El aumento de 1.50 pesos al transporte público concesionado en la Ciudad de México, que entró en vigor el 1 de noviembre, ya se siente en los bolsillos de miles de capitalinos. Mientras el gobierno defiende la medida como necesaria para “mejorar el servicio”, los usuarios calculan que el impacto económico será de más de 100 pesos adicionales al mes sólo para llegar a sus trabajos, la escuela o negocios.
Así lo calcula Berta Ortiz, quien vende zapatos por catálogo. Toma tres camiones de ida y tres de vuelta, todos los días, desde Xochimilco hasta el Centro para comprar los zapatos que vende.
“Son seis pasajes al día, nueve pesos más. Parece poquito, pero ya son más de cien pesos al mes”, dice en entrevista con La Silla Rota, mientas espera el camión que la llevara al Centro por 9.50 pesos.
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Como Berta, miles de usuarios comenzaron esta semana a resentir el incremento de 1.50 pesos autorizado el fin de semana de Día de Muertos al transporte público concesionado (camiones, microbuses y vagonetas).
Se trata de un incremento del *25 por ciento a la tarifa mínima, que pasó de 6 a 7.50 pesos*, el mayor ajuste en varios años.
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El gobierno capitalino defendió la medida como “una decisión técnica, financiera y social” destinada a “mejorar la seguridad, comodidad y eficiencia de los traslados”. Durante una conferencia de prensa, el secretario de Movilidad, Héctor Ulises García Nieto, sostuvo que el aumento representa “tan solo entre 30 y 45 pesos al mes”, para el usuario promedio.
“Reconocemos que este incremento es un sacrificio para algunas personas, pero cada centavo deberá reflejarse en la seguridad de cada traslado”, afirmó García Nieto.
Sin embargo, en la calle, los cálculos son otros. La mayoría de las personas consultadas por La Silla Rota este lunes 3 de noviembre, aseguran que el golpe a la economía familiar será mayor al estimado por las autoridades.
“Mi esposo y mi hijo también usan transporte. Así, entre los tres, el aumento nos va a costar más de 300 pesos al mes”, explica Berta.
“Un día más de trabajo para pagar el aumento”
Silvia Pérez, empleada doméstica, espera el camión que la llevará a su trabajo en Calzada de Miramontes, a unos pasos del paradero de Tasqueña.
Ante la pregunta de qué le parece el aumento al transporte público, responde que “bien, mientras haya unidades más seguras”. Sin embargo, al hacer cuentas, afirma que el aumento le costará “un día más de trabajo al mes”.
Silvia es empleada doméstica, gana entre 400 y 450 pesos diarios y, hasta la semana pasada, gastaba 160 pesos semanales en transporte. Sin embargo, ahora, con el aumento, tendrá que pagar 190 pesos en camiones, equivalentes a 30 pesos más a la semana o 120 extras al mes.
De la misma forma, Oscar, trabajador de limpieza, lo ve como un golpe directo a un ingreso que ya no alcanza. “Está tremendo, ¿eh? Yo tomo tres o cuatro camiones al día. Son como 120 pesos extra al mes. Se paga luz, agua, teléfono… y ahora esto”, reclama.
Asunción Peralta, quien viaja desde Ciudad Universitaria hasta Eje 3 Sur para su trabajo, hace cuentas parecidas. “Son cuatro camiones diarios. Nomás fíjese que hay veces que no tenemos ni para el pasaje. Y pues ni modo o pagar o te vas caminando”.
Transportistas pedían hasta 4 pesos de aumento
El gobierno de la Ciudad de México sostiene que el ajuste fue producto de “meses de diálogo” con las organizaciones de transportistas, tras las movilizaciones y bloqueos que éstos realizaron durante el año.
El secretario de Gobierno, César Cravioto, explicó que se buscó un punto intermedio entre las demandas de los concesionarios, que pedían aumentos de hasta cuatro pesos y la “protección al bolsillo ciudadano”.
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“Había quien pedía igualar las tarifas del Estado de México o subir tres pesos. La posición del gobierno fue poner en el centro las mejoras al servicio y el bolsillo de los capitalinos. Por eso el aumento solo fue de 1.50”, declaró.
Por su parte, la Fuerza Amplia de Transportistas (FAT) celebró el acuerdo como un “triunfo para el pequeño empresario” y aseguró que el sector opera “en quiebre económico” desde hace años.
En su comunicado, la FAT sostuvo que el incremento de 1.50 pesos permitirá evitar el desempleo de miles de operadores y “salir del círculo vicioso de que con una tarifa baja no se puede mejorar el servicio”.
El gremio se comprometió a mantener limpias las unidades, retirar vidrios polarizados y portar uniformes, además de garantizar revisiones periódicas y condiciones de seguridad para los pasajeros.
En tanto, las autoridades capitalinas subrayaron que, pese al aumento, la CDMX sigue teniendo la tarifa más baja del país. En el Estado de México el pasaje mínimo cuesta 14 pesos; en Monterrey y Guadalajara, más de 10. Pero la comparación no consuela a quienes viven al día.
“No es mucho, dicen. Pero cuando uno hace las cuentas, ya es demasiado”, dice Berta, resignada.
djh