A pesar de que el alto el fuego entre Irán e Israel, que puso fin a 12 días de conflicto, parece mantenerse, las tensiones bélicas persisten en Medio Oriente. En este contexto, Israel lanzó una serie de ataques significativos contra el sur del Líbano, intensificando sus acciones a pesar del cese de hostilidades previamente acordado con Hezbolá.
Este viernes 27 de junio de 2025, la fuerza aérea de Israel llevó a cabo intensos bombardeos sobre montañas que dominan una ciudad del sur de Líbano. Esta fue la tercera oleada de envergadura lanzada por Israel contra el sur del Líbano en la última semana, tras ataques similares los pasados viernes y lunes.
Los cazas israelíes perpetraron una "violenta agresión aérea a gran escala" alrededor de las 11:00 horas tiempo local, impactando áreas como los bosques de Ali al Taher, las cimas de Kfar Tebnit y Nabatieh al Fawqa.
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Según la Agencia Nacional de Noticias del Líbano (ANN), la caída de los misiles provocó explosiones de gran intensidad en la región, y apenas minutos después, una segunda ronda de ataques golpeó las mismas zonas. El ataque incluyó el uso de bombas rompe-búnkeres.
El objetivo: Hezbolá y su infraestructura subterránea
Según el Ejército israelí, el ataque aéreo tenía como objetivo un espacio utilizado por el grupo militante Hezbolá para gestionar su sistema de ataque y defensa en la zona.
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Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron que el sitio bombardeado, ubicado en la zona de Beaufort Ridge o cerca del castillo de Beaufort en Arnún, era parte de un "importante proyecto subterráneo" que había quedado completamente fuera de servicio en ataques previos.
Sin embargo, las FDI identificaron "intentos de rehabilitación" por parte de Hezbolá en los días previos a este ataque, lo que consideraron una "flagrante violación de los entendimientos entre Israel y Líbano" derivados del alto el fuego. Israel ha justificado estos ataques argumentando que actúan contra actividades de Hezbolá y que, por ello, no violan el alto el fuego.
Desde la entrada en vigor del cese de hostilidades en noviembre pasado, Israel ha continuado atacando el territorio libanés con asiduidad, principalmente con bombardeos selectivos de drones y otras acciones de menor intensidad. Incluso, el jueves, el Ejército israelí aseguró haber matado a un presunto responsable de las fuerzas de élite de Hezbolá y a un miembro de su batallón de observación en sendos ataques en el sur del Líbano.
Víctimas y consecuencias humanitarias
El bombardeo alcanzó un edificio de apartamentos en la cercana ciudad de Nabatieh, causando la muerte de al menos una mujer y dejando a once personas heridas, además de destruir el último piso del edificio, según la agencia estatal de noticias del Líbano. La Agencia Nacional de Noticias (NNA) también informó que cuatro personas resultaron levemente heridas en los ataques en las afueras de la ciudad.
El presidente y el primer ministro del Líbano condenaron enérgicamente los bombardeos israelíes en el sur del país, afirmando que violan el acuerdo de alto el fuego mediado por Estados Unidos en noviembre. El primer ministro libanés, Nawaf Salam, recalcó que estos ataques "suponen una flagrante violación de la soberanía nacional y de los acuerdos de cese de hostilidades alcanzados en noviembre", planteando una amenaza a la estabilidad que desean preservar.
Según el acuerdo de alto el fuego de noviembre de 2024, que puso fin a 14 meses de conflicto entre Israel y Hezbolá, esta última fue alejada de las zonas fronterizas con Israel en el sur del Líbano y no se le permite tener presencia armada al sur del río Litani. Los bombardeos del viernes ocurrieron al norte de ese río. Sin embargo, a pesar de este pacto, el Ejército israelí ha mantenido cinco puestos en territorio libanés, una situación también criticada por las autoridades libanesas y Hezbolá.
La tensión persistente en Medio Oriente
La situación en Líbano se enmarca en una tensión regional más amplia. Israel afirmó haber atacado más de 900 objetivos dentro de Irán durante su "Operación León Ascendente", una campaña que calificaron de sin precedentes. Durante esta operación, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) declararon haber matado a 11 científicos nucleares iraníes y a 30 altos funcionarios de seguridad, incluidos tres altos comandantes.
También afirmaron haber destruido 200 lanzadores de misiles, que representaban la mitad de los lanzadores de Irán, así como aeronaves y plantas de producción de misiles, "impidiendo así la fabricación de miles de misiles adicionales".
Por otro lado, Estados Unidos también ha llevado a cabo ataques contra instalaciones nucleares iraníes, incluyendo la planta de Fordow.
Si bien la administración Trump proyecta confianza en el éxito de sus ataques del fin de semana pasado, el ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, afirmó que si bien los ataques estadounidenses "neutralizarían la infraestructura circundante", no eliminarían el material nuclear iraní.
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Los senadores estadounidenses han discrepado sobre el impacto exacto de estos ataques en el programa nuclear iraní, con algunos republicanos creyendo que retrasará a Irán años, mientras que demócratas sugieren que solo ha sido por unos meses. Irán, por su parte, reconoció que los ataques estadounidenses causaron daños "extensos y graves".
El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, declaró que Teherán no tiene planes de reanudar las negociaciones nucleares con Estados Unidos, y el Parlamento iraní está cerca de aprobar un proyecto de ley que suspendería la cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Clérigos de Qom, la ciudad sagrada iraní, condenaron los ataques y expresaron su desafío, afirmando que "estos terrores y guerras solo fortalecerán nuestra fe".
VGB