin tratamiento.
PHR también denuncia que decenas de personas mueren a diario por desnutrición, con el 92% de los niños entre seis meses y dos años sin recibir suficiente comida, y al menos 85 niños ya han muerto de hambre. Además, Israel ha desplazado a nueve de cada diez habitantes de Gaza, ha destruido o dañado el 92% de las viviendas, y ha dejado a más de medio millón de niños sin escuelas.
El hambre como arma de guerra: un crimen contra la humanidad
La situación humanitaria en Gaza ha alcanzado niveles críticos, con informes de Naciones Unidas revelando que la Franja ha llegado a la Fase 5 de inseguridad alimentaria, el nivel más alto de la escala CIF, implicando un riesgo inminente de hambruna. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado que uno de cada cuatro niños y mujeres embarazadas en Gaza sufre desnutrición, acusando a Israel de aplicar una "política del hambre" y el "uso deliberado de la inanición como arma".
Desde mediados de mayo, el número de pacientes desnutridos en sus clínicas se ha multiplicado por cuatro, y los casos de desnutrición severa en menores de cinco años se han triplicado en las últimas dos semanas.
MSF también ha denunciado ataques de fuerzas israelíes y contratistas de seguridad privada contra personas que buscan alimentos en puntos de distribución operados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una organización respaldada por Israel. El doctor Mohammed Abu Mughaisib, coordinador médico adjunto de MSF en Gaza, afirmó que estas distribuciones "no son ayuda humanitaria, son crímenes de guerra cometidos a plena luz del día". Agencias de la ONU han calificado estos puntos de distribución como "sádicas trampas mortales".
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A pesar de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) niegan la existencia de una hambruna, admiten que podría desencadenarse. Sin embargo, Jonathan Whittall, jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) en los territorios palestinos, sostiene que lo que Gaza está presenciando "no es sólo hambre, sino una política calculada de inanición". OCHA, UNRWA, Oxfam y Save the Children coinciden en que más del 90% de la población gazatí enfrenta una lucha desesperada por sobrevivir, con miles de niños en riesgo de muerte por falta de alimentos y medicinas en una crisis "causada por el hombre".
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y el abogado Hassan Al-Hattab, junto con diversas normativas del derecho internacional (Convenios de Ginebra de 1949, Protocolo Adicional I de 1977, Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998, Resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU de 2018), condenan el uso del hambre como método de guerra y lo consideran un crimen contra la humanidad.
La privación intencional de alimentos y agua, la destrucción de cultivos, los ataques a infraestructuras hídricas y agrícolas, y el bloqueo o manipulación de la ayuda humanitaria son prácticas asociadas con el "matar de hambre" como arma de guerra.
Clamor internacional y la voz de México
La situación en Gaza ha generado una creciente presión internacional. México, a través de su representante permanente ante la ONU, Héctor Vasconcelos, ha expresado su profunda preocupación, condenando enérgicamente el uso del hambre como arma de guerra y calificando el mecanismo de ayuda israelí de la Fundación Humanitaria de Gaza como "peligroso e ineficaz".
Vasconcelos subrayó que el conflicto israelí-palestino no puede ser desplazado por otras crisis y que la reconstrucción de Gaza debe ser una prioridad. Recientemente, la presidenta Claudia Sheinbaum también condenó la hambruna en Gaza, reiterando el compromiso de México con la paz en la región.
Medios internacionales como la BBC, Associated Press, Reuters y Agence France-Presse han emitido un comunicado conjunto para exigir el ingreso de periodistas a Gaza y alertar sobre las condiciones extremas que enfrentan sus colaboradores locales, quienes sufren hambre y no pueden cubrir sus necesidades básicas.
Los testimonios de las madres desplazadas en Gaza resuenan con desesperación. Badriya Barawi, desplazada de Beit Lahia, suplica: “Tengan piedad de nosotros, ya estamos hartos y agotados, psicológica y físicamente. No podemos soportarlo más”. Relata que lleva tres días sin poder ofrecer pan a sus hijos y que ella misma se desmaya a diario por la falta de alimentos, mientras sus hijos lloran por el calor y el hambre. Khadija Manoun, quien ha sido desplazada más de veinte veces y perdió su hogar recién construido, ahora cocina entre los escombros. Hiyam Zayed, otra madre desplazada, lamenta vivir en la arena y no tener cómo bañar a sus ocho hijas, preguntando: “¿Qué culpa tenemos nosotras? ¿Qué culpa tienen mis hijas para sufrir así?”.
Según cifras de Naciones Unidas, más de dos millones de personas, la población total de Gaza, están desplazadas y confinadas a menos del 15% del territorio. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) y UNICEF estiman que 470,000 personas se encuentran en la fase más grave de hambruna, y otros 930,000 niños corren un riesgo crítico. Además, UNICEF señala que 9 de cada 10 personas en Gaza no tienen acceso diario a agua potable, agravando el riesgo de enfermedades y desnutrición.
La crisis humanitaria en Gaza, donde el hambre se ha convertido en una táctica de guerra sistemática, no solo cobra vidas diariamente sino que también representa posibles crímenes de guerra y contra la humanidad, afectando de forma desproporcionada a la población civil más vulnerable.
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