Hace unas décadas, los padres de Mikey Cullen, empleados en el sector público, pudieron comprar una casa en la ciudad a pesar de estar en sus veintes. Hoy, Cullen, un profesor de secundaria de 27 años, vive con su madre después de abandonar la casa que compartía con nueve compañeros, de acuerdo con una historia publicada por el diario The Wall Street Journal.
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La razón detrás de esta decisión es clara: el costo de la vivienda en Dublín ha alcanzado niveles insostenibles. Rentar un apartamento de una habitación consumiría la mayor parte de su salario, y comprar una vivienda está completamente fuera de su alcance, ya que el precio medio de una casa equivale a ocho veces su ingreso anual.
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“Los precios en Irlanda son una locura. Ser dueño de una casa no es factible”, lamentó Cullen, quien representa a una generación que enfrenta enormes desafíos para independizarse.
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La situación no es exclusiva de Cullen. Según un informe encargado por el gobierno irlandés, el 59% de los adultos irlandeses entre 20 y 34 años vivían con sus padres en 2022, un aumento significativo frente al 38% registrado una década antes. Este incremento es el más alto entre los principales países europeos y refleja una tendencia preocupante.
El panorama de la vivienda en Irlanda está marcando a toda una generación, que se encuentra atrapada entre alquileres exorbitantes y precios de compra inalcanzables. La crisis no solo está limitando las opciones de vida, sino que también está alimentando un debate nacional sobre la necesidad urgente de reformas en políticas de vivienda.
El caso de España
La escalada en los precios de la vivienda se ha convertido en un problema prioritario en España y ha derivado en movilizaciones masivas en distintas ciudades del país, sobre todo en Madrid y Barcelona, en demanda de políticas que faciliten el acceso a una casa, en especial para los jóvenes.
Pese a que las competencias en materia de vivienda están transferidas a las autoridades regionales, el Gobierno del socialista Pedro Sánchez ha apostado durante 2024 por fomentar el alquiler asequible y ha cerrado el ejercicio con el anuncio de una gran empresa pública de vivienda.
Una iniciativa que se sumará al registro electrónico anunciado para regular los alquileres de temporada, turísticos y de habitación y frenar la oferta ilegal y los fraudes.
También se ha avanzado en facilidades para el alquiler joven, se han desbloqueado grandes desarrollos inmobiliarios y se pide a las regiones medidas para controlar los precios de los alquileres.
Tanto los agentes sociales como el sector inmobiliario reclaman un pacto de Estado sobre vivienda con foco en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones, aunque la actual fragmentación política -con un Gobierno en minoría que precisa de pactos para sacar adelante sus iniciativas parlamentarias- aleja esa posibilidad.
Los expertos coinciden en que existe un preocupante problema de oferta para atender el aumento de la demanda que está dando como resultado un encarecimiento de los precios, tanto de compra como de alquiler.
Duplicar el ritmo actual de producción es uno de los grandes desafíos y, para ello, el sector inmobiliario insiste en que es crucial la seguridad jurídica para atraer capital extranjero sin el que resulta imposible abordar la construcción de viviendas que necesita el país.
También demanda un acuerdo para reformar la Ley del Suelo y facilitar más terrenos públicos, agilizar licencias y medidas para resolver la preocupante falta de mano de obra en el sector.
La subida de precios, imparable
Mientras, la escalada de precios, tanto de venta como de alquiler, parece imparable.
La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de bajar los tipos a partir de junio calentó aún más el sector en España hasta el punto de que se estima que 2024 concluirá con más de 620,000 compraventas.
En este contexto, los expertos no vislumbran una tregua de precios que, en algunas zonas, superan ya a los récords que se alcanzaron en el "boom" de la llamada burbuja inmobiliaria, que culminó en 2007 y dio paso a una crisis en el sector.
La falta de oferta está detrás de esta tendencia alcista, que continuará en 2025.
Con información de Efe
