A un año del inicio del gobierno de Javier Milei, es momento de analizar los resultados económicos de su gestión basándonos en datos reales y su impacto en el bienestar de la población, de acuerdo con un análisis de Eduardo Garzón, Doctor en Economía y Empresa quien es profesor en la Universidad Autónoma de Madrid.
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Un superávit público a costa de las mayorías
El principal objetivo de la administración Milei ha sido generar un superávit fiscal destinado al pago de la deuda pública, especialmente con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este enfoque ha implicado una extracción de renta significativa de familias y empresas argentinas. Sin embargo, no todos han sido afectados por igual: jubilados, beneficiarios de programas sociales, empleados públicos y sectores como la construcción y la educación superior han sido los más perjudicados.
Una economía en declive
La contracción de la actividad económica ha sido inevitable. Entre enero y octubre de 2024, la economía cayó un 7%, situándose actualmente un 2,6% por debajo del nivel inicial, o un 3,6% si se excluye el sector agrícola, que repuntó tras la sequía de 2023. Mientras que los sectores primario e intermediación financiera muestran crecimiento, actividades clave como la construcción, la industria y el comercio han sufrido graves retrocesos, impactando directamente a los sectores que concentran el 44,5% del empleo total.
Pérdida de empleo y retroceso histórico
El mercado laboral ha experimentado una crisis profunda. El país ha perdido más empleos en el último año que en cualquier otro período comparable desde 2008. El sector de la construcción ha caído a niveles previos a la crisis de ese año, y la industria ha registrado un retroceso similar. Esto contrasta con los años de recuperación pospandemia, marcando una ruptura negativa.
Salarios erosionados y precios en ascenso
Aquellos que conservaron su empleo tampoco han escapado al deterioro. Los salarios han quedado rezagados frente a la inflación, especialmente en el sector público y entre los trabajadores no registrados, quienes han perdido más del 20% de su capacidad adquisitiva.
Los jubilados tampoco han sido la excepción, con una caída del poder adquisitivo del 14,3% si se cuentan los bonos congelados, y del 3,4% sin ellos.
Desregulación y disparada de precios
La liberalización de mercados clave ha incrementado los precios de manera significativa. Ejemplos evidentes incluyen:
- Alquileres en Buenos Aires, cuyos incrementos superan al Índice de Precios al Consumidor (IPC).
- Combustibles, cuyo precio casi se ha cuadruplicado tras la eliminación de subsidios.
- Servicios de salud prepagos y medicamentos, que han registrado aumentos desproporcionados.
- Consumo privado en mínimos históricos
- El encarecimiento de bienes esenciales y la pérdida del poder adquisitivo han reducido drásticamente el consumo. Ejemplos notables:
- El consumo de carne bovina se encuentra en su nivel más bajo histórico.
- Las compras en supermercados han caído mes a mes.
- La venta de combustibles está en mínimos de dos años.
Esta caída del consumo ha incrementado los niveles de pobreza e indigencia. Según datos oficiales del primer semestre de 2024, la pobreza alcanzó niveles comparables a los de la crisis de 2001, afectando de manera desproporcionada a los niños.
¿Un logro cuestionable?
El gobierno de Milei ha destacado como su mayor logro la desaceleración de la inflación en los últimos meses. Sin embargo, este fenómeno no responde a un éxito estructural, sino a la incapacidad de los vendedores de trasladar nuevos incrementos de precios ante un mercado con menor demanda.
El balance del primer año de Javier Milei al frente del gobierno revela un país económicamente debilitado y socialmente más desigual. Aunque algunos sectores han salido beneficiados, la mayoría de los argentinos enfrenta un retroceso en su calidad de vida. La sostenibilidad de esta política económica y su impacto en el futuro del país siguen siendo temas de intenso debate.