Tras la convalidación del triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones del pasado 28 de julio, por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, y el posterior rechazo de la oposición, la crisis política se agudiza sin que se vislumbre una salida cercana al conflicto entre el oficialismo y la oposición, y cuyas repercusiones impactan negativamente a la población.
Hasta ahora, las fuerzas políticas en conflicto parecen teder únicamente dos salidas al conflicto, o que Maduro permanezca en la presidencia o que termine su mandato e inicie el de Edmundo González Urrutia, candidato de la oposición. Cualquiera de estos dos escenarios se plantea de forma unilateral por ambas partes sin mediar entre ellos.
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No obstante, sea cual sea el resultado final, la población será la que sufra las repercusiones directas de esta disputa que amenaza no solo la estabilidad política del país, sino también, la económica y social. Por un lado, el oficialismo se rehúsa a perder el poder, por el otro, la oposición se aferra a la esperanza de cambio y exige la transición sin tener los recursos para forzarla.
En medio de esto queda la comunidad internacional, la cual intenta mediar entre las partes sin mucho éxito. La propuesta de nuevas elecciones, realizada por Brasil y Colombia, ha sido rechazada por Maduro y la oposición.
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Los escenarios para el fin de la crisis en Venezuela
Nada cambia
El primer escenario para el fin de la crisis en Venezuela es que las cosas permanezcan como están, es decir, que Maduro, pese a la presión internacional y a la lucha de la oposición, conserve el poder a costa de sumir al país en una crisis económica y social sin precedentes.
Para ello, Maduro debe jugar a largar la crisis, mientras la oposición juega contra reloj. Entre más tiempo pase, la crisis perderá visibilidad a nivel internacional y la oposición perseguida por el oficialismo irá perdiendo fuerzas, permitiendo a Maduro estabilizar una vez más su mandato y continuar reinando sobre los venezolanos, hayan votado por él o no.
El activista y exdirectivo de la oposición, Jesús “Chúo” Torrealba, declaró en entrevista con el medio BBC, que “el tiempo hoy no es un vector en el cual pasan las cosas, sino un arma política en una contienda”.
Sin embargo, señala, en está ocasión, la oposición es una “oposición empoderada”, que no se va a resignar a que las cosas sigan igual. Es una oposición que está a la “ofensiva” mientras el gobierno de Maduro está a la “defensiva”.
En el mismo sentido, Mariano de Alba, un abogado próximo a la oposición y experto en diplomacia, señala que “el gobierno le está apostando a una especie de escenario intermedio entre el statu quo y la profundización”.
“Está dispuesto a profundizar el autoritarismo si tiene que hacerlo para tratar de mantenerse en el poder, pero preferiría un statu quo para evitar las reacciones y decisiones que en la práctica anulan las perspectivas de una recuperación económica, lo que seguiría aumentando el descontento masivo”, afirma.
Empeora la crisis
La permanencia de Maduro llevará a que la comunidad internacional imponga nuevas y más rigurosas sanciones económicas contra su gobierno, lo que dañaría aún más la economía del país, orillando a los venezolanos a vivir en condiciones aún más críticas mientras Maduro reafirma su control aumentando la represión a costa de aislar al país del resto del mundo.
Una Venezuela aislada, a la cual habría que sumar el gran número de venezolanos que de continuar Maduro en el poder optarían por emigrar, provocaría que la situación del país sea cada vez más oscura y se asemeje a dictaduras como la de Nicaragua. La salida llegaría tras el hartazgo de la población y una subsecuente revuelta nacional.
Se negocia la transición
La única herramienta que parece factible para la oposición, quien carece de la fuerza para obligar a Maduro a renunciar al poder, es la negociación, pero para ello apuestan a que la cúpula se fracture mediante la presión internacional y acepte sentarse a la mesa de negociación.
Sin embargo, la oposición se ha negado a la realización de nuevas elecciones, mientras Maduro sigue afianzando su dominio y control del país pese a las críticas de la comunidad internacional, quien ha mostrado una postura tibia a la hora de abordar la crisis en Venezuela.
Torrealba plantea como escenario para la realización de nuevas elecciones que estas “sean antecedidas por un gobierno de coalición, con un relevo de las autoridades militares y electorales y sin las condiciones desequilibradas y antidemocráticas en que se dieron las elecciones (del mes pasado)".
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VGB