Políticos, funcionarios gubernamentales de alto rango y contratistas de defensa de Estados Unidos, estarían entre los blancos de una red de espionaje para un país extranjero, a saber: Rusia, China, Corea del Sur o Israel, quienes supuestamente financian seis burdeles de lujo en los suburbios de Boston y Washington, D.C., para atraer a sus presas y que caigan en una "trampa de miel".
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Los burdeles son gestionados por una mujer surcoreana de 41 años de edad, pero las autoridades han identificado también a hombre surcoreano de nombre Han Lee, como el presunto autor intelectual de esta red de espionaje. Además, se han identificado a otros dos surcoreanos, Junmyung Lee, de 30 años, y James Lee, de 68 años, como partícipes de esta red de mujeres usadas con fines de espionaje.
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Pese a que los cabecillas son personas de origen surcoreano, un exoficial superior de operaciones de la CIA ha declarado en entrevista para el diario estadounidense DailyMail, que los burdeles podrían ser tapaderas para China u otros países. "Tener a los coreanos al frente podría haber sido una bandera falsa para dar a China o a otro país una negación plausible si el complot se desmoronaba", dijo.
Entre los clientes habituales de los “burdeles de lujo” se encuentran miembros del Congreso, oficiales militares y contratistas de seguridad nacional que "poseían autorizaciones de seguridad", además de ejecutivos corporativos, profesores, abogados y científicos, señalaron las autoridades estadounidenses. Los clientes pagaban tarifas de hasta 600 dólares la hora.
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Para atraer a los clientes, los Lee supuestamente crearon sitios web cuyo supuesto propósito era ayudar a los fotógrafos a encontrar modelos femeninas que buscaran trabajo. Los investigadores creen que la red había ganado más de 1 millón de dólares cuando fue desmantelada el pasado mes de noviembre.
Hasta el momento, las autoridades estadounidenses no han podido identificar a alguno de los supuestos clientes de esta red con fines de espionaje, pero aseguran que pronto podrían ser desenmascarados tras emprender acciones legales contra los relacionados con ella, de la cual, se tienen identificados a 28 personas participes tan solo en Massachusetts.
Expertos en inteligencia consultados por el DailyMail han señalado que gestionar toda esta red de espionaje requería que los organizadores fueran capaces de obtener documentación emitida por el gobierno, tal como identificaciones, por lo que, posiblemente haya funcionarios de cierto nivel involucrados en ella.
Además, los organizadores de esta red, requerían contactos telefónicos y de correo electrónico, información del empleador y registros de tarjetas de crédito, según los registros judiciales. Curiosamente, numerosos funcionarios políticos, militares y empresariales lo proporcionaron todo sin pestañear y procedieron a tener relaciones íntimas en un apartamento que, por lo que sabían, estaba equipado con equipos para grabar imágenes de vídeo y audio.
Una vez inmersos los objetivos en una relación con las chicas que trabajan para esta red de espionaje, ellas se encargaban de obtener información comprometedora, para convertirla en un arma para que ellos les proveyeran de acceso a secretos de estado, aseguró un ex oficial de la CIA al medio estadounidense.
Hasta el momento la investigación aún sigue e curso, pero podría convertirse en un escándalo mayor dependiendo de los funcionarios y militares que se hayan visto inmersos en ella, pero sobre todo, dependiendo del nivel de información confidencial que hayan podido obtener.
VGB