“La Línea A cada día está más mal, cada rato se nos descompone o se nos inunda mucho, se para y debemos buscar otro medio para llegar a nuestras casas”, así la describe Rosario Galindo Rosales, frecuente usuaria quien vive en la colonia Lomas de San Isidro, cerca de la terminal La Paz.
Doña Rosario refiere que cuando llueve los trenes se detienen y dejan de dar servicio. Cuando eso pasa, ella debe llegar por Netzahualcóyotl, pero invierte más tiempo y gasta más dinero para hacerlo.
“La última vez que se inundó me gasté 150 pesos y me hice una hora más”, continúa doña Rosario, entrevistada por La Silla Rota en las escaleras de La Paz, del lado derecho en dirección a Pantitlán.
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Desde ahí empiezan parte de las fallas de la línea, las cuales afectan a personas vulnerables. Para llegar a la entrada de la estación doña Rosario debe caminar por una calle de terracería encharcada y luego subir unas escaleras cuyos escalones están gastados o rotos. Por el mal estado de ese acceso, hace dos meses se cayó.
“Están resbalosas y feas las escaleras”, se queja.
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En la estación La Paz hay un elevador, pero ya cerca de la taquilla que da directo al andén. Sin embargo, doña Rosario no lo puede usar porque no tiene tarjeta para ingresar. Resulta que cuando fue a tramitarla a Salto del Agua, en el Centro Histórico de la CDMX, no le resolvieron su petición.
Infraestructura desgastada y en zona de hundimientos
Los gobiernos federal y capitalino ya anunciaron una nueva rehabilitación a la Línea A, que el 12 de agosto cumplió 34 años y desde entonces ha recibido cinco rehabilitaciones, la más reciente en 2015.
En ese entonces ya se tenía diagnosticado que al estar asentada en la zona de mayor hundimiento del subsuelo en la ciudad, compuesto de suelos arcillosos de alta compresibilidad con presencia de estratos duros, eso ha dado lugar a hundimientos diferenciales que han originado a su vez, desplazamientos horizontales y verticales del cajón estructural, grietas y fracturas en muros y losas, deformación de vías y deficiencias en la fijación de los elementos que la integran.
El cajón estructural es una estructura de confinamiento que sostiene y protege el sistema de vías contra filtraciones, hundimientos y deformaciones del terreno, comunes en Zaragoza.
“Esta problemática puede dar lugar a una falla intempestiva del cajón estructural poniendo en riesgo la seguridad del público usuario, por lo que continuamente se llevan a cabo actividades de monitoreo para verificar el comportamiento de la estructura, así como trabajos de mantenimiento preventivo y correctivo generándose, por consiguiente, altos costos de mantenimiento, dando lugar a que no cumpla satisfactoriamente con el objetivo de operación de la línea”, según el documento 11 Compromisos con los Usuarios, publicado en 2014.
En el mencionado documento, publicado luego del aumento al precio del boleto del Metro en 2013 de tres a cinco pesos, se adelantaba que el mantenimiento se haría en 2015 y recomendaba que el siguiente debía hacerse 10 años después. Ese plazo ya se cumplió.
El 3 de junio la presidenta Sheinbaum dijo, luego de las lluvias del 2 de junio que colapsaron a la Línea A, que será rehabilitada a partir de enero de 2026. El 5 de agosto la jefa de Gobierno, Clara Brugada, reconoció que la línea tiene problemas y fallas y adelantó que ya se trabaja en un proyecto ejecutivo para atenderla.
Reparación inconclusa
El documento 11 Compromisos del Metro de 2014, que abordaba la problemática de toda la red del STC, exponía que uno de los retos que entonces enfrentaba la Línea A era brindar accesibilidad a personas vulnerables como son los adultos mayores, las mujeres embarazadas y personas con alguna discapacidad.
Establecía metas para las seis estaciones de la Línea A en las que no había elevadores: Agrícola Oriental, Canal de San Juan, Guelatao, Peñón Viejo, Acatitla y Los Reyes. Se planteaba el objetivo de instalar 16 elevadores para personas con discapacidad o con dificultad para caminar o subir y bajar escaleras y explicaba su importancia y explicaba su importancia.
“No se cuenta con condiciones adecuadas de accesibilidad, generándose una falta de equidad entre los distintos sectores de la población que requieren hacer uso de este servicio. Esto se hace evidente cuando los usuarios que no pueden subir y bajar escaleras, no pueden beneficiarse con el uso de un medio de transporte rápido y una tarifa accesible como el Metro”.
La Silla Rota constató en su recorrido que, a 10 años de la difusión del documento, sigue habiendo la misma falta de accesibilidad, pues no se colocaron los proyectados elevadores en esas seis estaciones.
El mismo documento reconocía que también había condiciones de inseguridad por el ingreso a las instalaciones de personas ajenas al Sistema de Transporte Colectivo.
Inseguridad acecha
Del lado derecho de la estación se ve una cuadra, más terracería, más adelante unas vías de tren y luego un cerro con casas. En los 30 años que doña Rosario lleva viviendo ahí, la seguridad apenas ha mejorado, asegura. Ocurrió cuando pusieron un puente encima de las vías, porque es común que durante las madrugadas haya tres o cuatro trenes parados.
La gente que usaba el Metro a las 5am debía meterse entre los vagones, que se convertían en una trampa que los atracadores aprovechaban. Ahora hay menos robos porque la gente usa el puente, pero en la noche el sitio es tan inseguro que doña Rosario de plano prefiere llegar por taxi o micro.
Ahora que el gobierno capitalino anunció que rehabilitará la Línea A, doña Rosario espera que cuando cierren las estaciones, haya transporte de apoyo para los pasajeros de Santa Martha a La Paz, porque cuando cierran por lluvias no lo reciben.
“Luego dicen que hay y no es cierto, solo los ponen hasta Santa Marta, acá cierran y debemos buscar el modo de llegar a esa estación. Lo mismo cuando hay lluvias. Hace 10 años -cuando también fue rehabilitada- fue complicado y había que buscar vías alternas”, rememora.
También desea que las autoridades arreglen las fallas que provocan las inundaciones en las vías cuando hay lluvias, que llevan a los cierres de la Línea A y se convierten en un dolor de cabeza para los usuarios, principalmente entre Santa Martha, Los Reyes y La Paz, ya en el estado de México.
Un ejemplo fue el 30 de julio, cuando el servicio fue suspendido por la filtración de agua a las vías. Otras ocasiones fueron el 26 de julio, un mes antes, el 26 de junio y el 2 del mismo mes, en pleno inicio de esta agitada temporada de lluvias.
Más recientemente, el 4 de agosto las estaciones Los Reyes y La Paz cerraron por las fallas en una catenaria. Algo similar ocurrió el 11 de junio. Luego, el 10 de agosto toda la línea cerró antes, a partir de las 10:00 pm por trabajos de instalaciones eléctricas y electrónicas entre Guelatao y Tepalcates. Se prestó servicio de RTP en el tramo Pantitlán-Santa Marta, pero no se hizo lo mismo de Santa Marta a La Paz.
También se ha suspendido el servicio por el ingreso de personas a las instalaciones del Metro. El 9 de julio un hombre en situación de calle se subió a la catenaria, la parte de arriba que soporta los cables eléctricos que se conectan al tren.
Entre vibraciones, paso lento y grafitis
La Silla Rota realizó un recorrido por las 10 estaciones de la Línea A. Precisamente en el tramo entre Los Reyes a La Paz es donde se siente mayor vibración. Pero desde Peñón Viejo a Acatitla se siente una bajada en las vías, y de Acatitla a Santa Marta hay un tramo exterior lento y sólo en una parte subterránea es más rápido. En los exteriores es posible ver hundimientos, como entre Guelatao y Peñón Viejo.
De Santa Marta hacia Los Reyes hay un tramo con paredes internas grafiteadas, señal de que ha habido personas que pueden ingresar a las instalaciones.
Oquedades son un riesgo
El tema de las oquedades está latente alrededor de la Línea A. Apenas el 13 de agosto se presentó una, cerca de la estación Canal de San Juan, donde a unos metros del camellón donde pasan los trenes se abrió un socavón de dos metros de ancho, 4 de largo y 4.5 de profundidad.
En el citado documento de 2014 ya se tenía detectado el riesgo de oquedades que se da a partir de la sobreexplotación de agua en la zona, dando lugar a la pérdida de apoyo de la losa de fondo del cajón estructural.
“Debido a esta situación se generan esfuerzos en la estructura, para los cuales no fue diseñada, que provocan deformaciones y fallas en el cajón, en demérito de la seguridad de las instalaciones, la calidad del servicio y la continuidad en la operación de la Línea A”, se lee en el documento.
Buscan coordinarse con otras autoridades
Apenas el 7 de agosto de este año, el STC Metro dio a conocer que se reunió con autoridades municipales de La Paz, para buscar una solución a la acumulación de agua en época de lluvias que se registra en el exterior y afecta y rebasa a la línea.
En un boletín del STC se recordó que cuando se inauguró la Línea A, no había gran densidad demográfica cerca de las estaciones La Paz y Los Reyes.
Otro punto que se abordó es brindar un servicio de apoyo al transporte a los usuarios que se quedan sin Metro con las inundaciones, especialmente en el tramo de La Paz y Los Reyes. Al respecto, representantes de rutas concesionadas manifestaron su disposición de apoyar en esas circunstancias, pero para ello solicitaron que las vialidades sean transitables en la zona.
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Datos
La Línea A tiene 10 estaciones. Fue la primera de rodadura férrea. Cruza las alcaldías Iztacalco, Iztapalapa y el municipio de Los Reyes, La Paz, en el estado de México.
Sus estaciones son Pantitlán, con correspondencia con las líneas 1, 5 y 9. Agrícola Oriental, Canal de San Juan, Tepalcates -correspondencia con la línea 2 del Metrobús- Guelatao, Peñón Viejo, Acatitla, Santa Marta -correspondencia con el trolebús de Chalco y el Cablebús-, Los Reyes y La Paz.
Mide en total 17.192 kilómetros y fue inaugurada el 12 de agosto de 1991.
VGB