Vladimir Putin comenzó la invasión de Ucrania el 23 de febrero de 2022. Estamos a un paso de iniciar el tercer año de la guerra, pero como van las cosas es probable que haya un cuarto año de una guerra no convencional que pasa por más de 50 mil muertos en Ucrania, según algunas fuentes, con Volodímir Zelensky atornillado en la silla del poder.
En una larga conversación con Rubén Beltrán, embajador eminente y miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), hace un repaso de cómo las razones geopolíticas de siglos fueron el argumento por el que Vladimir Putin decide invadir Ucrania, en una acción fuera de la legalidad, pero que el concierto mundial no ha podido detener pese que organismos como el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados habla de al menos 6.4 millones de ucranianos fuera de su país, y de ellos 6 millones en Europa.
Te podría interesar
Para el imperio ruso siempre ha sido muy importante esa llanura extensa al oeste de Moscú, que es donde hoy se encuentra Ucrania y Bielorrusia y siempre ha buscado asegurar el dominio o por lo menos un acceso fluido al Mar Negro.
“Esos son los intereses básicos de Rusia. Y perdón por la grosera simplificación de lo que estoy diciendo y eso no ha variado. Hay que recordar, por otro lado, que las dos grandes invasiones, no las únicas, pero las dos invasiones más importantes que sufrió el imperio ruso y después la Unión Soviética fueron a través de esas llanuras que son Bielorrusia y Ucrania. Por ahí entraron el ejército napoleónico y el ejército nazi”.
Ya en los años 90, James Baker, secretario de Estado de Estados Unidos dijo que en la extensión de la OTAN “señor Secretario General, ni una pulgada más hacia el Este”. Pero ocurrió que la OTAN se fue extendiendo al Este, con los Países Bálticos, Polonia, Hungría… y ya a inicios del Siglo XXI comenzó la discusión sobre la incorporación de Ucrania, lo cual a la fecha sigue pendiente.
¿Es la causa única? Es el antecedente, explica Beltrán, quien como embajador en Moscú pudo conocer diplomáticamente a Vladimir Putin.
“Con el tiempo, misiles estratégicos de la OTAN fueron colocados en los antiguos países de Europa del Este, lo cual constituyó una amenaza a seguridad nacional de Rusia, de acuerdo con su concepto. Esa expansión hacia el Este de la OTAN ha sido considerado, y así lo expresó Putin desde que tomó posesión cuando sale Boris Yeltsin del poder… pero los norteamericanos y los occidentales señalaron que no se había firmado nada”.
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN y ex primer ministro de Noruega, reiteró hace poco la misma idea. Pero hace algunos años, en 2008, en Bucarest, Putin se opuso a la invitación que la OTAN le estaba haciendo, en ese momento, a Ucrania y a Georgia para sumarse a la organización.
De entonces a la fecha ocurrieron varias cosas: hubo una intervención rusa en Georgia, que dio pie al nacimiento de dos nuevas naciones: Abjasia y Osetia del Sur, que a la fecha se mantienen convulsas. En paralelo, recuerda el embajador Rubén Beltrán, inicia un fuerte movimiento opositor en contra de Víctor Yanukovich, quien en 2014 es destituido y huye de su país. En esos años esa revuelta separatista mete en aprietos a Ucrania: Donetsk y Lugansk, que quedan en poder de separatistas rusos.
En 2014, Rusia fue expulsada del G8 (hoy G7) con motivo de la anexión de Crimea. Putin empezó desde diciembre de 2021 a posicionar fuerzas alrededor de la frontera con Ucrania, de más de 150.000 hombres. Hubo intentos de Occidente y de los Estados Unidos de convencer a Rusia para evitar la invasión.
“Y así es como el 24 de febrero 2022 inicia la invasión por el este y por el norte de Ucrania. Para mí es más importante que el 25 de febrero va a iniciar el tercer año de la invasión, el tercero de guerra”.
Pero “a pesar de que entendamos las causas, nada justifica la invasión de otro país. El derecho internacional nos provee de otros medios para solucionarlo y todos debemos de, en mi opinión, condenar esa invasión porque violenta el derecho internacional, las normas internacionales. México, un país que ha sufrido invasiones, tiene que sumarse a esa condena. Y ello no quita que México tenga una actitud constructiva para buscar la paz. Y yo diría más, me consta, me consta por lo que vivimos en 2014 y 2015, cuando México condenó la agresión a Ucrania, que en esa época, en ese momento Rusia entendió, nunca iba a salir aplaudir”.
Para el embajador Beltrán “estamos entrando a un umbral muy muy riesgoso en un tercer año de consecuencias lamentables y con costos altísimos para todos, pero el costo humano es gravísimo. Ya lo has comentado en los muertos y desaparecidos en combate son decenas de miles, aunque no hay ninguna cifra confiable que nos lleve a señalar cuál es el maldito tablero de muertos y heridos. No lo tenemos, pero sí sabemos de los refugiados y los desplazados, porque también hay varios millones de desplazados internos en Ucrania, lo cual es una desgracia adicional”.
Además, “es muy peligrosa la normalización del estado de guerra. Es decir, finalmente las poblaciones y hablo de la población rusa y la población ucraniana, además de las alarmas de que puede haber un bombardeo, bueno, la gente tiende a continuar su vida de la mejor manera y a tratar de llevar una vida más o menos normal”.
Y por un lado, está el bloque occidental que está apoyando la causa ucraniana “con sus propias razones, sus propios motivos, y por otro lado se está conformando un bloque euroasiático que está también apoyando a Rusia. Y digo, me atrevo a decir, euroasiático por dos motivos, ¿por qué? Porque Rusia es en sí misma una entidad euroasiática sin forma, por definición. Y podríamos hablar de Eurasia, pero en la ecuación tenemos que meter a China, India, Corea del Norte e Irán. Son países asiáticos, todos y no todos intervienen igual y no todos tienen la misma categoría. No todos son, no todos podemos decir que son compinches o aliados iguales. Pero sí hay muchos de mis colegas se esfuerzan y los propios rusos inclusive se esfuerzan a hablar de hablar de un mundo multipolar”.
Para colmo, “la eventual llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es un evento que está causando muchas, muchas olas y hoy en día si vemos lo que lo que sucedió en la Conferencia Seguridad de Munich, que terminó el 19 de febrero de 2024 y la primer ministro de Dinamarca, Mette Frederiksen, lo puso de una manera clarísima: pase lo que pase, no importa lo que pase en Estados Unidos, Europa debe aprender a defenderse sola. Punto y seguido. Ucrania es parte de Europa".
Fíjate que cita tan, tan poderosa, pero que al mismo tiempo refleja lo que emanaba y lo que está emanando de las conversaciones en muchos lados. Es decir, Estados Unidos por decisión propia no va a poder estar y por capacidades no va a poder estar interviniendo en todo, aunque tenga secretarios de Estado que vuelen por todo el mundo.
Es decir, se puede prever “un abandono total o semi abandono de Europa y de la OTAN por un nuevo gobierno de Trump. Estamos especulando, pero Europa tiene la necesidad de establecer sus propios mecanismos de defensa militar y lo que vemos ya hoy en día es el incremento importante en el gasto militar en todos los países de Europa”.
Rubén Beltrán anticipa: “Podemos querer, y escuchamos en todos lados que Rusia sea derrotada. Eso, salvo una hecatombe, no va a suceder en lo militar. Y esta guerra, este conflicto, va a terminar en un acuerdo, un acuerdo muy difícil. Pero las teorías maximalistas de hoy en día nos hacen prever el famoso plan de Zelenski, que implica que Rusia se saliera de todos los territorios, incluyendo de Crimea, pues eso no va a suceder, eso no va a suceder a menos que suceda una catástrofe y ninguno queremos una catástrofe”.
“¿Entonces el tercer año y el cuarto año de la guerra van llevar a una solución? Independientemente del resultado, cuando Rusia voltee a occidente, ¿sabes qué va a haber? No va a haber una frontera, va a haber línea divisoria con Europa, que se va a parecer más a una línea de frente que a una frontera común y corriente”.
Respecto de México, el diplomático dice que “México tiene una posición compleja, porque tiene que ser un buen socio, un buen aliado, etcétera, pero también deberá preservar, en mi opinión, un claro carácter de independencia en su política”.