TRANSICIÓN EN EU

Hungría, el modelo de Trump para controlar a los medios

La manera en que Viktor Orban, gobernante de Hungría, ha silenciado a la prensa crítica puede ser un anticipo de lo que busca el próximo presidente de Estados Unidos. El resultado sería un socavamiento de la democracia

Créditos: Especial
Escrito en MUNDO el

Los movimientos recientes en Meta, la compañía que gestiona las redes sociales Facebook, Instagram y Meta, parecen indicar que algunas de las fuentes principales de información para los estadounidenses dan un giro hacia el conservadurismo y Mark Zuckerberg, su creador, trata de tender una relación amistosa con Donald Trump.

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En un artículo publicado por el diario inglés The Guardian el autor se pregunta si la democracia sobrevivirá a una segunda presidencia de Trump. Esto es lo que dice el medio.

Un cambio de personal directivo en una empresa de medios sociales en el que participa un exviceprimer ministro británico puede no parecer demasiado relevante para este acalorado debate. Pero la decisión de Nick Clegg de dejar Meta como responsable de asuntos globales, y la elección de su sucesor, pueden indicar cómo muere la democracia occidental: no con fuegos artificiales, sino por desgaste silencioso.

El puesto de Clegg será ocupado por su adjunto, Joel Kaplan, un republicano que trabajó en la administración de George W. Bush. Es alguien que, según un informe del Washington Post de 2020, presionó para evitar que Meta tomara medidas contra “docenas de páginas que habían difundido noticias falsas” antes de las elecciones de 2020, bajo el argumento de que “afectaría desproporcionadamente a los conservadores”. Como dijo un columnista de MSNBC, su ascenso es otra señal de que Meta se adapta para ser más amigable con el movimiento MAGA (Hacer a Estados Unidos grande de nuevo por sus siglas en inglés).

El poder de las redes en la información

Meta importa: El 33% de los estadounidenses dicen que obtienen regularmente sus noticias de Facebook, y el 20% de Instagram. Trump, por su parte, ha retratado a Mark Zuckerberg como una amenaza, y lo acusó de conspirar contra él en las elecciones presidenciales de 2020. En su libro más reciente, “Save America”, lo amenazó con enviarlo a la cárcel por el resto de su vida si volvía a hacerlo. Ahora ha habido un cambio de tono. Zuckerberg cenó con su posible carcelero en Mar-a-Lago; el portavoz de Trump ha declarado desde entonces que el magnate tecnológico “quiere apoyar la renovación nacional de Estados Unidos bajo el liderazgo del presidente Trump”.

¿Cuál será exactamente la dirección de la moderación de contenidos de Facebook? Clegg había nombrado al Consejo de Supervisión de Meta, encargado de moderar los contenidos, y una empresa de estudios de mercado con enchufe sugiere que el nombramiento de Kaplan “indica que Meta podría reconsiderar sus políticas de moderación de contenidos, especialmente las relacionadas con el discurso político”.

X, antes conocida como Twitter, se ha convertido progresivamente en un pozo negro de extrema derecha bajo la propiedad de Elon Musk, a través de cambios en el algoritmo, es decir, qué tipos de cuentas reciben más impulso. Un estudio descubrió que el sitio tenía un sesgo pro-republicano antes de que el empresario respaldara a Trump en julio de 2024, pero que sólo se aceleró después.

El ejemplo de Hungría

Se podría decir que un fantasma recorre la democracia estadounidense: el fantasma de Hungría. Allí, la democracia no fue derrocada por tanques en las calles, detenciones masivas o violencia paramilitar. El líder del país, Viktor Orbán, se describió en una ocasión como un “liberal agnóstico”, y su partido Fidesz pertenecía aparentemente al centro derecha convencional. Pero, en el poder, marchó hacia la extrema derecha, oponiéndose agresivamente a los inmigrantes y a los derechos del colectivo LGBTQ+. El Tribunal Constitucional se llenó de simpatizantes de Orbán, las fronteras electorales se redibujaron favorablemente, se purgó a los funcionarios y las leyes contra la sociedad civil culminaron con la llamada Ley de Protección de la Soberanía Nacional, que amenazaba con multas y penas de cárcel a cualquiera que se considerara bajo influencia extranjera.

Lo ocurrido con los medios de comunicación húngaros es revelador, ya que no fueron censurados, pero el régimen puso el sistema público de radio y televisión bajo el control de sus leales, y los disidentes la denunciaron como una “máquina de propaganda”. Los empresarios afines a Orbán compraron medios de comunicación y se aseguraron de que su línea editorial coincidiera con la del gobierno. Ahora, con la nueva ley de soberanía, se ha llegado a la represión. Podríamos llamar a este proceso “Orbnización”.

Los medios, sometidos

Si miramos a Estados Unidos es evidente que uno de los dos gigantes de las redes sociales, X, se ha convertido en una máquina de propaganda trumpista mientras el otro está claramente acobardado. Trump ha empezado a demandar a las organizaciones de medios de comunicación, declarando que quiere “enderezar a la prensa” y Musk amenaza con lo mismo. Es probable que el resultado sea un efecto amedrentador, combinado con la perspectiva de la autocensura.

Incluso antes de las elecciones, el Washington Post y Los Angeles Times se negaron a apoyar a un candidato, una decisión que, según la opinión general, obedecía al temor a represalias. ¿Qué medidas podrían tomarse contra las organizaciones de medios de comunicación cuando los aliados de Trump disponen de la maquinaria estatal? Bueno, puede haber pretextos para investigaciones y enjuiciamientos vejatorios.

Lo que Hungría nos dice es que se puede vaciar la sustancia de la democracia por otros medios que no sean la violencia. Algunos podrían objetar a esta comparación, señalando que las tradiciones democráticas de Hungría son mucho más débiles que las de Estados Unidos. Es cierto, pero es un hecho que Trump, especialmente en su versión actual, es significativamente más extremista que Orbán. El autócrata húngaro puede hablar de una “democracia antiliberal” pero Trump ha amenazado con procesar o castigar a sus supuestos oponentes más de 100 veces desde 2022, cuando empezó a prepararse para la campaña presidencial.

Su opción para encabezar el FBI, Kash Patel, incluso ha elaborado lo que los críticos llaman una "lista de enemigos”. Este Trump más extremista disfruta de mayorías en ambas cámaras y en el tribunal supremo. ¿Y qué ocurrirá si se produce una crisis durante su presidencia, como un gran atentado terrorista o protestas turbulentas? Durante las protestas de Black Lives Matter tras el asesinato de George Floyd, el deseo de Trump de enviar al ejército fue anulado: ¿ocurrirá lo mismo esta vez?

Tal vez no. Tal vez incluso un sistema democrático desesperadamente defectuoso mantenga a raya lo que varios ex asesores de Trump describen como sus simpatías “fascistas”. Pero la amenaza de una lenta e insidiosa “Orbánización” es real. La democracia no se derrumbará de repente: puede que simplemente retroceda en silencio, entre bastidores, hasta que sea demasiado tarde para darse cuenta.