Europa registra un flujo sin precedentes de cocaína por rutas marítimas que conectan los principales puertos del continente. El aumento de cargamentos ilícitos presionó a las autoridades y modificó el comportamiento de los grupos criminales.
En 2023, la producción global ilegal de cocaína se ubicó en 3,708 toneladas, lo que significó un ascenso cercano al 34% en comparación con el año previo. Entre 2019 y 2023, las incautaciones internacionales alcanzaron 2,275 toneladas.
El impacto también se reflejó en el mercado europeo. El descenso de precios al mayoreo y menudeo, de 40,000 euros por kilogramo a rangos de 12,000 o 14,000 euros en algunos países, indicó un escenario dominado por altos volúmenes.
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Los analistas señalaron que esta caída en precios formó parte de un entorno sobresaturado que impulsa a organizaciones delictivas a modificar rutas y estrategias.
Puertos bajo presión
Amberes y Róterdam se mantienen como los principales puntos de ingreso del estupefaciente en Europa, mientras que distintos puertos franceses incrementaron su actividad reciente. En paralelo, Hamburgo adquirió un papel más visible en rutas de contrabando.
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Las incautaciones en Hamburgo crecieron de manera notable. En 2013, los equipos aduaneros aseguraron 380 kilogramos; en 2023, la cifra llegó a 35 toneladas. Esta variación reflejó el uso intensivo de la infraestructura portuaria por parte de redes criminales.
Los contrabandistas ajustaron operaciones con rapidez. Cuando un puerto refuerza sus controles, las organizaciones reorientan contenedores hacia instalaciones alternas, incluidas terminales de menor tamaño.
El incremento del tráfico también generó un mayor interés por parte de las autoridades, que buscan anticipar movimientos y detectar puntos vulnerables.
Métodos de infiltración y control interno
La cocaína procedente de Colombia, Bolivia y Perú viaja principalmente en cargamentos legales transportados en contenedores. La fruta tropical, como los plátanos, continúa como uno de los vehículos más utilizados.
La operación se sostiene con la intervención de personal interno en áreas estratégicas de los puertos. Operadores, técnicos y trabajadores logísticos participan en maniobras que facilitan el retiro, la ocultación o la identificación de contenedores.
Los pagos ofrecidos por los grupos criminales varían según el tipo de información. Una imagen de un contenedor puede alcanzar 30,000 euros, mientras que datos adicionales elevan el monto a cientos de miles de euros.
Quienes aceptan colaborar ingresan a un circuito marcado por presiones y riesgos. Las organizaciones buscan asegurar el flujo constante de información y el cumplimiento de las tareas asignadas.
Violencia asociada y respuestas del Estado
El valor del mercado generó disputas entre redes criminales y hechos de violencia. Investigadores alemanes documentaron homicidios vinculados a pugnas internas relacionadas con el tráfico.
En los Países Bajos, autoridades registraron incidentes con armas, explosivos y esquemas de lavado de dinero. También se identificaron intentos de intimidación dirigidos a instituciones y actores judiciales.
Entre los casos más notorios se encuentran ataques contra personas relacionadas con procesos judiciales, incluido el asesinato de un periodista y de figuras clave en investigaciones.
El aumento de agresiones impulsó a los gobiernos a reforzar medidas de coordinación y vigilancia en distintas ciudades portuarias.
Nuevas estrategias y brechas técnicas
En Hamburgo, el Centro de Seguridad Portuaria integró a aduanas, policía, fiscalía y administración portuaria para intercambiar información y capacitar a trabajadores sobre intentos de reclutamiento.
Róterdam opera más de 300 cámaras con sistemas que identifican matrículas y números de contenedores para advertir movimientos que requieren revisión. Además, busca que las compañías logísticas apliquen controles internos adicionales.
Mientras Róterdam cuenta con cerca de 20 equipos modernos de rayos X, Hamburgo opera con un sistema móvil antiguo. La ciudad alemana se encuentra en proceso de adquirir dos dispositivos propios.
Los especialistas estiman que para afectar de forma sustancial el modelo económico del contrabando sería necesario asegurar entre 70% y 90% de la droga en movimiento, un objetivo que implica una capacidad técnica mucho mayor.
El reto tecnológico frente a las comunicaciones cifradas
Las policías europeas continúan el análisis de las redes captadas en sistemas de mensajería encriptada. Después de cinco años de trabajo sobre plataformas desmanteladas como Encrochat, los equipos calculan que requerirán un periodo similar para procesar la información de Skyc.
A pesar del avance institucional, las autoridades proyectan que la cocaína continuará llegando a Hamburgo y a otros puertos europeos mediante rutas flexibles y técnicas de ocultamiento en expansión.
VGB