El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una nueva polémica al anunciar públicamente que está considerando "seriamente" revocar la ciudadanía de la actriz y comediante Rosie O'Donnell.
En una publicación en su red social Truth Social este sábado 12 de julio de 2025, Trump afirmó: "Dado que Rosie O’Donnell no es lo mejor para nuestro gran país, estoy considerando seriamente quitarle su ciudadanía. Ella es una amenaza para la humanidad y debería permanecer en el maravilloso país de Irlanda, si la quieren. ¡Altísimo bendiga a Estados Unidos!".
Esta declaración surge en el contexto de la larga y abierta oposición de O'Donnell a su presidencia.
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¿Quién es Rosie O'Donnell?
Rosie O'Donnell, nacida el 21 de marzo de 1962 en Commack, Long Island, Nueva York, es una reconocida comediante, actriz y presentadora de televisión. Su carrera comenzó en la comedia stand-up a los 17 años, destacándose en programas como Star Search en 1984, lo que le brindó exposición nacional.
Alcanzó gran fama como presentadora y productora de The Rosie O'Donnell Show entre 1996 y 2002, un programa de entrevistas diurno muy exitoso que le valió múltiples premios Emmy y el apodo de "La Reina de la Amabilidad".
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A lo largo de su trayectoria, O'Donnell ha participado en numerosas películas, incluyendo éxitos de taquilla como A League of Their Own (1992), Sleepless in Seattle (1993), The Flintstones (1994) y prestando su voz al personaje de Terk en la película animada Tarzán (1999). También ha sido parte del elenco de programas televisivos como The View, donde fue co-presentadora de 2006 a 2007 y nuevamente en 2014-2015.
O'Donnell es abiertamente lesbiana desde 2002 y una ferviente defensora de los derechos LGBTQ+ y la adopción por parte de parejas homosexuales. Ha utilizado su plataforma para causas benéficas, fundando "Rosie's For All Kids Foundation" en 1997, que ha otorgado más de 22 millones de dólares en subvenciones a organizaciones infantiles.
La inconstitucionalidad de la amenaza
La amenaza de Trump de revocar la ciudadanía de O'Donnell ha sido ampliamente señalada por expertos legales como inviable y sin precedentes.
La Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos establece claramente: "Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos y sujetas a la jurisdicción de los mismos, son ciudadanos de los Estados Unidos y del estado en el que residen".
Dado que Rosie O'Donnell nació en Nueva York, su ciudadanía está protegida por este derecho constitucional, y el presidente no tiene la autoridad legal para revocarla.
La administración Trump ha intentado previamente limitar la ciudadanía por derecho de nacimiento mediante órdenes ejecutivas, pero estas medidas han sido bloqueadas por los tribunales. También ha buscado vías para desnacionalizar a ciudadanos naturalizados que han cometido ciertos delitos, pero la amenaza contra O'Donnell marca "una nueva frontera" en la "instrumentalización" de la ciudadanía estadounidense por parte de Trump.
La dura respuesta de O'Donnell
Tras la publicación de Trump, Rosie O'Donnell no tardó en responder con vehemencia a través de sus redes sociales. En un post de Instagram, acusó a Trump de ser "un criminal, estafador, abusador sexual y mentiroso que solo busca perjudicar a EU para su propio beneficio".
Añadió que Trump es un "anciano peligroso, desalmado, con demencia, carente de empatía, compasión y humanidad básica".
O'Donnell retó al presidente, afirmando: "¿Vas a deportar a todos los que se opongan a tus malvadas tendencias? Eres un mal chiste incapaz de formular una frase coherente".
En otro mensaje cargado de emotividad, O'Donnell se describió a sí misma como "todo lo que [Trump] teme: una mujer ruidosa, una mujer lesbiana, una madre que dice la verdad, una americana que salió del país antes de que lo prendieras fuego".
Concluyó con un desafío directo: "¿Quieres revocar mi nacionalidad? ¡Adelante! Probá, rey Joffrey con un bronceado en spray de mandarina. No soy tuya para callar, nunca lo fui ni lo seré".
La mudanza a Irlanda: un acto de "cuidado personal" y protesta
La decisión de Rosie O'Donnell de mudarse a Irlanda se hizo pública en marzo de 2025, a través de un video de nueve minutos en TikTok. La mudanza ocurrió el 15 de enero de 2025, pocos días antes de la toma de posesión de Donald Trump para su segundo mandato.
O'Donnell explicó que no podía soportar vivir en "el Estados Unidos de Donald Trump" y que la situación política le resultaba "desgarradora" y "personalmente difícil".
Acompañada por su hijo menor, Clay, de 12 años, O'Donnell afirmó que la decisión fue "lo mejor" para ambos. A pesar de estar "feliz" en Irlanda, donde la gente es "muy cariñosa, amable y acogedora", admitió extrañar muchas cosas de su vida en Estados Unidos, incluyendo a sus otros hijos y amigos.
O'Donnell ha expresado que considera regresar a EU "cuando sea seguro para todos los ciudadanos tener igualdad de derechos allí en América". Actualmente, está en proceso de obtener la ciudadanía irlandesa por ascendencia, ya que sus abuelos eran irlandeses.
El origen de la rivalidad: más de dos décadas de tensión
La enemistad entre Rosie O'Donnell y Donald Trump no es reciente, se remonta a casi dos décadas. El conflicto comenzó en diciembre de 2006, durante un segmento de "Hot Topics" en The View. O'Donnell criticó a Trump por posicionarse como una "autoridad moral" en la controversia que rodeaba a Tara Conner, la ganadora de Miss USA de ese año, quien enfrentaba acusaciones de consumo de alcohol y cocaína siendo menor de edad.
O'Donnell cuestionó la credibilidad moral de Trump, citando sus múltiples asuntos matrimoniales y quiebras empresariales. Trump respondió a los comentarios de O'Donnell calificándola de "una mujer fuera de control" y una "perdedora".
La rivalidad se intensificó con el tiempo, especialmente cuando Trump incursionó en la política.
Durante el primer debate presidencial republicano en agosto de 2015, la moderadora Megyn Kelly le preguntó a Trump sobre el uso de un lenguaje despectivo para describir a las mujeres, a lo que él respondió: "Solo Rosie O'Donnell". O'Donnell, a su vez, lo llamó "culo naranja" en una publicación eliminada posteriormente.
La animosidad continuó durante el primer mandato de Trump, con O'Donnell expresando su preocupación sobre si podría "sobrevivir" a su presidencia.
Críticas continuas desde el extranjero
A pesar de su mudanza a Irlanda, O'Donnell ha mantenido su postura crítica hacia la política estadounidense. Recientemente, recurrió a TikTok para culpar a Trump por las mortales inundaciones repentinas en Texas.
Argumentó que cuando "el presidente desmantela todos los sistemas de alerta temprana y las capacidades de pronóstico del tiempo del gobierno, estos son los resultados que vamos a empezar a ver a diario".
En diciembre, también arremetió contra la revista Time por nombrar a Donald Trump "Hombre del Año" para 2024, sugiriendo en TikTok que debería ser el "hombre más peligroso del año" o "el presidente más criminal".
Otros famosos que dejaron EU
Rosie O'Donnell no es la única celebridad que ha decidido dejar Estados Unidos tras la asunción de Donald Trump a un segundo mandato.
Entre otras figuras destacadas que se han reubicado se encuentran el actor Richard Gere, quien vendió su casa en Connecticut y se mudó a Madrid, España, en parte para estar más cerca de la familia de su esposa.
La ex presentadora de talk shows y comediante Ellen DeGeneres y su esposa Portia de Rossi, por su parte, optaron por trasladarse a la campiña inglesa en diciembre.
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¿Por qué es relevante el tema?
Informarse sobre la amenaza de Donald Trump a la actriz Rosie O'Donnell de quitarle su ciudadanía estadounidense por criticar a su gobierno es relevante porque pone en evidencia un atentado directo contra la libertad de expresión y los principios democráticos fundamentales de Estados Unidos.
La ciudadanía no es un privilegio condicionado por opiniones políticas, sino un derecho constitucional que garantiza, entre otras cosas, la libertad de criticar a los gobernantes sin temor a represalias.
Trump y O'Donnell han tenido una relación tensa desde hace años, pero cuando un expresidente —o cualquier figura con poder político— sugiere la posibilidad de retirar la ciudadanía a alguien por disentir, se cruza una línea peligrosa. Esta amenaza no solo es ilegítima e inconstitucional, sino que representa una forma de intimidación que busca silenciar voces críticas mediante el uso del poder del Estado.
Tales declaraciones reflejan una visión autoritaria del poder, donde la disidencia se castiga en lugar de protegerse. En contextos democráticos, las figuras públicas como O'Donnell tienen derecho a expresar su desacuerdo, y es precisamente este tipo de pluralismo lo que fortalece a una sociedad libre.
Normalizar discursos que amenacen a los opositores políticos sienta un precedente alarmante para el trato de otros ciudadanos, periodistas, activistas o artistas que se atrevan a cuestionar al poder.
Además, este tipo de retórica fomenta un ambiente de polarización y hostilidad, y puede alentar a simpatizantes radicales a actuar contra quienes consideran “enemigos del Estado”. Informarse sobre estos hechos es esencial para defender los derechos civiles, promover el respeto a las libertades individuales y rechazar cualquier forma de abuso de poder.
En una democracia sana, el desacuerdo no solo es permitido, sino necesario para garantizar la rendición de cuentas y el equilibrio institucional.
VGB