Durante 35 años, Francisco Franco Bahamonde encabezó un gobierno autoritario, cerrado al exterior, en el que la disidencia se castigaba con la cárcel, el exilio o la muerte.
Aliado de Adolfo Hitler y Benito Mussolini, quienes le dieron asistencia durante la Guerra Civil española, logró mantenerse en el poder tras la caída de los gobernantes de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial; su férreo anticomunismo representó un enorme activo, muy útil para la época de posguerra.
Franco se jactaba de mantener el control absoluto en España, de haber diseñado un modelo económico de autosuficiencia y aún de haber preparado con todo cuidado el escenario político que se seguiría a su muerte.
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“Todo ha quedado atado, y bien atado, con mi propuesta y la aprobación por las Cortes de la designación como sucesor a título de Rey del Príncipe Don Juan Carlos de Borbón”, dijo en su discurso de fin de año de 1969.
A su muerte, el 20 de noviembre de 1975, España no siguió el plan concebido por el dictador, sino que se encaminó por una transición del autoritarismo a la democracia, del aislamiento económico a la integración con Europa, y de la explosión de manifestaciones culturales, como la “Movida madrileña” que sacó a la luz a expresiones soterradas como el rock en español y el cine de Almodóvar.
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Cincuenta años después de la muerte de Franco, el periodista Javier Moreno, exdirector del diario El País, periódico que nació dos años después de la muerte del gobernante, y que ha hecho la crónica de esa transición, comparte con La Silla Rota sus impresiones acerca del significado de esta efeméride.
¿Cómo era España antes de la muerte de Franco, cómo es este país actualmente?
Era un país europeo que no estaba integrado con el resto de Europa, mientras aquí no hubiera un un sistema democrático homologable a a nuestros países vecinos, era imposible entrar en en lo que hoy es la Unión Europea y en aquel momento todavía la Comunidad Económica Europea, claramente era un requisito imprescindible.
Era un país atrasado por comparación a nuestros vecinos, a Francia, a Italia, a Alemania. Era un país en una crisis profunda aparte del tema político porque tenía una estructura industrial muy atrasada que sufrió especial, todo el planeta sufrió, pero España sufrió mucho con la crisis del petróleo del 73.
Cincuenta años después es una democracia asentada, no sin problemas como todas las democracias del mundo hoy en día, pero claramente con una democracia avanzada, sólida económicamente. El nivel de vida, la renta per cápita se ha multiplicado, nos hemos homologado al resto de Europa, estamos por encima de la media europea desde el ingreso de los socios de la antigua Europa del Este.
En ese sentido, la trayectoria del país ha sido extraordinaria y creo que inesperada. Poca gente esperaba, cuando murió Franco, que este país lograra dar el salto que ha dado en 50 años, ¿no?
Franco sabía que el régimen iba a cambiar
Franco tenía previsto que el rey Juan Carlos de Borbón fuera su sucesor y que mantuviera un modelo de gobierno similar, sin embargo, meses después de la muerte del militar, el monarca pidió la dimisión del presidente del gobierno, Carlos Arias, y lo sustituyó con Adolfo Suárez, quien se dio a la tarea de negociar con los partidos de oposición la formación de un régimen democrático en España. De las enseñanzas de ese proceso, habla el autor del libro "¿Quién manda aquí?"
¿Es la transición española un modelo a seguir?
Es modélica en el sentido como adjetivos, algo modélico, algo que admirar, ¿no? Que sea un modelo ya es distinto, porque aquí había una serie de circunstancias que difícilmente se dan en otros países ¿Qué sucedió en España? Franco muere y el mito popular que lo había dejado atado y todo bien atado pero al mismo tiempo también hay cada vez más indicios de que el propio Franco sabía que un régimen como el suyo sin él no iba no iba a perdurar, o no iba a perdurar sin cambios profundos.
Hay algún alguna publicación de alguna entrevista que tuvo con algún enviado de Estados Unidos. y después de una pequeña introducción donde el otro le planteó que quería saber qué iba a pasar con las bases americanas en España y Franco le dijo: ‘Mire, usted no quiere saber esto. Usted quiere saber qué va a pasar aquí cuando yo me muera”.
Entonces dijo: ‘mire, me voy a morir y entonces vendrá la democracia y la pornografía, y las drogas y todas estas cosas que no les pasan a ustedes, y que nosotros no nos gusta nada, pero no va a pasar nada grave como usted quizá piense, porque aquí hay ahora lo que no había o lo que no ha habido nunca, que es una clase media sólida’. Y eso es verdad.
En ese sentido hay tres o cuatro cosas que quisiera destacar, que hace que no sea tan fácil decir: ‘esto es un modelo a seguir como paso A, paso B, paso C, paso D’, y entonces se llega a una transición de una dictadura a una democracia sin ningún problema.
Efectivamente había una clase media, creciente y potente, que se había formado porque España venía de vivir 10-15 años de crecimiento económico muy sólido.
Dos, un contacto eh, extraordinario, íntimo, masivo con el resto de Europa, pese a que no pertenecíamos a Europa, gracias al turismo, este era un país que ya se había abierto al turismo, que lo visitaban millones de turistas de europeos y, claro, los españoles veían otra manera de vivir, otra manera de comportarse.
Había una aspiración colectiva que era unirse a Europa y vivir en democracia. O sea, había muchas cosas que eh que creaban un piso sobre el que construir esa transición, ¿no?
Y luego, efectivamente, sí hubo un manual que seguir, pues el rey se deshizo del presidente del gobierno que había heredado de Franco al cabo de un año, nombró a un joven que venía del régimen, aperturista con una clara idea de lo que tenía que hacer.
Legalizó a todos los partidos políticos, incluyendo al Partido Comunista, lo que le costó un disgusto con los militares entonces, convocó elecciones constituyentes y efectivamente los partidos fueron capaces de sentarse, hablar, llegar a un borrador de Constitución que luego los españoles pudieron aprobar.
La herencia de Franco
A 50 años de la muerte de Franco podría pensarse que la figura autoritaria del militar y sus abusos han quedado en el olvido, pero Moreno explica que la herencia, o la sombra del dictador, son un proceso más complejo y usa como analogía la manera en que los científicos descubren un agujero negro.
A este se le detecta por los efectos que tiene alrededor, la gravedad, porque la luz se desvía, hay gravedad muy intensa en un espacio y eso lleva a deducir que ahí hay un agujero negro pero el fenómeno es invisible a simple vista.
Con la herencia del franquismo pasa algo similar.
“Tantas décadas de dictadura, de falta de libertad, de ignorancia, no se borran tan fácilmente, La herencia del franquismo es un agujero negro. Es algo que no vemos pero cuyos efectos sí se detectan en la política española.
No fue fácil (desmontar la estructura del franquismo). Para empezar, hay que recordar que en el año 81 hubo un intento de golpe de Estado, lo que demuestra que parte de las Fuerzas Armadas y de la sociedad hasta ese momento no había asumido lo que significaba la transición a la democracia, se resistían, y ese golpe de Estado fue fue la prueba evidente de que eso era así.
“Luego, al año siguiente, el Partido Socialista gana las elecciones con una mayoría abrumadora, 202 diputados de 350, eso le le da una legitimidad para desmantelar lo que quedaba de esa mentalidad.
Hubo una reforma militar, muchísimos militares pasaron a la reserva, se estableció en claridad la línea de mando, la primacía del gobierno y de los civiles, hubo un trabajo legislativo y político que hacer y también social, que se hizo.
En el año 85, España entra en la Unión Europea, y ya que ya somos un miembro de pleno derecho de la Comunidad Europea, poco a poco se va desmantelando la estructura y van cambiando las mentalidades”.
