El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está tomando decisiones controvertidas de manera apresurada, reduciendo su margen para calcular riesgos y consecuencias. En Israel, muchos perciben que algunas de sus decisiones buscan su supervivencia política y judicial antes que el interés nacional, especialmente en medio de una guerra con múltiples frentes abiertos, sumiendo a Israel en una crisis política y social.
Un agente central de inestabilidad es el enfrentamiento "sin precedentes" entre Netanyahu y el Tribunal Supremo de Israel. Recientemente se anunció el nombramiento de un nuevo jefe para el servicio de seguridad interior, el Shin Bet, contradiciendo el dictamen del Tribunal Supremo y de la asesora legal del Gobierno.
Esta decisión contraviene las posiciones del Tribunal Supremo, que percibe un conflicto de intereses en el despido del anterior jefe, y de la fiscal general, quien había dictado que Netanyahu debía abstenerse del nombramiento.
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Netanyahu se ha alejado del viejo modelo de su partido para acercarse a un movimiento populista frente a lo que él llama "Deep State". A ojos de importantes ministros, esto se refiere a una especie de "Estado dentro del Estado" de burócratas que, según él, toma las principales decisiones independientemente de quién gane las elecciones, especialmente si es de derechas. Ante las críticas, responde que "lo que está en peligro no es la democracia sino el Gobierno de burócratas".
Académicos especializados en su legado sugieren que "Netanyahu ansía una crisis constitucional". La investigadora Gayil Talshir explica que el primer ministro percibe que "exacerbar la crisis entre el sistema judicial y el público israelí le ayudará en el juicio contra él".
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El nombramiento del nuevo jefe del Shin Bet es visto como parte de este esfuerzo, buscando una crisis constitucional al nombrar a alguien contraviniendo a los máximos estamentos judiciales. Dirigentes de la oposición replican que se trata de un "golpe al estado de Derecho" y le acusan de "no respetar la sentencia, alentar las tensiones internas y pensar en su interés y no en el país".
Se le acusa de intentar "erosionar la democracia israelí" menoscabando la legitimidad de los tribunales.
La designación del Jefe del Shin Bet: conflictos de Interés y escándalos
La decisión de nombrar a David Zini como sustituto del jefe del Shabak (Shin Bet) actual, Ronen Bar, ha generado una importante controversia. Netanyahu anunció el nombramiento a pesar de que la asesora legal del Gobierno dijo que debía evitar cualquier acción relacionada hasta que hubiera garantías de la rectitud del proceso.
El Tribunal Supremo había dictaminado que la destitución de Bar fue contraria a la ley al no cumplir los procedimientos habituales, y recordó el conflicto de intereses ya que el Shabak investiga a un importante asesor sobre una trama de influencias vinculada con Qatar.
El Shin Bet había empezado a investigar la relación entre Qatar y el entorno del primer ministro después de que saliera a la luz que el emirato paga los sueldos de personas cercanas al mandatario. Qatar también aporta la financiación a Hamás. Sectores críticos con Netanyahu temían que pudiera nombrar un líder que suspendiera las investigaciones sobre su relación con Qatar.
Aunque el equipo de Netanyahu ha asegurado que el nuevo director no alterará las investigaciones, el perfil del elegido —David Zini, hasta ahora mayor general del ejército y hermano de alguien cercano a Netanyahu— provoca escepticismo.
El anterior jefe, Ronen Bar, quien ha anunciado que dejará el cargo próximamente, denunció que Netanyahu le destituyó por negarse a serle leal y lo acusó de intentar utilizar la poderosa agencia de Inteligencia para beneficio político.
La ofensiva en Gaza y la crisis humanitaria: desesperación y críticas
El manejo de la ofensiva en Gaza es otro punto de fricción interna e internacional. Netanyahu se ha negado a terminar una ofensiva que tiene fatigados a civiles y a reservistas.
Esta situación ha llevado a las mayores instituciones humanitarias a la desesperación por una hambruna inminente en Gaza. El jefe de la Organización Mundial de la Salud ha rogado clemencia al Gobierno de Netanyahu en relación a la Franja.
La situación humanitaria en Gaza es crítica, con escenas de desesperación. La ayuda que ha entrado es descrita como "una aguja en un pajar". Madres y padres no tienen comida para sus niños, y los ancianos mueren por falta de medicinas.
La escasez ha elevado el precio de una bolsa de harina a 500 dólares dentro de Gaza. Trabajadores humanitarios denuncian que las autoridades israelíes les impiden avanzar. Además, ha habido saqueos de camiones de ayuda humanitaria. La población necesita entre 500 y 600 camiones diarios de ayuda, pero la cantidad que entra es significativamente menor.
Los bombardeos continúan, resultando en un elevado número de muertes. El Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU reportó 629 muertes en la última semana.
El elevado número de bombardeos contra refugios eleva la preocupación de que los ataques no apunten solamente contra objetivos militares. La infraestructura de salud está devastada, con el 94% de los hospitales dañados o destruidos.
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Acusaciones de sabotaje a acuerdos de paz
Además de las críticas por la continuación de la ofensiva, familiares de los rehenes de Hamás han acusado directamente a Netanyahu de "sabotear" los acuerdos de paz. Aseguran que el primer ministro "hace todo lo posible por torpedear" cualquier acuerdo con Hamás.
La transformación de Netanyahu: del Statu Quo al enfrentamiento
El Benjamín Netanyahu de hoy es percibido como significativamente diferente al de antes. Quien fuera defensor del estamento judicial y el apego al statu quo, ahora se ha convertido en el primer jefe de Gobierno que no acude al juramento del presidente del Supremo. Ha permitido iniciativas para debilitar la corte que antes había frenado, cediendo ante las masivas protestas y el ataque de Hamas.
Este cambio es atribuido a los efectos del traumático 7 de octubre, la investigación y juicio por tres casos de corrupción, escándalos de asesores, el ciclo de cinco elecciones desde 2019, la coyuntura política que le impide alianzas con el centro izquierda y lo hace depender de partidos ultranacionalistas, y la influencia de su esposa e hijo.
Un ex jefe del Shabak de los años 90 opina que "el Netanyahu de hoy no es el de entonces" y cree que "desde el momento que se sentó en el sillón de los acusados, está dispuesto a vender nuestro futuro para evitar la cárcel".
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Estos factores, desde el choque institucional con el poder judicial hasta la gestión de la crisis en Gaza y las acusaciones de sabotaje a la paz, enmarcados en un liderazgo percibido como centrado en la supervivencia personal, constituyen los principales agentes de inestabilidad interna en Israel.
VGB
