En los pasos a desnivel de San Antonio Abad, a punto de ser sometidos a renovación dentro de los arreglos que se hacen a Calzada de Tlalpan de cara al Mundial de Futbol 2026, hay desde sencillas papelerías y fondas, hasta un taller de restauración y galería de arte.
La Galería Frida exhibe un acervo de 81 cuadros de retratos, paisajes y desnudos por debajo del río de autos que pasan por la calzada que une al centro de la Ciudad de México con el sur de la urbe.
No hay que pagar para apreciar la fiesta de formas y colores visibles en esas obras. Sólo se requiere pasar por ese paso, por el que se ingresa por unas escaleras despintadas y algo despostilladas.
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En las entrañas de este paso a desnivel también hay una cafetería, con un toque antiguo, al lado de la galería y una estética. El 15 de octubre pasado ese paso a desnivel se convirtió también en el centro de reunión de representantes de otros pasos subterráneos, preocupados por el anuncio de que serán rehabilitados por el gobierno local.
De los 34 pasos a desnivel, conocidos como bajopuentes, que hay a lo largo de la Línea 2 del Metro, se rehabilitarán los 12 ubicados entre Plaza Tlaxcoaque y la estación Chabacano. El mismo tramo donde se colocará la llamada Calzada Flotante, una de las obras para embellecer la ciudad, de cara al Mundial de Futbol.
Aunque el gobierno capitalino informó que los locatarios entregaron de manera voluntaria los espacios para que se les renueve y queden lugares dignos, limpios y seguros donde puedan desarrollar sus actividades comerciales, los vendedores tienen otra versión.
Dicen que el secretario de Gobierno, César Cravioto, les pidió salirse y ofreció apoyarlos con el pago de tres meses en una plaza comercial, pero los siguientes meses ya correrían por su cuenta. En esa visita también estuvo el director general de Servicios Metropolitanos (Servimet), Carlos Mackinlay.
En un video divulgado por Cravioto se le ve recorrer los pasos a desnivel. Con una carpeta en mano y acompañado de otros funcionarios, garantiza que regresarán y que tendrán más clientes.
Pero entre los comerciantes corre el temor de que los envíen a alguna plaza comercial dominada por el comercio chino, o que no haya espacio para tener una galería como la de Frida.
“No nos queremos ir, no queremos dejar esto porque a nadie le costó a más que a nosotros. ¿Por qué no les interesó antes cuando estaban solos? Cuando estaban ahí que nadie les interesaba. A ver por qué no les interesa el que sigue”, reclama Silvia Luna, de la Galería Frida.
No son para turistas
Jair Torruco, de la Agrupación Popular Independiente de México, que representa a comerciantes de 12 pasos a desnivel, dice que los comerciantes dudan que los pasos a desnivel sean visitados por los turistas, aún cuando se les renueve, ya que la CDMX sólo será sede de cinco partidos y los visitantes recibirán la recomendación de no moverse por ciertas zonas.
Tanto Torruco como Silvia Luna, de la Galería Frida, dicen que tienen documentos que muestran que el gobierno capitalino les permitió ocupar esos espacios; cuando fue inaugurada la Línea 2 del Metro, en los años 70, esos espacios no tenían comercios.
Ambos relatan que luego del sismo de 1985 los espacios comenzaron a ser segmentados por comerciantes y aseguran que ellos fueron quienes han puesto el piso y las cortinas de los locales, además de las rejas con que son cerrados los pasos.
Pedirles a los comerciantes que se salgan es para que el gobierno instale tiendas de conveniencia o bodegas chinas como las que tienen invadido al Centro Histórico, sospechan.
Espacios autogestionados
Los pasos a desnivel se convirtieron en espacios autogestivos, donde los locatarios pusieron los recursos para instalarse, lo que explica las diferencias entre unos y otros. Algunos tienen un piso de concreto, frío y húmedo y en otros hay azulejos y mayor limpieza.
En el de Lorenzo Boturini, ya se observan algunos locales con las cortinas abajo y acumulan basura y suciedad. Ahí está la tienda que atiende Ivette Romero, vecina de la colonia Tránsito, quien recuerda que su papá llegó al lugar en 2010 a través de la organización Unión Popular Revolucionaria Zapata (UPREZ).
Gestionaron ante el gobierno capitalino la autorización para construir en el lugar, poner las paredes divisorias y las cortinas metálicas, así como la reja de entrada a los pasos a desnivel. Los comerciantes de ese paso pagaron las rejas y pidieron que se instalaran medidores de agua y luz, pero al poco tiempo vino la disolución de la Compañía de Luz y Fuerza y la tarea quedó pendiente; desde entonces, los comercios se “cuelgan” de la red eléctrica, reconoce Ivette.
“Nosotros como vecinos empezamos a mantener el espacio limpio y seguro para la comunidad”, dice en el local, que ya tiene poca mercancía, unos dulces y unos refrescos, porque ella y los demás tienen de plazo hasta el 21 de octubre para dejarlo.
Ese lugar es frío y una razón es que se inunda seguido. Incluso su papá tuvo problemas en las rodillas porque se la vivía ahí abajo. Fue desde hace cuatro meses que les informaron que el gobierno capitalino ya quería cobrar renta a los locales de los pasos a desnivel.
“Nosotros no estuvimos de acuerdo. Como ya se lo dije, nosotros construimos. Ellos no han aportado nada”, dice. La rehabilitación del espacio, con uso de maquinaria pesada, durará alrededor de ocho meses, les dijeron las autoridades.
“No cierren la pozolería”
La entrada del desnivel de San Antonio Abad y avenida del Taller parece amenazante. Hay algo de basura y los escalones están gastados.
Pero a diferencia del otro desnivel, este luce con azulejo en el piso y está impecable, sin humedad ni basura. Ahí se encuentra una pozolería que se anuncia con cartelitos de papel desde el exterior. En el restaurante, una de sus clientas, doña Irma, pide no cerrar los desniveles peatonales.
Dice que ella tenía mala idea de los desniveles, pero un día bajó, olió y comenzó a probar el pozole. Se volvió cliente habitual y no le gusta la idea de quedarse sin ese rico platillo. “Sí quiero seguir comiendo pozole rico, económico y saludable. Sí me gustaría que el público viera y apoyara que tenemos que apoyarnos”.
La Silla Rota buscó a la Secretaría de Gobierno para ampliar la información sobre los pasos a desnivel y cómo apoyarán a los comerciantes. La dependencia pidió que la información se solicitara a Servicios Metropolitanos, que ofreció dar una entrevista con el director general.
Contexto: En 2018, en la primera legislatura del Congreso de la Ciudad de México, la diputada de Morena Paula Soto propuso un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Obras y Servicios, a la de Seguridad Pública y a las alcaldías Cuauhtémoc, Benito Juárez y Coyoacán bridar certeza y seguridad del uso y aprovechamiento de los pasos a desnivel subterráneos a la calzada de Tlalpan, desde el Circuito Bicentenario hasta Plaza Tlaxcoaque.
En el documento se hace un recuento de que después de los sismos de 1985, varias colonias aledañas sufrieron afectaciones, los pasos comenzaron a convertirse en sitios usados por delincuentes para realizar actividades ilícitas o como espacios para ejercer la prostitución y de pernocta “de indigentes”.
En la década de los 90, el entonces regente, Oscar Espinosa Villarreal buscó regularizar dichos espacios y otorgó concesiones para establecer locales comerciales en su interior “sin el respaldo de ningún instrumento jurídico para avalar dicho acto”, de acuerdo con el diagnóstico de la entonces panista, hoy militante de Morena.
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A partir de este octubre, Servimet colocó carteles en la entrada de los pasos subterráneos para decir que esos espacios son suyos y que nadie debía pagar renta a ninguna organización.
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