En Paseo de la Reforma, entre grúas y camiones de concreto, un nuevo edificio crece sin freno. Se trata de la llamada Torre Aeroméxico, un rascacielos de más de 40 niveles que, según documentos oficiales y autoridades, se construye sin la constancia de seguridad estructural ni los permisos completos exigidos por el Reglamento de Construcciones. Asimismo, de acuerdo con denuncias vecinales, la obra ha avanzado durante tres años amparada en facilidades administrativas vencidas y con medidas de mitigación poco claras.
La Torre Aeroméxico es uno de los proyectos beneficiados por el programa de Facilidades Administrativas implementado por el Gobierno de la Ciudad de México tras la pandemia de COVID-19, mediante el cual se permitió a desarrolladores iniciar obras sin contar con la totalidad de los permisos, con el compromiso de regularizarse en un plazo de un año.
En el caso de Reforma 445, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI) emitió el oficio SEDUVI/DGPU/5236/2022, fechado el 14 de diciembre de 2022, que autorizó dichas facilidades. El acuerdo otorgaba una vigencia de doce meses, contados a partir de esa fecha, plazo durante el cual debía cumplir con todos los requisitos legales y ambientales pendientes.
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Sin embargo, según el Comité de Participación Comunitaria (COPACO) de la colonia Cuauhtémoc, el plazo venció el 14 de diciembre de 2023 sin que el proyecto hubiese regularizado su situación y la propia SEDUVI, mediante el oficio SEDUVI/DGPU/1056/2024, determinó que el periodo de facilidades había concluido y ordenó el archivo del expediente, señalando que “las personas interesadas deberán suspender de manera inmediata la realización del proyecto”.
La Silla Rota tiene una copia de este documento, fechado el 20 de febrero de 2024. Asimismo, se buscó a la Secretaría de Planeación, Ordenamiento Territorial y Coordinación Metropolitana (Metrópolis) para confirmar la cancelación de estas facilidades; sin embargo, hasta la publicación de esta nota, no se han pronunciado al respecto.
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A pesar de ello, la obra no se detuvo y en septiembre de 2024, la alcaldía Cuauhtémoc registró la Manifestación de Construcción Tipo “C, nueve meses después de que concluyeran las Facilidades Administrativas y dos años después de haberse iniciado las obras.
“Si bien es cierto que este edificio calificó dentro de las Facilidades Administrativas que dio el gobierno de la CDMX en pandemia, SEDUVI el año pasado menciona que les cancela el registro debido al incumplimiento de las condiciones que se registraron en ese momento”, afirma en entrevista Salma Muñoz, activista en contra del llamado cártel inmobiliario.
La seguridad estructural en duda
Uno de los documentos que la desarrolladora no obtuvo es la Constancia de Registro de la Revisión por parte del Correspondiente en Seguridad Estructural, que es emitido por el Instituto para la Seguridad de las Construcciones (ISC) del Gobierno de la Ciudad de México.
Este documento acredita que un Corresponsable en Seguridad Estructural revisó los planos, cálculos, memoria técnica y estudio de mecánica de suelos del edificio, y que esa revisión fue registrada y validada ante la autoridad.
En el caso de la Torre Aeroméxico, el Instituto confirmó a La Silla Rota que la revisión estructural nunca se concluyó. “Este edificio solicitó la constancia hace ya varios años, en 2020, pero era un proyecto inconcluso. Se le hicieron observaciones y ya no supimos nada. No regresaron con el proyecto solventado”, explicó en entrevista Renato Berrón Ruiz, director general del ISC.
“Después, Sedema les hizo una observación y detectaron que no tenían la constancia. Ellos alegaron haber usado Facilidades Administrativas, pero ese tiempo ya había expirado. Cometieron una falta y no pudimos emitir la constancia porque la obra ya estaba en construcción”, añadió el funcionario.
De acuerdo con Berrón Ruiz, la ausencia de este documento impide garantizar que el proyecto haya pasado por una revisión estructural independiente, como exige el Reglamento de Construcciones.
El director del ISC reconoció también que algunas alcaldías otorgan manifestaciones de construcción sin exigir la constancia, pese a que el reglamento la establece como un requisito indispensable. “No deberían hacerlo, pero se hace. Hay muchos edificios que se construyen sin haber pasado por el Instituto. Es una omisión que debe ser sancionada”, advirtió.
Sin embargo, el funcionario capitalino afirma que no tiene “los dientes” para sancionar este tipo de irregularidades. “El Instituto no tiene facultades sancionadoras. Nosotros registramos los proyectos, pero son otras instituciones las que deben intervenir cuando una obra inicia sin el documento. Deberían clausurar e iniciar un procedimiento administrativo contra quien otorgó la manifestación sin haberlo tenido”, dijo.
El caso de Reforma 445, añadió, refleja un patrón que el Instituto ha identificado en distintas alcaldías: obras de gran escala que inician con trámites incompletos o fuera de tiempo, y que, aún así, reciben luz verde para continuar. “Hemos girado varios oficios a las alcaldías solicitándoles que no otorguen las licencias de construcción sin este documento”, reconoció.
Contradicciones en el proyecto
Además de la falta de la constancia estructural, vecinos de la colonia Cuauhtémoc aseguran que los datos sobre altura, número de niveles, sótanos y cajones de estacionamiento varían entre los estudios y manifestaciones registrados ante distintas dependencias.
De acuerdo con la revisión de COPACO, la Manifestación de Construcción Tipo “C” indica 37 niveles y 12 sótanos, mientras que el Estudio de Impacto Urbano de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI) reporta 46 niveles y 13 sótanos.
Incluso el número de cajones de estacionamiento no coincide entre las versiones oficiales. Mil 309 en la manifestación de la alcaldía, mil 565 en el estudio urbano y mil 096 en la Manifestación de Impacto Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA).
Para los vecinos, estas diferencias no son menores ya que alteran los cálculos sobre movilidad, consumo de agua, capacidad del drenaje y afectaciones ambientales. “Hay documentos con datos distintos. No sabemos cuál es el proyecto real que se está construyendo”, advierte una denuncia que será presentada por el COPACO de la colonia ante la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento (PAOT).
Medidas de mitigación ambiguas y sin consenso vecinal
Además de todo esto, para los vecinos, las medidas de mitigación presentadas por la desarrolladora son generales y poco transparentes. Según la Asociación de Residentes de la Colonia Cuauhtémoc los compromisos de mitigación ambiental y urbana del proyecto siguen sin definirse con precisión.
“Lo que nos dieron es muy ambiguo. Dicen que ‘tendrán que mejorar el entorno’, pero no especifican cómo. Puede significar plantar tres árboles o reparar una banqueta”, señaló la Asociación, que agrupa a residentes y comerciantes del perímetro afectado por la obra.
De acuerdo con los vecinos, el documento no detalla acciones ni plazos y no existen registros públicos de un plan de mitigación consensuado con la comunidad. “Hasta ahora, el único dato concreto es que tendrán un pozo de agua, que se conectará a la red de la ciudad, y una planta de tratamiento. Todo lo demás es muy general”, añadieron.
Los residentes sostienen que, ante el tamaño del proyecto y el número de personas que albergará, las mitigaciones deberían traducirse en obras específicas dentro de la colonia, enfocadas en drenaje, suministro de agua y movilidad vial. “Una torre de ese tamaño genera un impacto enorme. Deberían hacer intervenciones en Río Misisipi, Río Tíber y Río Atoyac para aliviar el tráfico y reforzar el drenaje”, mencionó.
La Asociación elabora actualmente un documento técnico con propuestas de mitigación, que planea entregar a SEDUVI y a la alcaldía Cuauhtémoc. “Estamos recabando sugerencias. Queremos que las medidas sean reales y no cosméticas. Si los impactos se quedan aquí, las soluciones también deben quedarse aquí”, afirman los vecinos.
Una colonia que no ve los beneficios
En la denuncia y las entrevistas, los habitantes de la Cuauhtémoc aseguran que, pese a los millones de pesos que aportan las grandes torres en derechos, licencias y obligaciones de mitigación, las condiciones urbanas del barrio no han mejorado.
“Tenemos ocho torres grandes en la colonia Cuauhtémoc, desde Torre Mayor hasta Torre Aeroméxico. Con lo que aportan, la colonia debería parecer Dubái. Pero seguimos con los mismos baches y banquetas rotas”, expresaron.
Para la realización de esta nota, La Silla Rota también buscó al Corporativo Reforma 445 para conocer su versión sobre las denuncias vecinales. Hasta el cierre de esta edición, no se obtuvo respuesta.
VGB
