En apenas 30 minutos, un camión de la ruta 22 que corre de Periférico Oriente al Centro de la Ciudad de México cometió infracciones al reglamento de Tránsito de la Ciudad de México que representarían sanciones por 18 mil pesos. En el mismo lapso, del otro lado de la ciudad, un microbús de la ruta 18 cometió faltas equivalentes a 10 mil pesos.
Ambas unidades fueron seguidas por La Silla Rota días después de que el Gobierno capitalino anunciara un aumento de 1.5 pesos a la tarifa del transporte público concesionado, con el argumento de que el ajuste permitiría “mejorar el servicio” y garantizar una conducción más segura.
Sin embargo, los recorridos confirman que buena parte del sector sigue operando como antes del incremento: sin placas visibles, a exceso de velocidad y violando las reglas básicas de seguridad.
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Cinco infracciones en 31 minutos
El seguimiento comenzó sobre avenida Zaragoza, a la altura del Metro Gómez Farías. El camión de la ruta 22 con destino a Valerio Trujano, en el Centro Histórico, subió y bajó pasajeros en el segundo carril, invadió el carril confinado del Metrobús, se pasó un semáforo en rojo y excedió el límite de velocidad en varios tramos.
A lo largo del trayecto, la placa trasera era imposible de ver ya que el camión estaba cubierto casi por completo de publicidad comercial que tapaba ventanas, carrocería y matrícula. Sólo en ese recorrido, las faltas equivalen a más de 18 mil pesos en sanciones.
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Durante el recorrido, el camión de la ruta 22 cometió las siguientes infracciones:
- Ascenso y descenso de pasajeros en el segundo carril de circulación: 100 UMAs (Artículo 23, fracción III)
- Exceso de velocidad: 10 UMAs (Artículo 9)
- Invasión del carril exclusivo del Metrobús: 20 UMAs (Artículo 11, fracción X)
- Pasarse el semáforo en rojo: 10 UMAs (Artículo 10, fracción VI)
- Placa trasera oculta por publicidad: 20 UMAs (Artículo 45, fracción I) Total estimado 18 mil 102 pesos.
En el norte, otra micro repite el patrón
En el norte de la ciudad, otra unidad, de la ruta 18, que corre del Zócalo a la colonia Esmeralda, en la alcaldía Gustavo A. Madero, repitió el mismo patrón de violaciones. En menos de dos kilómetros, el microbús superó los límites de velocidad, rebasó ciclistas a menos de metro y medio de distancia, se detuvo sobre pasos peatonales y cajas de moto-bici, cruzó un semáforo en rojo, arrancó sin esperar que los usuarios abordaran por completo y circuló todo el trayecto con las puertas abiertas. La micro, identificada con el número 1080530 pero sin placas visibles, acumuló infracciones por más de 10 mil pesos.
En el caso del microbús de la ruta 18, se registraron las siguientes faltas:
- Circular con las puertas abiertas: 10 UMAs (Artículo 22, fracción V)
- Exceso de velocidad: 10 UMAs (Artículo 9)
- Rebasar a ciclistas a menos de 1.5 metros: 10 UMAs (Artículo 22, fracción II)
- Detenerse sobre cebra peatonal y cajas moto-bici (dos ocasiones): 10 UMAs (Artículo 10, fracción VI)
- Pasarse el semáforo en rojo: 10 UMAs (Artículo 10, fracción VI)
- Arrancar sin esperar a que los usuarios suban completamente: 10 UMAs (Artículo 22, fracción V)
- No portar placas: 20 UMAs (Artículo 45, fracción I) Total estimado:10 mil 182 pesos.
Según los cálculos de La Silla Rota basados en el valor de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) 2025, las infracciones cometidas por ambas unidades equivalen a 28 mil 285 pesos. Ninguna de las unidades fue detenida ni sancionada.
Los acuerdos que no se cumplen
La noche del 31 de octubre, la administración de Clara Brugada anunció un aumento de 1.5 pesos a la tarifa del transporte público concesionado tras una reunión con representantes de los transportistas. El secretario de Movilidad, Héctor Ulises García Nieto, afirmó que el ajuste buscaba “mejorar las condiciones de viaje, garantizar la seguridad y modernizar la flota”.
A cambio, los concesionarios se comprometieron a cumplir una serie de reglas de operación como respetar los límites de velocidad y los carriles confinados, evitar el uso del celular, mantener higiene en las unidades, portar uniforme, detenerse sólo en paradas autorizadas y ofrecer una conducción segura y respetuosa. Sin embargo, las observaciones de La Silla Rota muestran que, a dos semanas del ajuste, esas reglas se incumplen sistemáticamente.
“Siguen igual que siempre”
Los usuarios consultados por La Silla Rota aseguran que la conducción agresiva, las puertas abiertas y el exceso de velocidad son parte de la rutina diaria, a pesar de que el gobierno capitalino prometió “cero tolerancia” a este tipo de conductas.
“Subieron la tarifa, pero manejan igual que antes”, dice María de los Ángeles, usuaria habitual de la ruta 18. Cada mañana toma la micro en Calzada de Guadalupe para llegar a su trabajo en la colonia Centro.
Varios coinciden en que el aumento “no se nota” más que en el bolsillo de los propietarios del transporte. “Nos dijeron que el aumento era para mejorar el servicio, pero las micros están igual de viejas y sucias”, comenta el señor Jorge, quien viaja todos los días desde San Juan de Aragón al Centro. “Siguen igual que siempre”, afirma.
gph