FLOTILLA GLOBAL SUMUD

Flotilla Global Sumud: periodista de El País narra las agresiones vividas en Israel

"El que no obedezca nuestras órdenes sufrirá las consecuencias", fue el mensaje contra los tripulantes del barco Captain Nikos al ser abordador por el Ejército de Israel

Créditos: EFE
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Carlos de Barrón, periodista del periódico español El País, relató su experiencia, definida como "inhumana y extrema", durante el cautiverio de tres noches en una cárcel israelí, tras la intercepción de la misión humanitaria Flotilla Global Sumud.

Barrón viajaba a bordo del barco Captain Nikos con el objetivo principal de llevar ayuda y medicamentos a la Franja de Gaza.

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La misión comenzó a ser interceptada la madrugada del jueves. El Alma, líder de la misión, fue el primero en ser asaltado por militares armados. A bordo del Captain Nikos, presenciaron cómo varios barcos militares los rodearon, aunque en varias ocasiones se desviaron para abordar otras embarcaciones, como el Spectre.

Finalmente, el Captain Nikos fue abordado a las 6:30 am. Al menos cuatro barcos militares los rodearon, y una docena de militares subió a bordo, exigiéndoles ir a la cubierta mientras los encañonaban con metralletas.

El mensaje era claro: "El que no obedezca nuestras órdenes sufrirá las consecuencias". Los militares destruyeron cámaras, registraron la nave y comprobaron que se habían arrojado los cuchillos de cocina al mar para demostrar el carácter no violento de la misión. Barrón señaló que el trato recibido por los militares en el barco fue "correcto, mejor incluso de lo esperado".

Lo peor vino al tocar tierra en Israel

Cinco horas después, la tripulación fue llevada al puerto israelí de Asdod. Allí les esperaba una multitud de policías y el ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, a quien identificaron como el "cerebro de la operación".

El escenario cambió drásticamente al pisar tierra firme. Dos policías los hicieron avanzar con las manos atrás para luego obligarlos a ponerse de rodillas. Ben Gvir, descrito como uno de los miembros más ultras del Ejecutivo de Benjamín Netanyahu, los increpaba diciéndoles: “Son unos terroristas”. No se les permitía levantar la cabeza.

Le dan codazo al periodista de El País

Durante el proceso de registro para la ficha policial, un agente vio el chaleco de prensa de Barrón y, tras decir “prensa, ¿eh?”, le propinó un codazo en la nuca para forzarlo a mantener la cabeza agachada. Permaneció en esa postura, con la cabeza por debajo de la cintura durante aproximadamente una hora.

Posteriormente, los detenidos estuvieron casi tres horas hacinados en un furgón policial bajo altas temperaturas, lo que generó mucha angustia. Tras quejarse, los policías encendieron el aire acondicionado a máxima potencia, manteniéndolos congelados durante cinco o seis horas hasta llegar a la prisión. Las risas de los guardias al verlos bajar iban acompañadas de comentarios como “pobres terroristas”.

Más detalles de las humillaciones vividas en la flotilla

Una vez en la cárcel del sur de Israel, que duró tres noches, Barrón se reencontró con algunos compañeros. Pudo ver cómo otros tripulantes, Lionel Simonin y Pascal André, eran transportados con los ojos vendados y con grilletes en manos y pies. Simonin presentaba una visible marca en la cara, "fruto de una agresión".

El periodista reportó que se produjeron humillaciones, maltrato psicológico, agresiones físicas e intimidaciones cuyo objetivo era hacerlos sentir vulnerables.

El patrón de abuso se repitió durante las tres noches. Cada dos o tres horas, seis a ocho agentes armados con fusiles de asalto, pistolas, escopetas y gas pimienta, y a veces con perros, irrumpían en la celda. Los apuntaban con sus armas a partes vitales como el corazón o la cabeza, siendo visible el puntero láser verde. De manera aleatoria, cambiaban a varios presos de celda, lo que generaba gran temor.

Barrón fue denegado acceso a comida o agua potable durante más de 12 horas desde la detención. Nunca tuvieron acceso a agua potable, y cuando la pedían, los guardias respondían con sonrisas o un "después, después", que nunca llegaba. La comida era de estado "cuestionable" o directamente caducada.

El acceso a medicinas estaba prohibido. Dos personas diabéticas en su módulo pasaron tres días sin insulina ni atención médica. Cuando se exigió un doctor, la respuesta inicial de los guardias fue: “No hay médicos para animales como vosotros”. A una mujer de 70 años con problemas de corazón que necesitaba pastillas, le respondieron: “Será un problema cuando se le pare el corazón”.

Barrón y sus compañeros liberados el domingo concluyeron que si Israel era capaz de tratarlos así, siendo muchos occidentales de países con relaciones con Israel, se preguntaban qué harían con los presos palestinos.

El sentimiento generalizado entre los reclusos fue la "impunidad total". Se calcula que alrededor de cien personas siguen detenidas, muchas en huelga de hambre.