El transporte público en la Zona Metropolitana del Valle de México movió mil 389 millones de pasajeros entre enero y agosto de 2025, casi 50 millones más que en el mismo periodo de 2024, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El repunte general, de 3.6%, está encabezado por el Metro que pasó de 748.1 millones de usuarios los primeros ocho meses de 2024 a 806.8 millones en 2025, un incremento de 7.8%, asociado a la reapertura de varios tramos de las Líneas 1 y 9, que durante meses anteriores habían estado en rehabilitación.
Otros sistemas que crecieron fueron el Trolebús, con un aumento de 12.5% de usuarios y el Tren Ligero, que subió 28.4%, impulsado por la incorporación de nuevos trenes con el doble de capacidad. El Mexibús también registró un alza de 8.4%, mientras que el Mexicable creció 9.6%.
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Pero el avance no ha sido parejo. Tres sistemas que habían mostrado estabilidad en años recientes han perdido usuarios. El Metrobús ha perdido 11 millones de pasajeros (-3.7%) en 2025; mientras que la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) mantiene una caída de 26.9%.
Asimismo, el Cablebús, a pesar de haber estrenado una nueva Línea, mantiene una tendencia de uso a la baja de 0.4% interanual. Tan sólo en agosto 2025 perdieron medio millón de usuarios en comparación con agosto de 2024.
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Cambios en los hábitos de movilidad
A pesar del balance general positivo, la reducción en tres medios de transporte que habían mostrado un crecimiento sostenido desde su creación revela un comportamiento complejo de la movilidad urbana.
“La movilidad es dinámica, no estática. Las personas cambian sus necesidades de viaje día con día”, explica Víctor Alvarado, experto en movilidad y académico en entrevista con La Silla Rota.
“Una baja en la demanda puede deberse a que la gente ya no realiza los mismos trayectos, cambia de empleo o elige otros modos más convenientes”, afirma.
El especialista apunta que la amplia oferta de transporte en la Ciudad de México también genera competencia entre ellos. “Quien antes usaba el Cablebús, quizá ahora prefiere un microbús o una ruta zonal que lo deje más cerca de su destino”.
El caso del Cablebús: entre el miedo y el horario
Aunque su descenso es sólo de 0.4%, el Cablebús llama la atención por haber reducido su afluencia a pesar de contar con una nueva línea. De acuerdo con testimonios recabados por este medio, algunos usuarios evitan el sistema por temor a que las cabinas deje de funcionar debido a las lluvias o por los horarios de cierre a las 23 horas, factores que influyen en la elección de otros medios.
“Ahí hay una oportunidad clara”, señala Alvarado. “El gobierno no ha sabido sensibilizar al usuario sobre la capacidad de seguridad y operación del sistema. Comunican en redes que el servicio se detendrá por lluvia o viento, pero la gente no lo asimila. Falta una estrategia para generar confianza”.
El experto también recuerda que el Cablebús se pensó con una doble función: el transporte y atractivo turístico, inspirado en modelos de Medellín y Bogotá. “Al inicio, los días de mayor demanda eran los domingos, porque la gente quería conocerlo. Pero esa parte turística se perdió y hoy la afluencia depende de los viajes cotidianos”.
La caída de RTP y el ajuste del Metrobús
El RTP, que perdió más de una cuarta parte de sus pasajeros, enfrenta un escenario distinto. Según Alvarado, parte de la reducción se asocia a ajustes de rutas, unidades fuera de operación y competencia directa con el Metro y Trolebús en algunos corredores. “Puede ser que las personas estén migrando a sistemas más rápidos o con mejor frecuencia”, apunta.
En el caso del Metrobús, la caída de casi 4% podría estar relacionada con reacomodos temporales de pasajeros del Metro, así como con la saturación y lentitud en horas pico, lo que lleva a algunos usuarios a buscar alternativas. “Tal vez algunos usuarios que no podían usar el Metro por las obras de modernización, usaban el Metrobús; ahora que abrieron, regresaron al Metro”, explica.
Pese a la baja, el Metrobús sigue siendo el segundo sistema más utilizado del país, con más de 290 millones de viajes al año.
Aumento de uso de transporte público es positivo
Para Alvarado, el aumento general de la movilidad en transporte público es positivo. “Es bueno que más personas se trasladen en transporte público y no en automóvil particular”, afirma. “El reto es garantizar que este crecimiento se traduzca en calidad del servicio, seguridad y certidumbre del viaje”.
“Que un modo pierda pasajeros mientras otro los gana no es necesariamente negativo, significa que el sistema empieza a funcionar de manera interconectada”, afirma.
El reto, concluye Alvarado, está en mejorar la comunicación con los usuarios y garantizar la calidad de los servicios, no sólo en aumentar la cifra de viajes. “El usuario es el actor principal. Si no se le da seguridad, comodidad y certidumbre, buscará otras opciones, aunque el sistema crezca”.
